En 2023, 251 millones de niños en el mundo no asistieron a la escuela, según un informe presentado por la Unesco en Brasil, durante la Reunión Global de Educación.
El dato revela una crisis educativa persistente y profunda, ya que la tasa de niños sin acceso a la educación ha bajado solo un 1 % desde 2015, mostrando un estancamiento preocupante en el progreso educativo mundial.
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2024 (GEM) destaca que la tasa global de niños sin escolarizar se ubicó en un 16 % en 2023. Sin embargo, existen grandes diferencias según el nivel económico de los países: mientras que en las naciones de altos ingresos solo un 3 % de los niños está fuera del sistema educativo, en los países de bajos ingresos uno de cada tres niños no asiste a la escuela.
Este desigual acceso a la educación afecta especialmente a África, donde la cifra de niños sin escolarizar ha aumentado en 12 millones en los últimos años, en gran parte debido a la falta de recursos y a un crecimiento económico insuficiente para sostener sistemas educativos adecuados.
Factores que afectan
El informe GEM también revela una preocupante caída en el rendimiento académico a nivel mundial. Desde 2012, el porcentaje de estudiantes que alcanzan el nivel mínimo de competencia ha disminuido 12 puntos en lectura y 6 en matemáticas. Manos Antoninis, director del informe, señala que el uso excesivo de la tecnología en el aula podría ser un factor que distrae a los estudiantes y afecta su aprendizaje.
En Brasil, por ejemplo, se está debatiendo la posibilidad de prohibir el uso de celulares en los colegios. Antoninis también menciona que la presión sobre los padres para equilibrar múltiples responsabilidades reduce el tiempo de apoyo que pueden ofrecer a sus hijos en el ámbito educativo, lo cual incide negativamente en el rendimiento.
Menor inversión y deuda creciente
El reporte también alerta sobre la reducción en el financiamiento de la educación a nivel mundial. Entre 2015 y 2022, el gasto público en educación disminuyó 0,4 puntos porcentuales del PIB, situándose en un promedio del 4 %.
Además, el gasto por niño se ha mantenido prácticamente sin cambios desde 2010, mientras que la proporción de ayudas internacionales para educación ha disminuido debido a otras crisis, como la guerra en Ucrania. En países de bajos ingresos, la espiral de deuda complica aún más la situación.
En lugares como Ghana y Zambia, los pagos de intereses de la deuda crecen más rápido que el gasto en educación, limitando el desarrollo del sistema educativo.
Antoninis destaca que invertir en líderes escolares sólidos podría mejorar el panorama educativo. “Los directores escolares son el segundo factor más importante que influye en los resultados del aprendizaje después de los profesores”, explica, recomendando que se liberen de tareas administrativas para centrarse en mejorar los programas educativos.
Con información de: Crónica