Federico Anaya Gallardo
Recomendé en este espacio una serie de doce episodios de la TV rusa titulada Хор (Khor, Coro). Fue dirigida para el Canal Uno (Первый Канал, pervii kanal, www.1tv.ru) por Aliona Rayner (Алена Райнер, n.1980). Hay un misterio. ¿Por qué esta serie, anunciada desde finales de 2018 (con una foto fija), no se transmitió sino hasta Septiembre de 2023? La directora contó a 1tv.ru, en una larga é interesante entrevista, que tanto tiempo pasó desde el fin del rodaje hasta el estreno que tres de las personas protagonistas murieron. (Liga 1.)
Con esa guía necrológica, querida lectora, déjame contarte algunos detalles de la serie. Agrego las fotos de los tres artistas difuntos en sus roles en Khor.
La primera protagonista muerta fue Ekaterina Katya Lvovna Durova (Екатери́на Льво́вна Ду́рова). Nacida en 1959, fue hija de un director de teatro Lev Constantinovich Durov (Лев Константи́нович Ду́ров, 1931-2015). Katya murió en 2019. En Khor, encarnó a Alexandra Sorokina –maestra de piano y asistente de mucho tiempo del director del Coro. Cuando la actriz murió, la prensa reportó que llevaba enferma mucho tiempo (Wikipedia rusa dixit). La serie nos muestra a una maestra ya entrada en años y enferma. En un momento, debe ser hospitalizada (Capítulo 8). Parecería que la directora Rayner aprovechó la circunstancia real de la actriz para esculpir su personaje. Con todo, la muerte de Sorokina en la serie ocurre de modo más bien inesperado (Capítulo 10) –como si la muerte de Durova (en 2019) hubiese ocurrido antes de terminar el rodaje.
El segundo protagonista muerto fue Viktor Alexevich Proskurin (Ви́ктор Алексе́евич Проску́рин, 1952-2020), quien interpretó a Saranchu (Саранчу, Langosta). El personaje es un anciano recluido en un infame asilo. “Langosta” era un oficial de la NKVD (la KGB en los días de Stalin), agente provocador profesional y soplón. En el asilo se lleva mal con todos y colabora con la administración para castigar a quienes se quejan del maltrato. Genio y figura… hasta la sepultura (ó al menos, hasta el asilo). Sin embargo, en el Capítulo 9, cuando varios de los viejitos organizan una fuga y “Langosta” está a punto de dar el pitazo, el profesor Sigismund Dominikovich (encarnado por nuestro tercer actor difunto) lo golpea con un grueso libro de poesía y los huidos se llevan al soplón con ellos –en calidad de bulto. Los fugitivos se refugian en la casa campesina de uno de ellos (un capitán en la guerra contra los nazifascistas) y allí terminan formando una comuna de ancianos con las viejitas del pueblo. Proskurin/Langosta termina integrándose al grupo –y en el Capítulo 12, moverá sus influencias en la KGB para resolverle la vida al papá perseguido de una de las niñas del coro. (Más adelante te explico esto, lectora.)
El tercer protagonista muerto fue Gennady Gavrilovich Yukhtin (Генна́дий Гаври́лович Юхти́н, 1932-2022) quien interpretó al “profesor” Sigismund –un historiador, filósofo y políglota quien, después de la muerte de su cónyuge, cayó en la demencia y fue abandonado por sus hijos en el asilo. El profesor tiene su último florecimiento como parte de la comuna de viejitos fugitivos –adonde el antiguo filósofo de pronto reemergía para dar una palabra de aliento a las y los camaradas. La directora Rayner “mató” a este ancianito al final del Capítulo 9 –cuando un miserable sobrino pretendía vender la casa campesina a unos moscovitas citadinos. Todos los viejitos, incluidos “Langosta”-KGB y el profe Sigismund arman una cadena humana para defender su hogar cuando el sobrino les echa encima un tractor. Vencen, pero la emoción causa un infarto al profesor quien fallece recitando: “Un nuevo cielo, una nueva tierra y un río tan brillante como el cristal”. Ese capítulo cierra con las ancianitas del pueblo, que son el coro religioso que canta en los funerales, cantando música religiosa ortodoxa… Triste y transparente como el río-cristal invocado.
