[Javier Padrón]
El director de la Facultad de Medicina, Alejandro Javier Zermeño, logró impedir la prolongación del villarismo en la UASLP, el usufructo de una institución pública como si fuera patrimonio familiar.
Fue necesaria una segunda votación del Consejo Directivo Universitario para que Zermeño ganara la elección, en la que superó con 11 votos a la candidata “oficial” Dolores Lastras; en la primera ronda Anuar Kasis Ariceaga obtuvo 10 votos y Miguel Aguilar Robledo apenas dos, fue testimonial.
La mayoría de los votos de Kasis se fueron para la causa de Zermeño; los de Robledo para Lastras, y el proyecto reeleccionista se desdibujó.
La ruptura sorda del exsecretario general con el rector Villar al ser utilizado como una cortina de humo de sucesor natural, influyó en la derrota de Lastras, no hubo un puente capaz de reconciliación, se rompió la unidad del grupo de arquitectura, si es que alguna vez la hubo.
Esta querella en la alta burocracia universitaria y la habilidad política de Zermeño que debió haber trabajado meses, años en su proyecto; y por su trayectoria dentro y fuera de la universidad, hicieron posible su triunfo, un relevo terso, sin generar conflictos.
Otro factor que influyó fue el grave deterioro de la imagen del rector saliente, con todo el aparato a su servicio y recursos sin límite, lo dejaron solo y cayó en picada con un perfil de arrogante, derrochador y lo que es peor, corrupto y encubridor de docentes acosadores.
Su relación con la prensa fue un desastre, algunos de los medios más influyentes que siempre fueron aliados del rector en turno, a él lo trataron con adjetivos calificativos nunca antes utilizados, en su gestión, por sus acciones y omisiones, la investidura rectoril perdió fuerza y respeto.
La política le resultó un campo minado, que se puede resumir en el retiro, nada cortés, de la propuesta del Congreso del Estado para que recibiera la presea Plan de San Luis. Pero sus principales colaboradores tampoco le ayudaron para recomponer el camino, fueron incapaces de hablarle con la verdad o es muy terco.
CON BROCHE DE ORO
Este miércoles fue un día fatal para Villar. La CEDH, cuyo presidente alguna vez formó parte de la hegemonía de los arquitectos, no pudo despedir al rector de otra manera que difundiendo una recomendación por el caso de una docente de Derecho que fue víctima de violencia sexual en el Edificio Central, para cerrar con el broche de la ignominia.
Los manejos administrativos y la construcción de diversas obras universitarias de Villar, darán mucho de qué hablar cuando asuma funciones el doctor Zermeño que, como bien dijo, no tiene enemigos sino adversarios.
En los años del torancismo se recuerda que el arquitecto acumuló múltiples observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, algunas por sobrepasar el porcentaje previsto legalmente para realizar obras de manera directa, negado para las licitaciones públicas, utilizó el escudo de la autonomía como pretexto para evadir la ley y rechazar la fiscalización externa, presionaba a funcionarios estatales para que le ayudaran a tumbar observaciones debidamente justificadas.
El reto de Zermeño es enorme, tiene que ser un rector muy diferente, honrar su compromiso con la UASLP y la sociedad potosina, erradicar las prácticas que violentan la ley y se normalizaron en nombre de las dinastías familiares, atender como prioridad el acoso sexual; reducir el gasto de su propia oficina y de otras áreas para encauzarlo a la investigación y docencia, no para el boato ni lucimiento personal.
Si quiere trascender tiene que desmantelar de raíz el poder villarista y formar un equipo compacto leal y eficiente, tendrá un mes de mucho trabajo en plena pandemia del Covid-19 en su apogeo devastador; mientras será asediado por una cauda de aduladores y chambistas especialistas en todo, recomendados de muy arriba, esperando que los incorpore a la nómina.