Ricardo Salinas Pliego, uno de los herederos de la fortuna que se forjó en una empresa creada en 1906 con “dedicación, esfuerzo y mucho trabajo” por la familia de Monterrey Salinas y Rocha, rompió esa tradición familiar para aumentar su riqueza con menos tiempo y esfuerzo gracias a una “fórmula” que incluye: alianzas con gobernantes y jueces que le permiten negocios que rayan en lo ilícito; el uso de TV Azteca como arma de extorsión y una red en paraísos fiscales para evadir impuestos, entre otras acciones que tienen un sello gangsteril.
La trayectoria de Salinas Pliego en el mundo de los negocios y la política está desnudada por el periodistas Mathieu Tourliere en el libro que le publicó Editorial Terracota “La fórmula Salinas, las redes del poder en México”. Texto que anteriormente fue rechazado por otra afamada empresa internacional por temor a la respuesta del poderoso empresario, quien disfrutó de beneficios, influencia y protección en el sexenio pasado.
Anteriormente, Ricardo Salinas Pliego inició una proceso legal “secreto” contra la Revista Proceso y tres de sus colaboradores, en septiembre del 2019, entre ellos Mathieu Tourliere, acusándolos “por daño moral”, después de que la revista publicara un reportaje en el cual se denuncia la participación del dueño de TV Azteca en el fraude que representó la compra-venta de la paraestatal Grupo Fertinal durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Tourliere tuvo acceso a los movimientos financieros más sofisticados y oscuros del empresario dueño de la cadena de electrodomésticos Elektra gracias a que participó en el equipo internacional de periodistas de investigación que desglosaron la información filtrada en los “Panamá Papers”. Descubrió que Ricardo Salinas maneja 450 compañías, una gran cantidad de ellas firmas “fachada” que están registradas en paraísos fiscales como sociedades offshore instaladas en Bélgica, Suecia o Luxemburgo y con prestanombres en España. Incluso Salinas Pliego se hizo “ciudadano” en las islas Antigua y Barbados para obtener la famosa “Visa Dorada” que le permite manejar sus inversiones como nativo de las islas.
La pequeña fortuna heredada de la familia Salinas y Rocha comenzó a incrementarse cuando el ex presidente que lleva su mismo apellido le vendió a precio de remate la cadena de televisión pública “Imevisión”, en julio de 1983, la cual fue renombrada como TV Azteca. La “fórmula Salinas” que incluye métodos gangsteriles para apropiarse de negocios se expresó por primera vez en el conflicto para quedarse con Canal 40 y las antenas repetidoras instaladas en el Cerro del Chiquihuite.
La fortuna que amasó Salinas Pliego durante los siguientes años fue producto de su contubernio con funcionarios y gobernantes federales corruptos, algo muy común entre los grandes empresarios que radican principalmente en la capital del país. Práctica que contrasta con la trayectoria de su familia y de algunos empresarios de Nuevo León. Por ejemplo, las tiendas Salinas y Rocha crecieron a lo largo de un siglo. La misma trayectoria se observa en empresas como Cemex, la ex Cervecería Cuauhtémoc o Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, empresas fundadas a principios del Siglo XX.
Los mismos empresarios han denunciado el método gangsteril de Salinas Pliego, quien utiliza a TV Azteca como arma de chantaje y extorsión para obtener convenios de publicidad y recursos para financiar su “Fundación Azteca”. Además, su medio de comunicación le permite mantener influencia en los círculos del poder político.
El mejor ejemplo sucedió el sexenio pasado, ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador le entregó a Banco Azteca el manejo de todos sus programas sociales durante los dos primeros años de su administración. Y también disfrutó evitar pagar al Sistema de Administración Tributaria (SAT) impuestos por más de 36 mil millones de pesos, el mayor monto entre las grandes empresas del país.
“Las siguientes páginas son producto de un trabajo periodístico riguroso, basado en cientos de documentos que obtuve a través de solicitudes de información, filtraciones y de consultas en diversas bases de datos”, precisa Mathieu Tourliere en la presentación de su libro.
“También sostuve decenas de pláticas con personas que han tratado con el multimillonario, con diversos grados de cercanía: desde familiares hasta empleados, pasando por ex socios, legisladores y altos funcionarios. Estas charlas se llevaron a cabo off the record, con la finalidad de conseguir documentos y de recabar datos periodísticos, no para recopilar agravios o rumores contra un personaje cuya vida ha estado marcada por la polémica y los conflictos, y que ha dejado a muchas personas perjudicadas en su ascenso a la cima del poder”, agrega el autor.
El libro “Fórmula Salinas” examina los engranajes detrás de la concentración de riqueza, y por ende retrata al poder en sí. “Documenta cómo Ricardo Salinas Pliego construyó su fortuna al amparo del poder político, donde un ejército de empleados y emisarios han movido sus intereses para conseguir concesiones, abrir nuevos campos y aplastar a sus adversarios”.
La “Fórmula Salinas” se refiere a las tácticas que desplegó para obtener beneficios de cada gobierno en turno, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Andrés Manuel López Obrador, entre ellas la mentira, la cooptación del sistema judicial, la contratación de servidores públicos y el uso de TV Azteca para atacar a sus enemigos.
“El primer capítulo muestra cómo Ricardo Salinas Pliego construyó su red de influencias al interior del Estado mexicano; revela pormenores de la privatización de Imevisión, desmenuza el conflicto por el Canal 40 y el fraude Unefon, revela la manera en que el magnate y sus empresas enviaron miles de millones de dólares, estructuras offshore que el multimillonario ha aprovechado para evadir impuestos e invertir en sectores rentables, como la minería”.
La segunda parte está dedicada a la trama del fraude de más de 635 millones de dólares en la empresa de Pemex Fertinal, cometido en la era del director de la paraestatal Emilio Lozoya Austin, y cuyo monto rebasa los desfalcos de recursos públicos conocidos como Estafa Maestra. “El caso Fertinal, como muchos otros heredados del sexenio de Peña Nieto, permaneció impune en la gestión de López Obrador”, concluye Mathieu Tourliere.
Con información de: Aristegui Noticias