[Javier Padrón]
Recién presentada en sociedad, los de la organización “Potosinos con Valor” hablan de una democracia perdida, de un país en riesgo, tienen una visión apocalíptica de la situación por la pandemia, la crisis económica y la inseguridad.
Evitan mencionar por su nombre al Presidente Andrés Manuel López Obrador y responsabilizarlo de sus cuitas, aun no es conveniente abrirse de capa, al menos en esta etapa inicial, su objetivo es inocultable, impulsar el año próximo el voto a favor del PAN, derrocar al gobierno morenista.
Se dicen apartidistas cuando la mayoría, en distintos momentos, han estado vinculados a partidos de derecha, han sido candidatos, dirigentes y alcaldes; también hay exlíderes empresariales: Marcela Zapata, Mario Leal Campos, Marvelly Costanzo, Gabriela Ávila, Leticia Serment, Mella Elizalde, Claudia Rubín de Celis, Alejandro Pérez, Rodolfo Narro y Eduardo Acebo, los encabeza Jaime Chalita Zarur, directivo de la COPARMEX.
Desde abril pasado este proyecto político, con máscara ciudadana, fue anunciado por los exalcaldes panistas Leal Campos y Jorge Lozano Armengol, con el nombre de “ValorEs San Luis” y ahora cambió a “Potosinos con Valor”. Ejercen sus derechos a plenitud, disienten de la manera como se gobierna al país, también se cuidan de no abordar la realidad inmediata, no cuestionan a las autoridades locales, todos los males provienen del gobierno federal.
MARCELO “EL LIMPIADOR”
Esta vez no fue el Cerro de San Pedro. En su mañanera el Presidente AMLO aludió al exgobernador Marcelo de los Santos Fraga como ejemplo de corrupción prianista.
No lo identificó por su nombre, fuera de los potosinos informados, la mayoría debió quedarse con la duda sobre la identidad de este personaje que nos gobernó de manera ostentosa y autoritaria, como si fuera un virrey con su corte de bufones.
ANEXO EN TEQUIS
La Secretaría de Salud y la COEPRIS no han dado una respuesta clara y oportuna a un grupo de vecinos desesperados por la operación de un anexo para jóvenes con problemas de adicción y alcoholismo, ubicado en la calle de García Diego, en el tranquilo y aristocrático barrio de Tequis.
Los internos invaden azoteas, salen a la calle, algunos desnudos; hacen escándalos, truenan cohetes, las quejas de los vecinos son interminables y nadie les hace caso.