Javier Padrón
A un mes de campaña, de conflictos internos, grabaciones filtradas, de un obligado bajo perfil de la doctora Mónica Rangel, este jueves santo el dirigente de Morena Sergio Serrano no visitó los siete templos porque están cerrados y mejor se tomó una fotografía con ella, en muestra de adhesión a su controvertida candidatura.
En un principio Serrano la rechazó por su filiación carrerista y denuncias de presunta corrupción en la Secretaría de Salud, eso quedó atrás, fueron habladurías y son tiempos de penitencia, de perdón y aceptación del prójimo, de poner la otra mejilla.
El escenario electoral para Mónica, de acuerdo a la mayoría de las encuestas en este primer tramo, es de derrota, la ilegitimidad es su vicio de origen, Morena fue asaltada por el gobierno carrerista y el navismo fifí, ¿cómo ganar las elecciones con candidatos neoliberales que no comparten el ideario republicano, las virtudes de la teología juarista en el siglo XXI?, aunque usted no lo crea hay un sector de la masonería priista entregada de manera ciega a la causa rangelista, la patria laica está en juego.
Es difícil aceptar que la clientela electoral afín a la 4T sea retrasada mental para no darse cuenta de la incongruencia política de postular gatos por liebres, y que solo el “círculo rojo” racionaliza estas contradicciones, se subestima al populacho como siempre, los de abajo no son capaces de discernir entre el opresor y la salida del túnel, el electorado es una masa amorfa de fácil manipulación por la propaganda; el viejo régimen se resiste a caer con sus intelectuales que no quieren perder sus privilegios y salen con sus análisis de tres patadas.
Luego de la claudicación silente de Serrano, vino el reconocimiento del egregio magistrado en retiro Juan Ramiro Robledo a la candidatura de la vapuleada doctora Rangel, el panorama se recompone a la 4T, el heredero del lastrismo y líder de los macabeos, muy cercano al gobernador Carreras, no quiere que llegue a la gubernatura el panista Octavio Pedroza o “El Pollo” Gallardo.
EL JUEGO DE MARIO DELGADO
El líder nacional de Morena Mario Delgado no se esforzó en lograr consensos antes y después de imponer las exóticas candidaturas de Mónica Rangel y Xavier Nava, dejó correr de manera deliberada los justos reclamos de los amlovers, las protestas y huevazos en El Saucito, y la marcha de la sindicalista Francisca Reséndiz a Palacio Nacional para denunciar la falsa democracia de Morena; tampoco se esmera en desmentir la versión de que en el fondo su candidato a la gubernatura es Ricardo Gallardo, como especulan otros expertos; a Gallardo le cedió cinco de las siete diputaciones federales “pluris”, la mayoría en San Lázaro vale más que cualquier gubernatura. Mario Delgado tiene dos cartas en juego sobre la mesa, lo mismo dicen del gobernador Carreras.