La mitología clásica despierta el interés del artista Román Miranda por indagar en los laberintos de la creación, con el apoyo de su enorme imaginación marcada por los sueños. Su exposición El laberinto de Creta muestra su forma de ver el mundo a través de su vigoroso ingenio.
Sus narrativas entre la invención y la realidad son transformadas en un mito que desarrolla a través de sus 50 obras — 49 dibujos y una cerámica—, que muestra en el Museo de Arte de Querétaro.
El artista de la Colección MILENIO Arte asegura que con esta exhibición ha vuelto a disfrutar su proceso creativo, como hace mucho tiempo no lo hacía; cada una de las piezas tiene su propia interpretación, historia y simbolismos, como una especie de gran autorretrato. Es como haber sacado muchas cosas que estaban por ahí guardadas.
¿Por qué el Laberinto de Creta?
La segunda parte de la exposición es el hilo conductor que tiene que ver con la mitología y con la mitología clásica. La exposición gira en torno a la memoria, a los recuerdos, a los pensamientos; muchas veces dentro de la memoria todo se vuelve confuso, es como encontrarse justamente en un laberinto.
Recurro al juego de la percepción y de la memoria haciendo alusión al laberinto, precisamente en esa construcción que se realiza para esconder una aberración, porque es justo donde estaba encerrado el minotauro.
La historia del minotauro es como siempre la percibimos, aunque él también es víctima desde su nacimiento, es una historia muy triste ligada a la de su madre. Por eso una de las piezas de la exposición está construida alrededor de este tema y se titula Siempre en tus brazos, siempre. A pesar de lo que nosotros estemos viviendo en este momento, siempre podremos regresar a sus brazos, pase lo que pase y seremos bienvenidos.
La idea del laberinto tiene que ver con el hecho de sentirnos perdidos, en el plano muy personal, también en épocas recientes en mi trabajo me sentía como perdido, ahora me siento como que ya estoy encontrando una salida, disfrutando este recorrido dentro de mi propio laberinto.
¿Qué puede encontrar el espectador en tus dibujos?
Empiezo con la técnica de grafito que es lo que he venido haciendo los últimos años, con un dibujo más preciso, limpio, pulcro y detallado. Hago una transición hacia la técnica de dibujo al carbón en la que los dibujos son realizados con más soltura, son más expresivos, más sueltos.
Al principio son dibujos más limpios, hay más luz, espacios en blanco. Las demás piezas son más oscuras, más cargadas, más barrocas, con elementos simbólicos. Entonces se vuelve confuso, más surrealista en esta confusión.
Las 50 obras de la exposición se presentan en el Museo de Arte de Querétaro | Fotos: Cortesía del artista
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¿Cuál fue el motivo de recurrir al surrealismo?
Me llama mucho la atención lo que percibimos, aparentamos que todo está bien, que todo es luz y tranquilidad; y en realidad, por dentro, todos en el mundo traemos nuestros propios fantasmas y preocupaciones.
Recurro a los mitos clásicos para abordar temáticas que son más actuales, es como tratar de soltar algo. Lo que quise reflejar fue una mayor libertad sin tanta preocupación por factores externos, y siempre manejar estas temáticas más realistas.
¿Cómo es el proceso de creación?
Siempre he disfrutado del placer de los materiales, creo que se consigue un mensaje mucho más directo en blanco y negro. Pese a que también incluyo color, la gran mayoría de las piezas están resueltas de manera monocromática.
Trabajar en blanco y negro me permite manejar un mensaje más directo, más honesto, pues es difícil esconder errores; también hago dibujos sobre tela para percibir las imágenes como de manera directa.
A final de cuentas yo interpreto mi entorno a través de 50 piezas divididas en tres salas, y esa transición se da hacia el interior de cada una de las piezas.
También lo percibo como un gran autorretrato, porque durante mucho tiempo he estado y me han preocupado muchas situaciones externas que siempre están alrededor del dibujo.
Con información de: Milenio.