El Estadio Azteca es una quimera. A poco más de 20 meses para que la inauguración del Mundial 2026 se lleve a cabo, los problemas se agolpan en las oficinas del inmueble.
Uno que sigue sin resolverse es el de los palcos. Alrededor de 800 dueños y otros cinco mil con derecho a plateas esperan que el 31 de octubre, plazo perentorio para llegar a un acuerdo con Televisa, dueña del estadio, se cumpla el derecho que tienen a ingresar al Mundial.
El problema no es con FIFA, es con el dueño del estadio, porque éste aceptó tener los espacios disponibles para comercializar y no contaba con que esos palcos tienen propietarios”, afirma una fuente que por la situación legal que atraviesan, no puede dar el nombre.
El lunes pasado, miembros de la Asociación de Palcos charlaron con Félix Aguirre, director general del Estadio Azteca, quien les comunicó que todo va por buen camino.
Pero se duda de ello. Lo que quieren los dueños es que se respete su derecho de propiedad. Muchos los compraron desde que se hizo el estadio a finales de los años 60 y claramente el contrato dicta que es por 99 años con derecho a entrar a todos los eventos, así que se tiene legitimidad hasta el 2065”.
Para ello, varios dueños afirman que observaron el Mundial de México 1970 y 1986 sin problema, por lo que ahora no aceptarán que los reubiquen en las tribunas y que sus palcos se pierdan en la remodelación.
No importa que esto afecte al Mundial, de por sí las cosas no están bien con FIFA. Los dueños de palcos no darán un paso atrás porque se creará un antecedente de que se doblaron las manos. Hay un contrato de propiedad que se adquirió y no lo pueden deshacer”, afirmó la misma fuente.
En caso de que el 31 de octubre no se dé la resolución esperada de respetar su presencia en los partidos mundialistas, comenzarán las demandas judiciales.
Ya se tienen dos opciones. No podemos adelantar nada, pero lo que no queremos es dar espacio de tiempo, porque seguramente a seis meses del Mundial comenzarán a decir que es imposible frenar todo esto y que se jueguen los partidos. A los dueños de los palcos no les interesa el Mundial, si no hay juegos aquí por este problema, no les importa, esto va en serio”.
Se adelanta que entre manos tienen la idea de demandar después del Mundial porque en el contrato les aseguraban partidos de tres equipos en el Azteca, “y sólo está el América”.
El Estadio Azteca cuenta con 856 lugares de palco, de esos, 100 pertenecen a Televisa y son los que hasta el momento han entregado a FIFA.
Incluso, mandaron un informe a Zurich con ciertas modificaciones, pero con el mismo margen de ganancia para la FIFA después de la remodelación, la cual va retrasada.
Los palcos del Estadio Azteca están segmentados, casi todos son de 10 lugares y existen otros de 15 sitios, pero en las esquinas los palcos se reducen a seis lugares. En la Asociación de Palcos, cuyo presidente es el exfutbolista y político Manolo Negrete, se han juntado casi 800 afectados.
Muchos compraron su palco desde la inauguración del Estadio Azteca. De hecho, el primer palco fue un regalo que se hizo por sorteo y el ganador fue una persona en Irapuato, Guanajuato.
Actualmente el precio promedio de un palco en el Estadio Azteca oscila entre los 700 y 800 mil dólares.
Las remodelaciones del Estadio Azteca naufragan contra el tiempo.
El plan se ha reducido al mínimo por los elevados costos de transformación y ahora sólo se espera un embutacamiento diferente y la modernización de los vestuarios, sobre todo por el cambio de posición para trasladarlos de la portería norte a la zona intermedia del estadio.
Ya la FIFA está muy inquieta porque no les han permitido ver los avances como quisieran. Para que el Comité Organizador de México, que es un apéndice de Televisa, los deje entrar ha sido un problema, sólo han venido dos veces al año y no les han dejado tomar material videográfico de los avances”, confiesa la fuente que informó sobre los palcos.
Por lo mismo, la FIFA ha empezado a plantear la opción de cambios de sede de Ciudad de México, Toronto y Vancouver.
En el caso de las ciudades canadienses la población votó en contra de que se ingrese dinero público en los estadios, recordando sobre todo el déficit que tuvieron con los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 que les costó décadas sanear.
Con información de: Excélsior