Jorge Ramírez Pardo
Distintivos de Oswaldo Rivera artista visual potosino –pintor, dibujante, grabador- son la constancia y la congruencia. Es genuinamente un artista independiente en la medida que no hace alianzas ventajosas como sucede con algunos de su gremio en la localidad; por lo mismo, es sorprendente que haya obtenido en dos veces, el galardón denominado Premio 20 de noviembre en la localidad. En 2007 y en 2014.
Autorretrato
Mi trabajo es un conjunto de reflexiones de los procesos o “tránsitos edén-infierno” de las relaciones interpersonales, sobre todo las amorosas. En un momento te encuentras arriba, muy arriba, pero es cuando deviene la caída. Es por eso que hago referencia a Ícaro, aquel personaje de la mitología griega que asciende extasiado por volar, inocente y desobediente de la razón (Dédalo, su padre) y en consecuencia cae al mar.
No represento la historia de Ícaro, ni mucho menos la ilustro, solo ese acto de ascender y caer, llevándolo al espacio del circo, quizás porque era el lugar donde las máscaras, así como los secretos, la ilusión y la mentira eran propicios para hablar de los amantes.
Hablo también de la violencia que se da en este estrecho mundo de dos, no la de los golpes o insultos, sino, aquella más sutil, pero no menos letal. Aquella que representa de forma extraordinaria Michael Haneke en su película “Amour” (Frncia, 2012), por citar algún ejemplo.
Yo empecé con el tema del circo en el 2007, por historias de amantes, amores y desamores que escuchaba en todas partes y me pareció que nadie estaba exento de sufrir estas historias, y así fue que comencé. ¡Aún lo padezco!
Labor docente:
En lo personal creo que esta noble profesión que es la docencia, requiere de otros elementos más allá de saber manejar una técnica. El docente en arte debe tener estrategias pedagógicas y didácticas que le permitan establecer métodos formativos, que no es precisamente enseñar como agarrar un pincel.
Cuando yo empecé a dar clases, solo repetía lo que a mí me habían enseñado. Me especialicé en el área de gráfica, ya que en algún tiempo fui impresor del desaparecido “Centro de la gráfica” en la ciudad de San Luis Potosí, eso me ayudo a entender aún más este oficio; tuve dos principales maestros que me ayudaron a entender y sentir cariño por esta disciplina, Jesús Ramos y Salvador Castro.
Después tuve la oportunidad de ser becario del Fondo Nacional para la Cultura y las artes (FONCA) en el 2005 en el área de gráfica, y esto me llevo también a emigrar Cuba, con el objetivo de estudiar litografía.
Desafortunadamente en mi ciudad no existe un taller que enseñe y permita realizar esta técnica tal y como es el grabado en piedra. Posteriormente tuve la oportunidad de ir a Grecia por motivos de exposición, pero se dio el ir a producir una pieza gráfica en la escuela de Bellas artes de Salónica y fue otro momento de aprendizaje.
Las oportunidades de dar clases en lugares específicos o dedicados al arte en mi ciudad, es muy complicado, se necesita estar con algún grupo que esté bien amparado, por eso las posibilidades que nos quedan, y no lo digo de mala manera, ni mucho menos peyorativamente, son las instituciones de educación tanto públicas como privadas. Por esta razón me vi en esa necesidad de enriquecer mi labor de docencia con el estudio en pedagogía, y ahora estoy por finalizar mi licenciatura y comenzar mi maestría.
En camino
En este momento Oswaldo Rivera concluye la carpeta “Aún queda algo por rescatar”, compuesta por cuatro grabados de pequeño formato (20x20cms c/u), con la técnica de punta seca en linóleo, seleccionados para participar en la Bienal Internacional miniprint de Cantabria, España.
En la pintura de Oswaldo además de oficio, hay un tono autobiográfico de contrapunto que va de la melancolía y a la luminosidad festiva. Es un artista pleno que agrega a la capacidad y constante experimentar artístico la congruencia.
Como talentoso no alineado a la oficialidad, es uno entre los destacados docentes separados sin explicación ni justificación del Centro Estatal de las Artes.