Federico Anaya Gallardo
La versión cinematográfica de Peter Pan del australiano Paul John Hogan (2003) es, probablemente, la más cercana y fiel a la novela de J.M. Barrie. Por lo mismo, es la más inquietante. De entrada, se atreve a encarnar al muchacho inmortal con un adolescente real: Jeremy Sumpter, nacido en 1989 y de 14 años al momento del estreno. De salida, sugiere directamente el problema de la paternidad como conflicto al encargar al mismo actor (Jason Isaacs) los papeles de Papá Darling y Garfio. Por otra parte, el ambiente creado por Hogan es onírico… justo lo que Barrie sugirió al inicio de su novela, cuando el narrador comenta que, en la Inglaterra del 1900, las madres cuidadosas prendían una pequeña lámpara junto al lecho de sus hijos e hijas –para que las hadas no los raptasen. ¡Atención, lectora! Las hadas raptan y la sombra de Pan el sátiro se esconde en la oscuridad del sueño de Barrie. Una estatua romana del siglo II, rescatada en el Renacimiento, restaurada por Albacini hacia 1786 y bien conocida por los eruditos europeos del siglo XIX nos recuerda eso.
Ese mármol rescatado por los Farnesio y restaurado por los Borbones nos muestra al semidios Pan (hijo de Hermes y una ninfa) enseñando al joven Dafnis (también hijo de Hermes y otra ninfa) a tocar su flauta. En la más ligera de las varias versiones de ambos mitos grecorromanos, Pan-hermano-mayor enseña a Dafnis-hermano-menor y ambos se relacionan con rituales de fertilidad –Pan como símbolo del bosque silvestre y Dafnis como pastor. En otras versiones, más subidas de tono –tanto en el 1900 de Barrie como en el 2003 de Hogan– el joven es erómeno (ἐρώμενος, amante adolescente) del viejo Pan, su erastés (ἐραστής, amante adulto). La escultura acaso formó parte del tour que los intelectuales ingleses hacían por Italia desde el settecento. La compleja referencia mitológica no podía ser ignorada por los contemporáneos de Barrie cuando asistieron al estreno de la obra de teatro en 1904.
En otro extraño detalle al inicio de la novela de 1911, Barrie explica que la Señora Darling tenía, en la comisura derecha de su boca, “un beso, una especie de hoyuelo, oculto de sus seres queridos –incluso del Señor Darling”. Hogan retoma la idea de ese beso escondido que todas las mujeres, al madurar, tienen destinado a su verdadero amor –o que queda en propiedad perpetua del semidios Pan. Hogan inventa a una tía de Wendy para anunciar que la niña “ya tiene” su beso escondido (que es núbil). La novela está llena de símbolos que sugieren el momento previo a la explosión de energía sexual. La promesa final de invitar a Wendy a un spring cleaning anual en Nuncajamás hace la misma sugerencia: Pan es una deidad relacionada a los ciclos eternos de renovación de la tierra. Quien no ha vivido en las latitudes norteñas no entiende este significado de la primavera. Luego del frío invierno, la explosión hormonal es literalmente embriagante –y su anticipación, exquisita. Barrie propone detenernos eternamente en esa anticipación.
Pero Hogan, contrario a Barrie, se concentra en la relación de Peter y Wendy (interpretada por Rachel Hurd-Wood). En la versión de Disney el muchacho mágico se escapa una y otra vez del compromiso sexual dejando, por ejemplo, que las sirenas traten de matar a Wendy. (Sí, lectora, eso dice una de las sirenas en la película de Disney.) O bien, galantea con la princesa india Tigrilla (encelando a la muchacha inglesa). En la versión de Hogan vemos a Pan y Wendy acercarse cada vez más: primero combatiendo juntos a los piratas, luego jugando a ser padre/madre de los niños perdidos, admirando un baile de hadas y, al fin, bailando ellos mismos en medio del bosque. Garfio/Papá Darling los descubre justo en ese momento y desconsolado, cae al suelo nocturno y, en medio de los helechos húmedos, se lamenta: “—¡Día nefasto! Se ha encontrado una …Darling… y Garfio se queda solo”.
En esta versión, Garfio no trata de matar a Pan con una bomba, sino envenenándole. En realidad, el veneno es revelarle al muchacho que su destino ineludible es envejecer y convertirse en… un pirata sin sentimientos, abandonado de todos. “Morirás solo” es la amenaza del viejo. “Wendy abandonará la fantasía de Nunca jamás” es la verdad con la que el viejo golpea al muchacho en cada estocada. “A husband will take your place” es la sentencia final –antes que Peter Pan caiga, el sol se oculte y empiece a nevar. Y usé el inglés porque husband es marido y husbandry es agricultura: Pan, el espíritu salvaje de la juventud, muere al ser cultivado y volverse productivo. (Pan y Dafnis forman una especie de dios Jano bifronte.)
Yo pienso que Hogan debió cortar aquí su versión (oscura y digna de este siglo lóbrego en que vivimos). Pero no. Justo cuando el tiempo (Terrible Padre Cronos) al fin ha vencido al muchacho, Wendy le entrega su beso escondido –y Pan retorna, de nuevo semidios y renovando la primavera. Quien sí muere (como en la novela de Barrie) es Garfio/Padre Darling, tragado por el reptil-tiempo y gritando “¡no es justo, yo ya había ganado!” El invierno siempre gana, pero la primavera siempre regresa. Un final alterno (Liga 1) nos habría mostrado la cadena abuela/hija/nieta (Wendy/Jane/Moira) reforzando los símbolos agrícolas. Hasta aquí el mito, ahora hay que hacer historia. Nos vemos la semana que viene, querida lectora.
Pan enseña al adolescente Dafnis a tocar la flauta. [Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, Colección Farnesio.] Pan y Wendy reconocen que no pueden estar juntos [Hogan, 2003].
Liga usada en este texto:
Liga 1: