Con la renuncia, nada sorpresiva, de Jorge Vera Noyola como fiscal anticorrupción, se ha desatado un falso fervor por la honestidad.
Los líderes empresariales lamentaron los pocos resultados, exigieron una lucha sin tregua contra los corruptos, pero mientras estuvo Vera en el cargo nunca se quejaron, parecían conformes con su desempeño.
El secretario de Gobierno, Alejandro Leal Tovías, con mucha sapiencia, reveló que el nuevo fiscal tendrá que inspirar confianza en la ciudadanía y en cuanto el Congreso del Estado les notificara de manera oficial la renuncia de Vera, se pondrían a preparar la terna del que saldrá el nuevo titular de la fiscalía especializada.
Después de todo, la dimisión de Vera tuvo un efecto positivo, ya quedó claro que en materia anticorrupción se regresó al principio del sexenio, a las promesas, las buenas intenciones.
Hay un desánimo general. Impera la sensación que todo ha sido en vano. El enjundioso Frente Ciudadano Anticorrupción bajó su perfil de manera notoria, sus denuncias en contra del exalcalde Ricardo Gallardo Juárez no han prosperado, tampoco contra la “ecuación corrupta” de la pasada legislatura, nadie ha pisado la cárcel ni ha sido inhabilitado.
Hay una mano poderosa que no quiere romper los equilibrios, los compromisos adquiridos que le permitieron llegar a donde está plácido y feliz.
El vocero del FCA, Hugo Stevens Amaro, se perfilaba para ser el ciudadano del año y comenzó a desaparecer de la escena pública cuando en las redes sociales le echaron en cara que su hermano Leopoldo, titular de la Seduvop, tenía un historial de un puente caído y obras malhechas y tortuosas del interminable rescate del Centro Histórico; como constructor privado y público no es ningún virtuoso.
Para no correr más riesgos, por acuerdo familiar le ordenaron a Hugo que dejara de aparecer en público como cruzado contra la corrupción y se ocupara de cosas más edificantes. El que se mantiene firme en la lucha anticorrupción es Lupillo González, dirigente de Ciudadanos Observando, aunque no falta quien observe que tiene sus consentidos.
Está por circular el libro Siglos de indolencia y corrupción, de Agustín de la Rosa, en el que mete en el mismo costal a Leopoldo Stevens, Luis Nava, Horacio Sánchez, los Gallardo, Leopoldino Ortiz, Guillermo Leal Tovías, Marcelo de los Santos, Guillermo González Escamilla, Carlos Guerrero Esquivel, Fernando Silva, Fernando Toranzo, Juan Manuel Carreras y Jesús Alfonso Medina Salazar, entre muchos otros, y por si fuera poco, al notario Guacho Benavente lo pone como lazo de cochino, le dice fariseo al igual que a otros navistas de cepa.
UN FISCAL A MODO DEL PAN
La designación del nuevo fiscal especializado va para largo. Rolando Hervert, coordinador de la bancada del PAN y presidente de la JUCOPO, le pidió al gobernador Carreras que antes de mandar la terna se realice una consulta y se presente una iniciativa que le otorgue autonomía.
En su conferencia semanal presumió que él ya presentó en diciembre una iniciativa en ese sentido, y aseguró que “avanza y será aprobada”, siendo tan eficiente es una lástima que nunca salga aprobado en las evaluaciones del Congreso Calificado de José Mario de la Garza.
Al PAN le dio gusto la salida de Vera porque al exdiputado de ese partido, Mariano Niño, se la han hecho cansada, él sí enfrenta un juicio por haber entregado un apoyo a una persona que había fallecido mucho tiempo antes; proceso que consideran injusto mientras otros denunciados si acaso han ido a alguna audiencia y no se les ha vuelto a molestar.
Este repentino interés de Hervert por la lucha anticorrupción es pura simulación. [Javier Padrón].