Federico Anaya Gallardo
Te conté la semana pasada, querida lectora, del proyecto cultural Disney/ABC durante la Guerra Fría y de cómo podíamos verlo concretizado en la película Recordarás Viena (Almost Angels) dirigida por Previn en 1962. Los coros y las voces infantiles forman, al parecer, un subgénero propio. Dando una vuelta rápida por la memoria podemos citar la francesa Les Choristes (Los Coristas) dirigida por Barratier en 2005; ó la estadounidense Boychoir (El Coro) dirigida por Girard en 2015. En ambas volvemos a ver la historia de Recordarás Viena: el chico marginal tratando de encajar en la escuela y en el coro; la competencia interna con sus pares; el buen maestro que logra sacar lo mejor del protagonista. Nota que sólo en una de estas tres películas (Les Choristes) el niño-actor usado para el papel central era efectivamente un cantante: Jean-Baptiste Maunier, n.1990, quien era miembro del coro Les Petits Chanteurs de Saint-Marc en la región de Lyon.
La fascinación con las voces infantiles es más compleja. En hispanoamérica tuvimos el extraño fenómeno del andaluz José Jiménez Joselito (n.1943) quien en la Liga 1 canta Granada de Agustín Lara en la película Bello Recuerdo/Así era mi madre de Antonio del Amo (1961). En Italia, el fenómeno lo representaba Roberto Loreti Robertino (n.1947) quien fue descubierto y administrado por un productor de la TV danesa llamado Volmer Sorensen. La conexión escandinava del Caso Robertino permitió que los discos del chico italiano se conocieran en el bloque soviético en los 1960s. Llegó a ser tan popular que la cosmonauta Valentina Vladimirovna Tereshkova (n.1937) –la primer mujer en viajar al espacio exterior– pidió en 1963, desde la nave que tripulaba, que le transmitieran las canciones de Robertino. (Wikipedia inglesa dixit.)
Al parecer, desde mediados de los 1960s y hasta bien entrados los 1970s, en la URSS estalló una manía por los coros infantiles. Si quieres acercarte a ese ambiente y esa época, te recomiendo ver la serie de doce episodios de la TV rusa titulada Хор (Khor, Coro) de 2019-2023. Fue dirigida en la Federación Rusa por Aliona Rayner (Алена Райнер, n.1980) para el Canal Uno (Первый Канал, www.1tv.ru). La serie había sido anunciada desde 2018 pero no se transmitió sino hasta Septiembre de 2023. Algunos de los protagonistas de más edad murieron durante la pandemia –luego de terminar el rodaje. (Agrego el cartel de publicidad y una foto del coro recreado en la película.)
Puedes encontrar la serie completa Khor en YouTube en varias páginas. En algunas se presentan los doce capítulos, como en las Ligas 3 (Видеосалон/Videosalón) y 4 (Киномикс/Kinomix); en otras se presenta en tres entregas –cada una con cuatro capítulos (Наш кинозал: Семейный/Nash Kinosal: Semeini/Nuestra Sala de Cine: Familia, primera entrega en la Liga 5). La función de subtítulos en ruso y traducción al español (vía la tuerquita de YouTube) funciona mínimamente –y aunque no es perfecta, te permite seguir en lo general la trama.
El 4 de Septiembre de 2018, el portal Кино-Театр.ру (Kino-Teatr.ru) publicó una lista de las novedades que la industria cinematográfica rusa estaba preparando para 2019. (Liga 6.) Allí aparece la serie Khor. Los críticos explicaron que “Canal Uno no se cansa de sentir frenética nostalgia por la URSS: ahora trae en la mira a Richard Sorge, Svetlana Alliluyeva [la hija de Stalin] y el Gran Coro de Niños de Popov.” (Puedes leer estas reseñas y otros textos directamente gracias al traductor Google que convierte automáticamente el Ruso al Castellano.)
En la página de Canal Uno (www.1tv.ru) hay una larga entrevista con la directora Rayner, colgada cuando –hace apenas dos meses– al fín se estrenó la serie Khor. (Liga 7.) Allí, Rayner explica que la serie se basó en parte en personajes históricos. El chico que aparece en el póster de publicidad de la serie Khor es Oleg Chugunov (Олег Чугунов) quien interpreta al muchacho de clase baja Yura Soloviov (Юра Соловьев) quien ingresa tardíamente al coro y destaca de inmediato por su voz. Yura debe sobreponerse a la envidia del solista titular, etcétera… El personaje de Yura está inspirado directamente en Sergei Seryozha Paramonov (Сергей Сережа Парамонов, 1961-1998).
Agrego aquí una foto de Seryozha en una de sus más famosas actuaciones como solista. Si comparas esta foto con las de la serie de TV de 2019-2023 notarás la exactitud con la que la directora Rayner recreó el ambiente juvenil soviético.
La semana pasada te decía, lectora, que la narración de Recordarás Viena (1962) se encarnó, paradójicamente, en la realidad social, material y biográfica de la Unión Soviética. Dije antes que Roberto Robertino Loreti había causado sensación en la URSS en los 1960s. De acuerdo con Catalina Iosífova (Екатерина Иосифова, Liga 8) “en 1970, la redacción infantil de la Televisión y Radio Estatales de la URSS [Гостелерадио СССР, Gosteleradio URSS] propuso al profesor de la Academia Gnesin [Гнесиных], el director Víktor Sergeyevich Popov [Виктору Сергеевичу Попов], crear un nuevo coro de niños.”
