La temida cuesta de enero de 2025 empezó con la cascada de aumentos que se empezaron a registrar desde finales de noviembre y a principios de diciembre del año pasado en diversos productos de consumo básico, como huevo, pan de caja, café, carne de res y cerdo, pollo, refrescos, chocolates, frutas y verduras, entre otros.
Los precios, tanto de productos de la canasta básica alimentaria y de alto consumo popular advierten variaciones que van desde 11, 20 y hasta 30%, lo que nulifica completamente el incremento a los salarios mínimos que entró en vigor a partir del primero de enero.
Los precios tanto de la canasta básica como de alto consumo popular es indicador de que se presenta una cuesta de enero que será difícil este 2025 y que se podrá extender hasta febrero o marzo comentó Gerardo Cleto López Becerra, presidente del Consejo para el Desarrollo del Comercio en Pequeño y la Empresa Familiar (ConComercioPequeño SC.), al abundar que serán las tiendas de abarrotes uno de los giros más afectados por los incrementos.
“Muchos de los productos que vendemos en las misceláneas como son refrescos y bebidas saborizadas, galletas y pan, dulces y chocolates, cigarrillos, café o cervezas, son los que registran incremento en sus precios, ya sea por las alzas en los costos de producción o los impuestos aplicados por la Secretaría de Hacienda a partir de este mes”, explicó.
“Los abarroteros no tienen otra alternativa más que poner los precios al público que nos sugieren los proveedores, aunque esto nos ponga en desventaja frente a las cadenas de tiendas de autoservicio que manejan “ofertas” o estrategias de venta con las que el comercio popular no puede competir”, comentó el presidente de ConComercioPequeño.
Como ejemplo de esta cascada de aumentos, el líder de ConComerio mencionó que en la zona metropolitana de la Ciudad de México, un consumidor pagaba 135 pesos por un refresco de 600 mililitros, un paquete de galletas, una cajetilla de cigarros y un encendedor, pero a partir del primero de enero pagará más de 150 pesos, lo que representa un incremento superior de 11%.
El mismo fenómeno de alzas también se registra en productos de la canasta básica según lo comentó Alberto Vargas Lucio presidente del Movimiento Nacional del Comercio Social AC., (MONACOSO) que agrupa a locatarios de mercados públicos, quien puso como ejemplo que “desde mediados de diciembre comenzaron a registrarse aumentos en el precio al público en alimentos como la carne, lácteos o verduras”.
“Ahora el kilo de huevo pasó de $44.00 pesos a más de $50.00, el kilo de pechuga de pollo está por arriba de los $120.00 pesos y la carne de puerco en pierna o costilla en $130.00 el kilo”.
Ya no se diga de los cortes finos de res que se comercializan en más de $250. 00 pesos. Las amas de casa que podían hacer sus compras del día en un mercado popular con $250.00 pesos para un consumo de 4 personas ahora requieren más de $300.00, lo que representa un incremento aproximado del 20% en los costos”, señaló Alberto Vargas.
Asimismo, Vargas Lucio advirtió que los aumentos en los precios que se están registrando desde diciembre y los primeros días de enero pone en desventaja a los locatarios de los mercados públicos frente a la competencia desleal de las grandes cadenas de tiendas de auto-servicio, que ahora también han incrementado su presencia en zonas populares a través de las famosas “bodeguitas”.
Gerardo López Becerra, presidente del Consejo para el Pequeño Comercio (ConComercio) advirtió que además de los incrementos a los productos de consumo básico no vienen solos, ya que a la par se han incrementado también todos los insumos que paga las familias en su hogar y que requieren los negocios para su operación.
“Los comerciantes y empresarios que alquilan local, oficina o accesoria deberán negociar para este año nuevos contratos de arrendamiento con aumentos de renta que van entre el 8 y hasta el 15 por ciento”, indicó.
López Becerra destacó que no se debe olvidar que también a partir de enero entra en vigor el pago del aumento del 12 por ciento al salario mínimo -por lo que pasará de $248.93 pesos a $278.80 diarios en la zona centro del país-, así como alrededor del 5% a los salarios contractuales, lo cual es una obligación que deberá calcular el empresario entre sus responsabilidades.
Otro factor importante que incide en el precio final de los productos para este año es el incremento en el costo de los combustibles, entre los que destaca la gasolina y diésel, que son necesarios para transportar mercancías y pasajeros.
Indicó que el Impuesto Especial que se mantuvo durante la pandemia, comenzó a escalar después de las elecciones del 2024. En un año, el costo promedio de la gasolina en la zona metropolitana pasó de los $22.00 a los $24.00 pesos por litro, lo cual genera presiones para el alza de los productos y un gasto adicional para las familias lo que reduce su capital disponible.
En el caso de la Ciudad de México, otro elemento negativo que se suma al costo de las empresas y comercios formales es el aumento que el gobierno de la ciudad logró en el impuesto sobre la nómina que pasó del 3 por ciento al 4 por ciento en términos generales.
“Este incremento no fue bien visto por las empresas y comercios que tienen esta contribución al considerar que es otra carga más que se acumula al conjunto de incrementos de inicios de año”, advirtió López Becerra.
Ante esta escalada de aumentos que plantean una de las cuestas de enero más difíciles de las que se tenga memoria reciente, el presidente de Concomercio previó que los consumidores sigan restringiendo su gasto y deterioren aún más la calidad de productos que adquieren, migrando hacia mercancías más baratas pero de menor calidad, compras a granel.
“Esto tiene un efecto negativo para los negocios establecidos como lo que impacta las ventas de las misceláneas, cuando los clientes del comercio en pequeño cambian sus hábitos de consumo y migran hacia productos más baratos o busca las aparentes “ofertas” de las tiendas de autoservicio o los tianguis e incluso la informalidad”, remarcó Gerardo López.
Con información de: La Prensa