Por: Marissa Reyes/ Directora del Hospital de las Emociones /Laudes
Hay una cualidad que tiene la ansiedad, y es que es tan inclusiva que no ejerce diferencias entre trabajadores, empresarios, ricos, no tan ricos, mujeres, hombres, niños, niñas, diversidades, amas de casa y cualquier persona en general. Lo que es cierto, es que en la actualidad estamos tan acostumbrados y necesitados de estímulos que normalizamos la ansiedad como parte de nuestra personalidad y creemos que es “normal vivir así”, con la sudoración en las manos, el insomnio, los pensamientos obsesivos, la irritabilidad y esa sensación de desanimo y apatía por la vida. Sin embargo, cada que callamos estás señales estamos alimentando los síntomas hasta que un día explotas; y tristemente a nuestra sociedad aún le falta un largo recorrido en la cultura de la prevención y seguimos en la cultura de la reacción.
Así que toma nota, porque podrías sufrir ansiedad y aun no darte cuenta o quizá ya te has dado cuenta y ésta te ha encontrado en el baño llorando, temblando y pensando que el día de tu juicio final ha llegado.
¿Qué es la ansiedad? ¿Acaso es el monstruo que todos creen?
La ansiedad es una respuesta emocional natural que surge como reacción a situaciones percibidas como amenazantes, estresantes o desafiantes, es más que miedo, es más bien una emoción que llega cuando estás imaginado el futuro de una manera catastrófica y dolorosa; es esa emoción que llega cuando piensas en los eventos que no han ocurrido, pero que estás seguro que pasarán y lo harán de forma terrible, y aunque es normal y útil en algunos contextos (por eso no es tan monstruosa), ya que nos prepara para enfrentar problemas, cuando se presenta de forma excesiva o constante, puede convertirse en un trastorno que afecta la calidad de vida.
¿Cómo la puedes reconocer?
La ansiedad llega con síntomas físicos, cognitivos y conductuales que deben presentarse por un lapso considerable (3 a 6 meses), recuerda, que al ser una emoción natural que te prepara para enfrentar los problemas, cuando las situaciones complejas se solucionan tu sistema (cuerpo, mente y emociones) deberían tener la capacidad de regularse y volver al estado de calma, cuando esto no sucede y se vuelve constante podríamos hablar de un trastorno de ansiedad desde leve a grave.
Así que saca pluma y palomea el siguiente check list para darte una idea de como andan tus niveles de ansiedad (ojo, no es un autodiagnóstico):
Físicos
- Palpitaciones o taquicardia
- Sudoración excesiva
- Temblores
- Sensación de ahogo o dificultad para respirar
- Tensión muscular
- Mareos o sensación de desmayo
- Problemas gastrointestinales, como náuseas o diarrea
2. Cognitivos
- Preocupación constante o excesiva
- Pensamientos repetitivos y negativos
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
- Sensación de irrealidad (despersonalización o desrealización)
3. Conductuales
- Evitación de situaciones o lugares que generan ansiedad
- Necesidad de realizar rituales o acciones para reducir la preocupación
- Inquietud o incapacidad de relajarse
Las causas varían de persona a persona, pero si has llegado hasta aquí y estás cansado de sentir que tu vida es como pasar el nivel de Mario Bros en el que se enfrenta a las bolas de fuego, que te pegan una y otra vez, aunque saltes o te agaches y tienes que reiniciar el juego… quizá es momento de implementar una nueva técnica en tu vida diaria.
La respiración consciente
Si, sí, respirar, seguro habías pensado en un aparato o algo complejo para reducir los niveles de ansiedad y vaya, la respuesta está en respirar ¿aunque no se supone que ya respiras?
Hablemos de la respiración consciente, una técnica de atención plena (mindfulness) que implica enfocarse deliberadamente en la respiración, observándola y controlándola de manera intencional. Este método se utiliza para promover la calma, la relajación y una mayor conexión con el momento presente. Es una práctica sencilla pero poderosa que puede ayudar a manejar el estrés, la ansiedad y otras emociones difíciles.
Básicamente, la respiración consciente promueve la activación del sistema nervioso parasimpático promoviendo la calma y la relajación y que si bien funciona como una forma reactiva de gestión de un ataque de ansiedad, implementar momentos de respiración consciente diariamente y en diversos momentos del día se convertirán en un aliado de la prevención manteniéndote enfocado en el presente y con un estado de ánimo relajado y enfocado en lo que sí importa (no en la historia de terror que sueles contarte).
Un ejemplo de respiración que puedes utilizar es: La Respiración 4-7-8
- Inhala por la nariz durante 4 segundos.
- Retén el aire durante 7 segundos.
- Exhala lentamente por la boca durante 8 segundos.
- Repite de 4 a 5 veces.
- Puedes agregar música sin letra de fondo (por ejemplo: Tracey Chattaway)
¿Quieres saber más? También nos encantará compartirte más técnicas para mejorar tu vida diaria. Espera un siguiente artículo, ve practicando tu respiración consciente y déjanos en nuestras redes sociales un comentario sobre como te fue.
Marissa Reyes
Dir. Hospital de las Emociones Laudes
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