Khor está en YouTube. A mí me resultó mejor verla en las tres entregas –cada una de cuatro capítulos provistas por Наш кинозал: Семейный (Nash Kinosal: Semeini/Nuestra Sala de Cine: Familia). Las Ligas 2, 3 y 4 te llevarán a cada entrega. A través de las funciones de subtítulos en ruso y de traducción al español (vía la tuerquita de YouTube) podrás seguir la trama. El guion y el desarrollo visual, como verás, son bastante entendibles pese a los defectos de esa traducción.
El protagonista central de Khor es Yura Soloviov, interpretado por Oleg Chugunov (Олег Чугунов, n.2004). Chugunov tenía 14 años al empezar el rodaje (2018) y por lo mismo, su voz y la de otros actores debió ser doblada en las canciones por cantantes profesionales. En el caso de los chicos solistas, como Yura/Chugunov, se usó la voz de la cantante Lera (Лера) y la directora Rayner trabajó con la Escuela Coral Sveshnikov –el alma mater del coro de Víktor Popov, adonde cantaba el niño prodigio Seryozha Paramonov en los 1970s. Rayner se preocupó porque todos los actores que tuvieran que ver en los performances corales fuesen asesorados y preparados por personal de la escuela Sveshnikov.
La producción se preocupó también de reproducir fielmente los espacios en los cuales el Gran Coro Infantil de Toda la Unión actuaba. Como el personaje infantil de Yura está inspirado en Seryozha Paramonov, una vez que el chico logra unirse al coro del maestro Grachev (en parte inspirado en Popov), el ensamble tiene varios éxitos en TV y Radio. Por lo mismo, en los Capítulos 7, 8 y 9 veremos al Coro de Grachev visitar el gran Campamento Pionero en la costa del Mar Negro: Orlionok (Орлёнок, Pequeña Águila). Allí tiene lugar un concurso internacional de coros, adonde participan muchachas y muchachos pioneros de todos los países de la esfera soviética –incluido un ensamble cubano que interpreta La Bamba. Por supuesto, el Coro de Grachev triunfa –y lo hace bajo el liderazgo de Yura/Chugunov cantando el coro de los esclavos del Nabucodonosor de Verdi.
El formato de serie y los doce capítulos de 50 minutos cada uno le permitieron a la directora Rayner complejizar la narración original de la película de Disney Almost Angels (Previn, 1962): (a) chico marginal que entra en el coro de élite; (b) competencia y triunfo sobre el solista previo; (c) un buen maestro que logra sacar lo mejor del protagonista; (d) tragedia por el cambio de voz; y (e) futuro incierto del niño-estrella. Para lograrlo, Rayner tenía a mano la vida de Seryozha Paramonov, pero no se quedó en ello.
La serie de Rayner aborda el problema de la mutación de la voz a través de dos tragedias. El solista original era un chico llamado Valya Kuznetsov interpretado por Timofey Rubstov (Тимофей Рубцов, n.2004) y a él se le quiebra la voz en el Capítulo 3. El director Grachev es fulminante y lo manda fuera. El chico trata de suicidarse. Grachev queda consternado por su propia frialdad. El reemplazo será el “advenedizo”, Yura/Chugunov, a quien Grachev tratará mejor. Pero a Yura lo perseguirá el amenazante fantasma de su propia mutación de voz el resto de la serie. La voz de Yura se quebrará finalmente en el Capítulo 10, justo luego de una gira por la helada Siberia. Pero el héroe de la serie aún tiene, aparte de su tragedia personal, muchas tareas que cumplir.
Rayner explica a Canal Uno que al escribir el guion y filmar Khor tuvo presente al cineasta soviético Eldar Ryazanov (Эльдар Рязанов, 1927-2015). En Panorama Judío, un periódico digital en ruso que se publica en Alemania, Alejandro Kumbarg nos hace una reseña general de la carrera de Ryazanov. (Liga 5.) Con esta guía, la serie de Rayner adquiere más sentido.
Rayner le dijo a su televisora que buscó “hacer una imagen colectiva. Más que el destino de un corista, se trata de una enciclopedia de la música de la época. … Un coro es la confluencia de diferentes voces, temas, edades, grupos sociales de la sociedad que suenan juntos y crean un coro de vida.” (Liga 1.) Rayner trata de presentar una coral civilizatoria. ¿Desmesurado? Por eso los reseñistas de Kino-Teatr.ru calificaron Khor de “frenética nostalgia”. (Liga 6.) A mí me parece un esfuerzo decente é interesante.
