Felipe Morales
La afición a la Fiesta Brava en el mundo, y sobre todo los “morantistas”, se encuentra en shock por el repentino adiós del torero sevillano Antonio Morante de la Puebla.
El diestro decidió decir adiós a la profesión en la reciente corrida de la temporada de otoño, en la catedral mundial del toreo: la Plaza de Las Ventas, en Madrid.
La corrida era la última de la carrera del matador Fernando Robleño; se había anunciado, se sabía.
Pero Morante, fiel a su estilo, a su sello y personalidad, se guardó la decisión que había tomado por la mañana del día de la corrida: el 12 de octubre.
Y, tras cortar las dos orejas a su segundo toro, de la ganadería Garcigrande, avanzó lentamente hacia los medios de la plaza y, al llegar, ante la expectativa de la plaza llena, se despojó sin prisa del añadido; es decir: se cortó la coleta, símbolo y acto inequívoco del retiro.
Acto con el que sorprendió de forma mayúscula a los asistentes que abarrotaron el coso, y a los miles de espectadores frente al televisor.
José Antonio Morante Camacho, de 46 años, nacido en La Puebla del Río, Sevilla, y matador desde 1997, se convirtió en primera figura mundial del toreo con un estilo sui generis en todo: en su forma de ser y, desde luego, de torear.
Morante en San Luis Potosí
La noche del 15 de enero de 2021, Morante se presentó en la Plaza “El Paseo” de San Luis Potosí.
Potosí Noticias publicó así su actuación:
“Morante cautivó con su magia, ‘El Payo’ con su entrega y Jorge Hernández con el arte a caballo.
Ante una entrada de tres cuartos en la Plaza El Paseo se celebró la primera corrida del año.
Los toros de la ganadería de La Punta, de pintas poco comunes —jaboneros y albahíos entre el lote—, fueron bravos en general.
Morante de la Puebla dio destellos en su primero, ‘Santiagueño’, para salir al tercio, y en el segundo, ‘Don Pepe’, armó la escandalera al brillar con el capote, poner banderillas y ejecutar la suerte suprema perfilándose de rodillas para conquistar los dos apéndices.”
