Felipe Morales
Es inminente, el Atlético de San Luis deberá pagar la multa millonaria por quedar en los últimos lugares del torneo.
Medida que sustituye al descenso pero que no solo aplica para el último lugar, también para los dos clubes que le acompañen, negocio redondo para la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX.
Los pésimos resultados deportivos provocaron que el equipo haya caído a los últimos lugares de la tabla, sin aspiraciones a calificar, ni al repechaje.
En el aspecto económico, una situación que alarma a los directivos del Atlético de Madrid que al llegar a San Luis Potosí pensaron en todo, menos en la posibilidad de una quiebra financiera y pagar por el error de haber enviado a Alberto Marrero al frente del proyecto.
Pandemia y multa, pérdidas por el primer problema al prescindir de las entradas por taquilla, derechos de transmisión, patrocinadores, etc. Y la enorme erogación que representa el pago de la multa.
La salida nunca aclarada, del entrenador Alfonso Sosa que ascendió al equipo a la primera división, inició la crisis deportiva al no acertar con el timonel idóneo; al “quite” entró Gustavo Matosas, quien acabó la primera temporada en primera división con más pena que gloria, pues tenía “trapos sucios”.
Aunque parecía que Guillermo Vázquez, por sus antecedentes, llevaría al equipo a grandes alturas, y con él una serie de contrataciones “bomba”, en su momento la envidia de futbol mexicano, la temporada fue de rotundo fracaso.
Para la actual temporada la llegada de Leonel Rocco, que con bajo perfil comenzó bien, con una pretemporada ideal y llevando al equipo en las primeras fechas a la zona de calificación, pero sin sostener el ritmo y con una caída estrepitosa.
Difícilmente la directiva española pagará desde el otro lado del Atlántico deudas y solucionará problemas y luego permitirá la permanencia. La situación contrasta con la idea que los animó y que les hizo dirigirse a la capital potosina desde que el equipo luchaba por el ascenso.
Los errores administrativos, deportivos, la ignorancia absoluta del medio y la inmadurez de Marrero, contrastan además con la disposición de los dueños del Estadio, edificado con el propósito de darle a la afición su espectáculo favorito, con las facilidades y gestiones que con empatía se le otorgaron, como el auténtico regalo que significa dejarle las instalaciones para su “Ciudad Deportiva” y el promoverlo desde diferentes instancias.
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