Rayner es hábil. Al empezar a contar la historia de Yura nos lo muestra a un chico normal, hijo de una panadera y costurera que vive, con su familia extensa, en un viejo cuartel –a la espera que se les asigne un departamento. Yura no desea cantar ni ser músico. Él y su mejor amigo, Mishka Krylov, interpretado por Pavel Sklyarenko (Павел Скляренко, n.2004) lo que quieren es jugar hockey sobre hielo. Ambos buscan equipo desechado en los basureros. Esta narrativa secundaria se elaborará a lo largo de los doce capítulos: la vocación deportiva contra la vocación artística.
En un nivel más profundo, Rayner muestra –como Ryazanov– que la civilización soviética no formó una sociedad sin clases. En ella había trabajadores de cuello azul (Yura, su madre, su padre, su padrastro, su amigo Mishka) que están condenados a recibir servicios deficientes en la escuela, en los comercios y en los hospitales. Frente a ellos hay trabajadores de cuello blanco que gozan de privilegios. Entre ellos están los artistas, pero sobre todo, los burócratas de la cultura… y los diplomáticos.
En un plano más complejo, cruzando todas las clases, Rayner nos muestra una notable libertad dentro de la estructura familiar. Los enlaces matrimoniales son fluidos, la separación de las parejas es común y el divorcio es aceptado socialmente. Sin embargo, aún existe presión social para obligar a las y los ciudadanos soviéticos a establecer con claridad su estado civil. La bigamia no es aceptable. Cosa interesante, Rayner muestra cómo suelen ser los varones la parte irresponsable en las relaciones de pareja –y cómo las compañeras son más recias, solidarias y sensatas.
Para el público interesado en el melodrama, Khor tiene más que suficientes historias románticas. Hay enamoramientos entre niños y niñas. Algunos son homoeróticos como el que hay entre Yura y Mishka, en la escuela obrera. Ó aquél entre Yura y Kesha Larionov, interpretado por Kirill Bakumenko (Кирилл Бакуменко, n.2004) quien será el competidor de Yura por el puesto de solista y su antagonista de clase –pues Kesha es hijo de un diplomático que está a punto de lograr un nombramiento en Londres. (Filmada en la Rusia de Putin, por supuesto, no se profundiza mucho este tipo de relaciones que se resuelven en el plano de la simple camaradería.)
Más tradicionales son los romances entre el chico Kesha y la chica Katya Vetrova, interpretada por Daria Mazanova (Дарья Мазанова, n.2005). Nóta, lectora, el cuidadoso casting de edades. Estos dos se ven reunidos porque sus padres inician un romance problemático: él está casado, aunque abandonado; ella es la mujer del diplomático, pero es infeliz.
Los enamoramientos entre adultos son propios de las telenovelas latinoamericanas. La mujer del diplomático (la madre de Kesha) se reencuentra con quien fuera su amor de juventud (el padre de Katya, un ingeniero) y decide poner fin a su relación hipócrita –por más que le reditúe status y dinero. El mismo mensaje de libertad frente a la hipocresía nos lo da la madre de Yura (Nina), quien había dejado al padre del chico (Nicolai) porque este decidió irse con una compañera de su fábrica de pinturas. Nina formó nueva pareja con Boris (un chofer de transporte de carga) pero cuando descubre que este último aún no se ha divorciado, reconstruye su relación con Nicolai (para asegurar una figura paterna a sus hijos –excusa bastante tradicional). ¿Cómo se enteró Nina de la infidelidad de Boris? Porque el comité ciudadano revisó el expediente de Boris justo cuando se asignó a Nina su nuevo departamento y le señalaron que no era propio de ciudadanos soviéticos vivir en bigamia (otra vez, una posición muy tradicional).
Menos conflictiva y más tierna es la relación entre dos jóvenes profesores de música (Dimitri y Varvara) que acompañan –como ayudantes del director Grachev– a los chicos y chicas del coro. Uno de los desencuentros en este romance le servirá a Rayner para mostrarnos los abusos sexuales que los burócratas culturales cometían contra las niñas contrastando esa iniquidad con la pureza de la relación entre los jóvenes profesores. Igual de tierna, pero inesperada, es la relación que nace entre el abuelo de Yura (Piotr Illich) quien es veterano de la Gran Guerra y la médica Olga, quien crio como madre soltera a Varvara. Trama complicada, pero que mantiene en su asiento al público. Ese amor florecerá en la comuna de viejitos que te cuento.
