“Pensé que nos iban a matar. Traía un body si no, me violan”, es el testimonio de una de las víctimas del robo de la Familia Autrique, quien narro la terrible experiencia que vivió luego de que un grupo armado entró al hogar en la Loma Club de Golf.
Desesperada y con el sentimiento de sentirse insegura, después de que un grupo de criminales ingreso el pasado 20 de agosto, alrededor de las 9 de la noche a robarlos, y cuestiona “¿Hasta cuándo @JMCarrerasGob y autoridades de los tres niveles de gobierno actuarán en consecuencia para contener la ola delictiva que nos azota?”.
La víctima inicia: “Perdón a todos los que me han escrito para dar apoyo y que no les he contestado. Les comparto mi versión de lo que pasó ayer. Fue el día que más miedo he tenido en mi vida”.
La victima narró: “Mau y yo fuimos a cenar a casa de mi mamá, yo saqué a mi perrita al jardín, llegó el rappi con alitas, Carmen lo trajo a la mesa, mi mamá sacó una botella de vino, estábamos todos platicando muy agusto y justo antes de agarrar la primer alita escuché que Mau dijo: ¡ah cabrón!, volteo y vio tipos armados y encapuchados corriendo hacia nosotros, entraron por la terraza”.
Agrega que: “de tan increíble que era esta situación para mi mente, lo primero que creí fue que eran mi hermano y su novia haciendo una broma y ya que vi que no reconocía las caras, entre en shock. Ya estaban adentro (para mi cabeza en ese momento eran siete tipos, hasta que se fueron me di cuenta que solo eran tres), pero, ¿A qué llegaron a la casa?, ¿Por qué armados?, ¿Por qué con nosotros adentro?, ¿Nos quieren matar?, ¿Nos quieren secuestrar?, ¿Nos van a violar?, ¿Violar y después matar?”, se cuestionaba en dicho momento.
“No me acuerdo bien que tanto nos dijeron, yo tenía las manos arriba de la mesa, agarraron los celulares, uno de ellos nos explicó que venían a robar y luego solo me acuerdo de escuchar: “Te estoy hablando pendeja. Le contesté: ¿Me puedes repetir? Perdón que no te escuché, estoy en shock. Todos aplicamos el consejo que alguna vez nos dieron de calmar a tus asaltantes, les dijimos que tranquilos, que los íbamos a obedecer y que solo nos dijeran que hacer, mi perrita les estaba ladre y ladre, les pedimos que por favor no la matarán”.
Posteriormente nos encañonaron y nos subieron al cuarto de mi hermano, llegando al cuarto estaba Juan en el piso boca abajo encuerado, a él lo agarraron saliendo de bañarse, todos nos acostamos boca abajo y a mi me metieron al baño porque “era la más nalgona”. Una de las cosas que más me impresiona es que como la ropa que escogí me salvó, traía puesto un body y una chamarra. En el momento que me acosté en el piso, me amarraron las manos con cinchos y lo primero que hizo el asaltante fue tratar de bajarme los pantalones, vio que no se podía porque traía el body y dijo: ¿Que es esta chingadera?, Se enojo por la ropa que traía puesta, me dio una patada, me tocó toda por arriba de la ropa y me manoseo todas las bubis”.
“Desafortunadamente, fui la única que decidió ponerse un body ayer, nos decían todos los insultos y groserías que se puedan imaginar, a todos nos amenazaron con matarnos, a mi mamá la traían por toda la casa abriendo la caja fuerte, indicando donde estaban las joyas y mientras todos esperábamos acostados boca abajo sin saber que iba a pasar y mientras tanto el encargado de vigilarnos se daba sus vueltas… cada vuelta era lo mismo, manoseo, agarrónes.
No sé ni como le hice pero pude mantener la calma, cada que estaba a punto de perder el control pensaba que todo iba a estar bien, que ya mero se iban y me concentré en mi respiración, ni siquiera temblaba, cuando me tocaba no hacía ni un ruido, hasta dijo una vez: ¿Estas muerta?, Ni te quejas. Y me pateó otra vez”.
“Creo que fueron 40 minutos o algo así lo que estuvimos amarrados, sin saber que iba a pasar, si algo iba a salir mal y nos iban a matar, violar, ¿cuánto faltaba?, cuando se llevaron todo lo de valor amarraron a mi mamá, la felicitaron por haber cooperado, nos amarraron los pies con cinchos y dijeron que ya se iban, que nos avisaban cuando nos pudiéramos empezar a mover.
Fue un momento de muchísima confusión porque nunca nos avisaron, no sabíamos si ya se habían ido, escuché la puerta y pregunté si ya nos podíamos mover, ninguno de ellos contestó y empecé a ver como hacerle para desamarrarme, logré zafar una mano (que la traigo lastimada) y pude arrastrarme luego ir brincando por tijeras y desamarre a todos”.
“Lo que quiero lograr compartiendo esto es transmitir lo grave que estuvo, lo que se siente estar en tu lugar seguro, tranquilo y que violen toda tu privacidad, lo que realmente se siente el miedo y la inseguridad de la situación que TODOS estamos viviendo. La maldita impotencia de no saber que hacer para estar seguros, era una casa de un fraccionamiento, se supone que es muy seguro, había gente en la casa incluyendo hombres, hay cuatro perros, cumplíamos con todas las reglas de seguridad.
Me agarraron tan desprevenida que no pude ni mandar la alerta Samsung, entonces, ¿Tener armas en tu casa de que te serviría? Al final, sí ,físicamente estamos bien, estamos vivos y dentro de todo lo que pudo pasar, afortunadamente todo salió bien y todos vivimos para contarla. Pero no estamos bien, la seguridad que yo tenía ayer antes de las 9, nadie me la va a regresar. La impotencia de no poder hacer nada mientras me tocaban y de escuchar como le hacían algo a alguien y no poder hacer nada, tampoco”.
“El miedo profundo, la incertidumbre, el enojo, la injusticia… Entonces, dejemos de normalizar esto, dejemos de pensar que los ladrones son buen pedo y solo van a lo que van. La situación de este país está de miedo. Llevo toda la mañana pensando que podría hacer para cambiarlo, porque con lo que pasó, o esto cambia, o me voy. No voy a vivir en un lugar en el que ésto me puede volver a pasar, de verdad, ¿Qué tenemos que hacer? ¿Vivir en un bunker? Pero, ¿Qué pasa cuando vas manejando, o vas a un restaurante o a casa de tu amiga? Así como me pasó a mi, le puede pasar a cualquiera, y no creo que todos vayamos a tener la ‘buena suerte” de que no te hagan nada”.
Añadió que “Mucha gente cree en el karma, que todo lo que te pasa es porque te lo mereces, o que tu atraes las cosas que te pasan, y no, en mi caso era al contrario, vivía en una nube de seguridad que no existe en este país y realmente confiaba en que nunca me iba a pasar algo así, si algo bueno le veo a esto es que mínimo ya agarre la onda y me voy a cuidar más, y tampoco hay manera de que alguien de nosotros se merezca lo que paso o que alguien más lo haya atraído. Es una simple injusticia, consecuencia del país de mierda en el que vivimos”.