La Academia Gnesin era, junto con los Conservatorios de Moscú y Leningrado (hoy Petrogrado), la máxima casa de estudios musical de la República de los Soviets. El Estado federal requería un coro que interpretase canciones infantiles y juveniles tanto en las transmisiones en medios masivos de comunicación como en presentaciones de las organizaciones juveniles –específicamente los pioneros (el movimiento scout comunista).
El ensamble se llamó Gran Coro Infantil de Toda la Unión (Большой Детский Хор Всесоюзного/Bolshoi Detskii Khor Vse-soyuznogo/БДХ/BDK). Iosífova nos informa que “se colocaron carteles de reclutamiento para niños [y niñas] por todo Moscú y se invitó a jóvenes cantantes a audiciones en la radio varias veces al día. Mucha gente se interesó: más de 200 niños [y niñas] fueron seleccionados para el primer ensamble. Entre ellos se encontraba un alumno de cuarto grado … Seryozha Paramonov, a quien su abuela llevó a una audición. El niño estudiaba entonces en un club de música de acordeón de botones [бая́н/ bayán] y acordeón.” El club era parte de la fábrica Hoz y Martillo.
El director del BDK, Víktor S. Popov (1934-2008), aceptó a Seryozha de nueve años y seis meses más tarde lo había hecho solista. El éxito fue rotundo. En una presentación de tele, por primera vez, se transmitió en vivo un encore. Era una cancióndel Cocodrilo Gena –una caricatura popular en ese tiempo. Sólo otros dos cantantes han recibido ese honor en la TV rusa desde entonces. Seryozha y el coro participaron en la inauguración de un congreso del PCUS, adonde el muchacho entregó un ramo de flores a nombre de todos los pioneros a Leonid Illich Brezhnev (Леонид Ильи́ч Брежнев, 1906-1982). El chico se había vuelto la encarnación del pionero perfecto. La tele lo comparaba constantemente con Robertino. Popov, su director, afirmó que cantaba como un ángel.
Pero, en 1975, durante un concierto en el Salón de las Columnas de la Casa de los Sindicatos de Moscú –a mitad de una canción– Seryozha se dio cuenta que su voz estaba empezando a cambiar. La mutación a voz adulta es una situación bien conocida en los coros y el BDK tomó medidas para el caso –pero el fin de sus días como solista afectaron a la estrella. Nos dice Iosífova: “Al principio, por inercia, acudía a los ensayos y se sentaba en el auditorio. Todo su repertorio fue transferido a otro solista, a quien [él] odiaba. Cuando Seryozha escuchó al niño cantar [una canción] que fue escrita específicamente para su voz … rompió a llorar”.
Seryozha abandonó el BDK pero la tele gubernamental nunca explicó a las audiencias lo que había ocurrido. Se rumoró que había muerto en un accidente y se organizó una colecta para erigirle un monumento. Las instituciones culturales no le dieron seguimiento al muchacho. Éste trató de terminar sus estudios musicales, sin éxito. Nunca llegó a profesionalizarse como músico adulto. Con todo, siguió en los circuitos culturales, organizando conciertos de música pop. Fue locutor de radio cultural, tecladista y dirigió una banda de rock llamada Kinematograph (Кинематограф). Seryozha murió siete años después de la desaparición de la URSS.
La leyenda quiere que el fin de Seryozha sea amargo: se han reportado problemas de alcohol y un fracaso familiar. Su hijo Alexander, nacido a finales de los 1990s, siguió una carrera musical en las instituciones en que había estudiado. “Los profesores de la generación anterior lo saludaron con exclamaciones: «¡Ah, Paramonov, ven aquí, muchacho dorado!» Iosífova nos dice que Alexander terminó sus estudios músicos universitarios, “trabaja en un centro de producción, hace arreglos, escribe música y produce. Recientemente tuvo un hijo”.
La vida y el ciclo de las generaciones sigue y las leyendas se enredan unas con otras. La familia de Seryozha reporta que “signore” Robertino (quien debe tener ahora 77 años) hizo contacto con ellos y elogió a su émulo soviético. A mí lo que me sorprende (ó aterra) es cómo la biografía de Sergei Paramonov encarna tan exactamente las líneas narrativas del guion de una película de Disney/ABC que –como te expliqué en mi anterior kino-reseña– fue concebida como parte de una batería cultural para destruir el experimento socio-político de la Unión Soviética.
Los doce capítulos de la serie Khor de Rayner son, por cierto, una reflexión acerca de las diversas contradicciones vividas por la sociedad soviética. La semana que viene te cuento de ellas. Adelanto: si la vida real de Seryozha Paramonov parecería una encarnación diabólica de un guion de Disney, la serie de Rayner regresa esa biografía realmente vivida al espacio de la narración cinematográfica. Seryozha se convierte en Yura para que este chico ficticio nos muestre los sueños y pesadillas de su sociedad.
Ligas usadas en este texto:
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https://www.kino-teatr.ru/kino/art/serial/5124/
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