La directora Rayner utiliza los enamoramientos (la serie es entretenida) para mostrar los intersticios de la sociedad soviética y sus contradicciones. De nuevo, se aparece Ryazanov. Kumbarg nos recuerda que en una entrevista al final de su vida, el director soviético recordaba que le habían acusado de sentimentalismo. El cineasta respondió a esa acusación diciendo: “No hay nada realmente importante en el mundo, excepto la misericordia, y es una ocupación bastante digna recordarla en los cuentos de hadas”. (Liga 5.)
Falta decir que los ogros de este cuento de hadas de Rayner son los burócratas culturales. Estos no sólo abusan sexualmente de las chicas (y uno asume que también de los chicos, pero eso no se dice en la Rusia de Putin). También reprimen cualquier manifestación artística que “les suene” inapropiada. Se escandalizan por el coro de esclavos de Verdi –porque los liberados eran judíos. Se preocupan porque Grachev usa poemas de escritores “disidentes”. Sus conspiraciones las hacen en una oficina elegante con banderas rojas y retratos de Brezhnev y Lenin. Castigan a sus enemigos con giras por pueblitos en los Urales y Siberia. Premian a los “institucionales” con viajes a Occidente. Peor: el padre-diplomático de Kesha se vengará del padre-ingeniero de Katya y lo acusará de espionaje. La KGB lo arresta. Sólo la inesperada intervención de “Langosta” lo salvará –y se sobreentiende que el diplomático perdió su adscripción en el extranjero.
¿Otra vez Ryazanov? Los burócratas son tontos. Por eso la nomenklatura puede ser derrotada. Al final Khor nos muestra cómo los tres chicos –Yura, Kesha y Katya– lograrán que sus padres, abuelos y profesores restablezcan relaciones racionales y razonables –todas dentro de un colectivo mayor. Unidos, vencerán a la burocracia. En ese colectivo veremos reunidos a todos los personajes –¡incluso a los bullies que atormentaban a Yura en el colegio obrero! (Aquí, la serie ya no sólo es roja, sino rosa.)
Efectivamente, la historia que cuenta la directora Rayner no es individual, sino colectiva. ¿Pero qué comunidad es la que se retrata? De modo natural, Khor termina con una última canción, cuya música escribió Yura –quien así descubre su vocación de autor y resuelve la tragedia de su mutación de voz. La letra proviene del último poema mandado por un soldado soviético a su madre en 1942 que Yura rescató en la comuna de viejitos de su abuelo. Treinta años más tarde del sacrificio de aquél soldado-campesino, los niños y las niñas del coro unen sus voces a los veteranos (incluido el agente “Langosta”) para cantar a la Madre Patria. Es 1972.
¿Recuerdas, lectora, que la película sólo apareció en pantalla hasta 2023? Aunque las múltiples historias tejidas por Rayner en los doce capítulos están bien construidas y bellamente ambientadas –uno sospecha que el corte final fue impuesto por la necesidad patriótica en la actual guerra contra Ucrania, que el gobierno de Moscú ha presentado como una reedición de la lucha contra el nazifascismo.
Así que, como toda cinematografía de guerra, disfrutemos Khor con un grano de sal. Y recuerda, querida lectora: La Rusia de hoy no es la URSS de ayer.
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
https://www.1tv.ru/movies/statyi/hor-ochen-chestnaya-istoriya-intervyu-rezhissera-aleny-rayner-o-neprostoy-sudbe-proekta-prototipah-glavnyh-geroev-i-poiske-muzyki
Liga 2:
https://www.youtube.com/watch?v=9hTRnD4hUkk
Liga 3:
https://www.youtube.com/watch?v=OZ5QJoqNiaw&t=11353s
Liga 4:
https://www.youtube.com/watch?v=tUdtyED3Kf0&t=5656s
Liga 5:
https://evrejskaja-panorama.de/article.2022-11.ryazanovskoe-kino.html
Liga 6:
https://www.kino-teatr.ru/kino/art/serial/5124/