Javier Padrón
Gabriel García Hernández, considerado uno de los operadores políticos más cercanos al Presidente AMLO, dejó la coordinación de los Programas de Bienestar del gobierno federal, para asumir la senaduría que le dejó encargada a un suplente de bajo perfil.
El propósito de esta acción, según algunos columnistas de medios nacionales, es poner en su lugar al senador Ricardo Monreal y reducir su poder, al considerar que traicionó a Morena e influyó en la derrota de Morena del control de la mitad de la Ciudad de México en las pasadas elecciones, para avanzar en la sucesión presidencial.
En las tormentas que ha padecido el superdelegado Gabino Morales, la megafiesta por su cumpleaños, colmado de regalos; las denuncias en la comisión de honestidad de Morena y en la Fiscalía General del Estado, el que lo ha protegido ante el dedito presidencial ha sido Gabriel García que tenía bajo su control a 32 delegados, un ejército de 18 mil Servidores de la Nación. Bueno, también el gobernador Carreras le hizo favores.
Aún se desconoce quién va a relevar a García en el cargo. ¿Habrá motivos para que Gabino se preocupe por una posible remoción? No se puede negar que rindió mejores resultados electorales que el dirigente de Morena, Sergio Serrano. Seis de siete diputaciones federales por la alianza con el PVEM y PT, más las “pluris” que correspondan; y su aportación al triunfo de la gubernatura de Ricardo Gallardo bajo el manto de la 4T. A lo mejor García sigue siendo el coordinador nacional de facto.
COMUNEROS EN EL ESPEJO DE LA GARITA
La mayoría de los comuneros y sus familias de San Juan de Guadalupe se ven dándose una vida de ricos en los próximos años con la venta de 2068 hectáreas de la Sierra de San Miguelito al grupo de fraccionadores encabezados por Carlos López y Alejandro Tamayo.
Eso mismo pensaron los ejidatarios de Garita de Jalisco que vendieron en los años noventa casi mil hectáreas —donde hoy se levanta la llamada zona dorada de la ciudad— a Carlos López, los García Navarro y Vicente Rangel Lozano.
Casi tres décadas después, ejidatarios y sucesores se dicen defraudados por las empresas inmobiliarias que se crearon como Lomas de la Garita, Residencial La Tenería, Desarrollo del Pedregal y Peña Blanca. Algunos de los ejidatarios nunca firmaron su incorporación a las sociedades, como es el caso de Héctor Leyva.
El reclamo comienza a crecer que se ha convocado a través de la Procuraduría Agraria a una asamblea el tres de julio en las calles de Niño Artillero y Manuel J. Clouthier, y entre los puntos del orden día se propone votar la remoción de la comisariada Ana María Ortiz y el consejo de vigilancia, y elegir nuevas autoridades para proceder a la rendición de cuentas.
En la experiencia de la Garita de Jalisco tienen mucho que aprender los hipnotizados comuneros de San Juan de Guadalupe, no todo lo que reluce es oro. La inminente declaratoria federal de Área Natural Protegida y su impacto en los proyectos inmobiliarios, es un tema que ya debe estar en las agendas del gobernador y alcalde electos, Ricardo Gallardo y Enrique Galindo; además hay algunos litigios por los programas de desarrollo urbano y reordenamiento territorial aprobados por el Cabildo.
AGOSTO EN PLAZA DE ARMAS
El ejercicio de una actividad económica es un derecho indiscutible que a nadie se le niega a menos que esté fuera de la norma, en el último año del ayuntamiento navista ha sido constante la invasión de comerciantes foráneos y locales en la Plaza de Armas y corredor norte del Palacio de Gobierno.
La imagen es patética, ausencia de autoridad, competencia desleal para los establecidos y obstrucción del libre paso peatonal: el corazón del Centro Histórico que unos presumen proteger y rescatar, en nada se parece a los de Morelia, Querétaro y Zacatecas. Con las excepciones de algunos empresarios que alzan la voz en las redes sociales, la Canaco y Nuestro Centro actúan con demasiada condescendencia ante los acuerdos del alcalde Xavier Nava con algunos “líderes sociales”, ya pasaron las elecciones y se siguen pagando facturas políticas.
En los gobiernos de Victoria Labastida, Mario García y Ricardo Gallardo Juárez nunca se llegó a estos extremos de indolencia municipal, los entonces líderes empresariales no lo hubieran permitido.