La batalla que ganaron (por ahora) los padres de familia que se oponen a ser desplazados de las emblemáticas escuelas la ETI y la Tipo, parece que fue una falta de oficio político que provocó una reacción ciudadana mal calculada.
Las mesas de diálogo, la información y las negociaciones con los padres de familia fue un importante paso que omitieron. Si bien por ahora hay un acuerdo que parece solo una tregua, se podría estar arriesgando uno de los proyectos emblemáticos de la presidencia.
La creación de la Universidad Rosario Castellanos es uno de los proyectos estratégicos de la presidenta Claudia Sheinbaum. La cercana relación que parecen tener el gobierno estatal con el gobierno federal podría enfriarse si se pone en riesgo el campus anunciado hace algunas semanas por la propia presidencia.
Lo más lógico es que haya un replanteamiento del proyecto en el que las prioridades se ajusten y la operación de la opción de educación superior se haga realidad, para evitar poner en la cuerda floja, el resto de los apoyos que se han prometido desde el gobierno federal en infraestructura para San Luis Potosí.
Los privilegios de los diputados
En 2016, el sueldo bruto mensual de un diputado en San Luis Potosí era de más de 95 mil pesos. En 2021, los diputados en turno aumentaron su nómina en 1.4 millones de pesos. Con esos mega sueldos, lo menos que la ciudadanía esperaría es un compromiso por trabajar y cumplir con la responsabilidad que el voto popular les concedió.
Pues resulta que este jueves los legisladores que tenían una reunión de comisiones, simplemente no acudieron y los recursos que la pandemia dejó les permitió “asistir” virtualmente. Por los pasillos del Congreso del Estado, se especuló que la mayoría de ellos consideraron que tenían frío y que era muy temprano llegar a trabajar a esa reunión a las 9 de la mañana.
Si bien no estarían violando ningún reglamento, lo cuestionable es si realmente cumplen a cabalidad su función de legislar, tarea por la que por cierto, reciben un millonario sueldo. En contraste, miles de potosinos tienen que trabajar en condiciones precarias y sin las condiciones básicas que el Estado debería garantizar como transporte eficiente, buenos sueldos, seguridad, etc, aunque haga frío o tengan flojera, porque de ello depende que sus familias coman ese día.
Por Lidia Juache