@pablomieryteran
La grandeza del zócalo, la disciplina del ejército, el alboroto del pueblo viendo el desfile militar, la majestuosidad de la catedral metropolitana, un cielo azul y miles de soldado marchando con disciplina y gallardía, representando a más de 400 mil corazones -SEDENA, SEMAR, GUARDIA NACIONAL- plenos de amor a la patria, me hicieron sentir orgullo de ser mexicano.
Con ese orgullo, quizá un poco averiado y roto, mientras los soldados marchaban al son de los tambores, puse en orden 10 ideas -que recomiendo- para navegar con esfuerzo y paz en búsqueda de un México mejor.
México sólo hay uno y ahí cabemos todos, es como un mosaico que albergan todos los colores y que por más necios y cerrados que seamos, ni está roto, ni debemos romperlo y conste que lo hemos violentado pensando que solo nuestras ideas valen.
Cada mexicano, y ahí nos incluimos todos, puede soñar en el México que desea, el México de mis sueños, el México de mis amores; se vale soñar, más aún, se debe soñar.
Pero junto al sueño necesario está el México real, ese país pleno de luces y sombras que nos tocó vivir y ese México en lo que hay y debemos aceptarlo, quererlo y mejorarlo, en base a un esfuerzo personal y diario por crecer como persona.
Al final los países son y valen lo que son y valen las personas que los habitan, cada país tiene el gobierno que se merece.
La otra idea, delirante también, fue la del barco y el capitán, hay que distinguir siempre entre el país y su presidente. Los capitanes van y vienen, los barcos -con su grandeza- permanecen siempre y en nuestro México por hablar tanto del capitán estamos dejado de hablar del barco.
Viene cambio de capitán, para el que se va sea su lápida nuestro silencio, para quien viene, postura moderada, ubicación siempre.
Ni todo está bien, como asegurar unos, ni todo es un caos como aseguran otros; insultar, criticar, dividir, aborrecer y maldecir son los verbos favoritos de los fanáticos.
Me queda claro el cambio no se hace vía WhatsApp y que no aportan al país quienes difunden insultos, chistes y agresiones; tienen derecho a querer un México distinto, pero ese México no se construye en las redes ni en la división, ese México se construye en el esfuerzo diario, en la propuesta, en el diálogo, la aceptación, la inclusión, la aversión al fanatismo y en la lucha.