Durante los momentos más críticos de la pandemia, Alo Yoga experimentó un notable aumento en sus ventas, impulsado por su popularidad en las redes sociales. Celebridades como Kendall Jenner, Alessandra Ambrosio y Jennifer López también usaron prendas de Alo. En solo un año, el negocio casi se duplicó, superando los mil millones de dólares.
En las redes sociales, las publicaciones de famosos ayudaron a que Alo Yoga se diera a conocer. En un año, su negocio se duplicó.
Mientras Alo Yoga se consolidaba como un gigante de la moda gracias a su éxito en redes sociales y Bella+Canvas expandía su negocio vendiendo ropa básica directamente a consumidores, ambas empresas apostaron por un nuevo centro de distribución en Nevada para sostener su crecimiento.
Sin embargo, esta expansión también destacó un problema recurrente en el sector: la dificultad para encontrar trabajadores. Para resolverlo, las empresas recurrieron a agencias de empleo que ofrecen trabajos temporales a migrantes, incluidos algunos que ingresaron de manera irregular al país, reflejando una práctica común en la industria estadounidense.
Una investigación de The New York Times reveló que miles de empresas han aprovechado la vulnerabilidad del sistema para contratar, con frecuencia y sin consecuencias, a trabajadores migrantes no autorizados.
Fuera del escrutinio público, las agencias de empleo juegan un papel clave como intermediarias, reclutando trabajadores para almacenes, fábricas y centros de distribución que generan miles de millones en ingresos para grandes marcas.
Una de las agencias más destacadas, BaronHR, colaboró durante años con Alo Yoga y Bella+Canvas, incluida su operación en el almacén de Nevada. Según datos obtenidos, el fundador de BaronHR, Luis E. Pérez, proyectaba una imagen de benefactor para los trabajadores migrantes, aunque en numerosos casos sus empresas los habrían estafado con salarios y retenido ilegalmente el pago de impuestos.
BaronHR: de intermediario laboral a símbolo de explotación y corrupción
Aunque BaronHR proporcionaba empleo a migrantes y personal a grandes empresas, también operaba en las sombras de la economía migratoria. Hasta su reciente quiebra, la empresa estuvo vinculada a la explotación de trabajadores mal pagados y expuestos a condiciones inseguras, mientras protegía a las marcas de asumir responsabilidad directa.
Luis E. Pérez, fundador de BaronHR, actualmente está en prisión en espera de sentencia tras declararse culpable de delitos fiscales federales relacionados con casi 60 millones de dólares. A pesar de su proceso legal, registros muestran que desde 2018 BaronHR y sus afiliadas firmaron contratos y generaron más de 750 millones de dólares con empresas como Alo Yoga y Bella+Canvas, incluso mientras la administración Trump endurecía las políticas contra la migración ilegal.
Luis E. Perez, fundador de BaronHR, en una gala de su fundación en 2018. Ahora está en la cárcel, a la espera de ser sentenciado tras declararse culpable de evasión fiscal.
Migrante mexicana denuncia abusos laborales tras trabajar con BaronHR
Lizeth Peláez, una migrante mexicana, dejó su empleo como trabajadora doméstica en Florida, donde ganaba 400 dólares semanales, para unirse a BaronHR en Nevada. Allí comenzó empaquetando papas fritas y vitaminas por 10 dólares la hora, luego soldó cables para máquinas de casino por 11 dólares, y finalmente operó una carretilla elevadora por 18 dólares la hora.
Sin embargo, Peláez asegura que los cheques de pago de BaronHR rebotaban con frecuencia, dejándola incapaz de pagar el alquiler. Ante la precariedad, terminó durmiendo en una oficina de un edificio que limpiaba por cuenta propia.
“Tienes que hacer lo que te piden”, afirmó, “porque si no, te quedas con nada”.
Con información de: Tele Once