Zaira Quevedo
Poner el árbol de navidad sin duda es un gran momento para compartir con nuestros seres queridos, una época para agradecer y de esperanza, pero ¿conoces su historia?
Según una hipótesis su origen se remonta a los Celtas de Europa Central, quienes representaban con los árboles a sus dioses. Se celebraba la existencia del Dios del Sol y la fertilidad con un gran árbol, el Árbol del Universo, del cual se decía que en su copa se encontraba el cielo y en sus raíces profundas el infierno.
Con los años y la expansión de la religión católica se empezó a reemplazar el árbol al Dios Odín por un pino para honrar al Dios cristiano. Se dice que esto fue gracias a las enseñanzas de San Bonifacio, evangelizador de Alemania. Él cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (o un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, especie perenne, que sirvió para simbolizar el amor de Dios.
El árbol fue decorado con manzanas que representaban el pecado original y con velas que representan la luz de Jesucristo. Como podemos ver el cristianismo empezó a adoptar la idea del árbol para honrar a Cristo.
En este sentido, el primer árbol de Navidad formal apareció en Alemania en el año 1605, y de ahí fue extendiéndose a todo el mundo cristiano. Décadas después se sumó la figura de Santa Claus, conocido también como Papá Noel en las regiones latinoamericanas, y como una estrategia comercial se empezaron a regalar presentes en la noche de Navidad, estos regalos se ubican previamente debajo del árbol de Navidad.
Este elemento tan popular en la actualidad, llegó A Finlandia en el año 1800, mientras que a Inglaterra lo hizo 29 años después, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841, de la mano del príncipe Alberto.
En España empezó a popularizarse desde el año 1870, luego de que una princesa de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy, viuda del duque de Morny, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español José Osorio y Silva, marqués de Alcañices. Por ello, la viuda instaló el primer árbol navideño en su residencia: el palacio de Alcañices ubicada en Madrid.
Así, el árbol navideño comenzó a difundirse no sólo en el Imperio británico, sino también en parte de Europa, principalmente en el norte. Sin embargo, los países más cercanos al Mediterráneo como España, Francia, Italia y Grecia estuvieron más inclinados a celebrar la Navidad con nacimientos.
A pesar de que el árbol de Navidad llegó a ser popular en Estados Unidos hasta mediados del siglo XIX, las primeras referencias en este país las encontramos en 1776. Durante la guerra de independencia de las Trece Colonias de Norteamérica (1775-1783), los británicos utilizaron numerosos mercenarios europeos, principalmente provenientes del estado alemán de Hesse. Estos arribaron al continente no solo con sus armas, sino también con sus costumbres, convirtiéndose tal vez en los primeros europeos en celebrar la Navidad con árboles en América.
En Guatemala, la costumbre de armar el Árbol de Navidad llegó durante la guerra cuando se instalaron bases norteamericanas, los soldados y oficiales fueron los responsables de propagar la costumbre, cuando se celebró la Navidad en el Club Americano. Por ende, las familias guatemaltecas pudientes de la época copian la costumbre. Pasando los años la costumbre se propagó a varias capas de la sociedad. La del pinabete guatemalteco empezó a escasear por lo que las autoridades ambientales prohibieron su comercialización y sugirieron el uso de árboles sintéticos.
Una referencia de una celebración navideña en México con un árbol decorado proviene de una carta que el teniente Ernst Pitner escribió durante la invasión francesa de 1862-1867. El joven austriaco, de veintiocho años, se vio forzado a pasar la Navidad de 1866 en Monterrey. Originario de Viena y oficial del ejército imperial austriaco, se unió en 1864 a los más de seis mil hombres que habían decidido acompañar al archiduque de Habsburgo, en su aventura mexicana.
Ahora que conoces la historia de como llegó el árbol de navidad a nuestros hogares, recordemos que lo importante no son los regalos que estén abajo de este, si no las personas que tenemos a nuestro alrededor, ¡Felices fiestas!.