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Ver para Pensar: El orgullo de la unidad (Pride)

Federico Anaya Gallardo

Y, cuando la unidad es inesperada, mayor orgullo debe causar. En 1984 el Gobierno de Margaret Thatcher (1979-1990) estaba a mitad de su camino y la “heroína” del neoliberalismo se podía dar el lujo de ser abiertamente ideológica. Se trataba de reducir el poder de los sindicatos y el gobierno conservador orilló a la National Union of Mineworkers (NUM) a una larga y desgastante huelga. Apenas diez años antes, en Febrero de 1972, un acuerdo bipartisano había asegurado la estabilización de la minería de carbón en la isla británica. Para fines de esa década, la minería de carbón contrataba personal y ofrecía estupendas condiciones laborales. Pero, también, subsidiaba económicamente regiones que de otra manera no eran viables. El primer disparo de esta batalla ocurrió cuando Maggie nombró en 1983 a Ian MacGregor (1912-1998) como titular del National Coal Board (NCB), la agencia británica del carbón y contraparte patronal de la NUM.

MacGregor venía de dirigir la British Steel Corporation (BSC, 1980-1983) –adonde había reorganizado la industria de modo que pudiese ser privatizada y adonde había despedido a la mitad de los obreros. Este proceso incluyó cierto escándalo, pues la financiera estadounidense (Lazard) para la que MacGregor había trabajado por décadas recibió un pago millonario en medio del proceso. Capitalismo de cuates, que se le llama. Así las cosas, en 1983 el nuevo encargo de MacGregor fue mal recibido por todos: sindicatos, oposición laborista en Westminster y el público en general.

Vale la pena repasar la biografía de MacGregor. Como su nombre indica, lectora, se trata de un escocés. Nació en Kinlochleven, en las tierras altas (highlands). Era hijo de una maestra de escuela y de un contador en la compañía privada British Aluminium. Infancia es destino: el aluminio se empezó a producir en Escocia a fines del siglo XIX. Para extraerlo del mineral de bauxita en que se encuentra en la naturaleza se requiere mucha energía eléctrica, y ésta debe ser barata. Los highlands escoceses permitían alimentar esta industria porque en sus cañadas se podían construir hidroeléctricas. Un siglo más tarde, la compañía de aluminio era alimentada por una planta nuclear. Nuestro MacGregor estudió ingeniería metalúrgica y entró a trabajar a la compañía. En 1935 (23 años) el joven ingeniero se enfrentó a los sindicatos liderados por el también ingeniero, pero laborista-socialista, David Kirkwood (1872-1955), entonces de 63 años, en una huelga de operarios de grúas. El ingeniero viejo ganó la batalla, pero el ingeniero joven se distinguió dirigiendo a los esquiroles y manejando él mismo las grúas. Los dueños de la compañía lo promovieron y protegieron desde entonces. Durante la segunda guerra mundial pasó a los EUA como asesor de la industria aérea militar. Se quedaría allí por 35 años, como parte de la industria minera. Su estilo de dirección era notoriamente anti-obrero.

Es obvio que esta biografía interesaba al thatcherismo. La actitud de MacGregor ante la NUM fue de permanente confrontación. Cuando se le encargó la dirección de la NCB en 1983 había 173 minas y 230mil trabajadores. La NUM tenía una organización federalista y la huelga se fue votando por regiones, para oponerse al cierre de minas. El gobierno de Thatcher no cedió. A isla seguía dependiendo del carbón para calentarse y alumbrarse. En las regiones adonde no se votó por la huelga, los piquetes de la NUM trataron de impedir la entrada a las minas. Esto dio excusa para que la policía interviniese y reprimiese a los piqueteros. Pese a la amplia solidaridad social que esto provocó, los meses pasaron y los fondos sindicales para sostener a los huelguistas se agotaron. Los trabajadores de la NUM fueron obligados a regresar al trabajo, derrotados.

Durante la huelga, MacGregor declaró públicamente que “añoraba” la compañía de los policías estadounidenses que le habían apoyado contra huelguistas del otro lado del Atlántico: “a veces [son] indisciplinados, a veces [son] ruidosos”, pero ayudaban. También dijo que extrañaba “las formas curiosas de la ley” en EUA para respaldar a esos policías. En 1986 se le concedió el título de caballero del imperio británico. El lado oscuro de la Fuerza paga.

Este es el enemigo institucional contra quienes los mineros británicos se enfrentaron y que los derrotó. Hoy en día la lucha de los pueblos mineros británicos puede parecernos anticlimática en dos sentidos de la palabra. La industria minera estaba de por sí en decadencia desde mediados del siglo XX. Aparte, la minería de carbón juega un papel nefasto en el cambio climático. Con todo, la lucha de las y los sindicalistas de la NUM fue un ejemplo de resistencia contra la opresión. Ha inspirado varios filmes como el documental de Ken Loach Which Side Are You On? (¿De qué lado estás?, 1984) en donde se reporteó en tiempo real el conflicto. También está Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000) adonde detrás del niño bailarín podemos ver a una familia obrera que se quiebra por la huelga. Hoy te recomiendo ver la película Pride (Orgullo y esperanza, 2014) de Matthew Warchus –que trata directamente de la movilización en una de las minas de Gales.

Warchus es un director de teatro que de pronto se aventura al cine. En una entrevista con Peter Knegt para DailyXtra de Toronto, realizada a santo de la premiere en esa ciudad canadiense, nos cuenta que recibió el guión sin saber que se trataba de una historia real. (Liga 1.) Esto en sí mismo es relevante, pues Warchus nació en 1966 y tenía 18 años cuando estalló la huelga. No desconocía la saga general pero le sorprendió la confluencia del movimiento LGBT urbano y los mineros huelguistas rurales en Gales. En principio, esta coincidencia se debía simplemente al enemigo común, el thatcherismo. La experiencia, el guión y la película demuestran que la convergencia era mayor y más profunda.

Se trata de una historia difícil de contar. Hay veinte roles principales, pero sale bien. Por eso Warchus afirmaba en 2014 que era el mejor script que haya recibido. El director explicó a la audiencia canadiense que, en el fondo, Pride es una romantic comedy, sólo que los que se enamoran son dos colectivos (“two unlikely entities”): Por una parte, la comunidad minera galesa, de tradición obrerista y con una religiosidad rural antigua; por la otra, las colectivas LGBT urbanas, plurales y radicales. El director recuerda que lo realmente interesante es que la locura histórica de la experiencia seguiría siendo una locura hoy día. Y por eso vale la pena verla.

En 1985 y 1986, luego de un año de huelga, la NCB empezó a ofrecer liquidaciones (redundancy payments) en decenas de minas. Para 1994 (Gobierno Major, conservador) la minería se privatizó y quince años más tarde (2009) sólo quedaban seis minas en operación. La última mina mayor cerró en 2015. El modo de vida de los pueblos mineros británicos desapareció y decenas de miles de familias debieron emigrar adaptándose como pudieron a las nuevas circunstancias.

Pero –como dijo Monsiváis– sin las miles de causas perdidas no habría las pocas victorias que los oprimidos han ganado. La inesperada experiencia de sororidad/fraternidad entre dos colectivos que sólo tenían en común la opresión que sufrían, tuvo (y sigue teniendo) éxito porque la solidaridad y su ejemplo se mantuvieron. Servirán en las nuevas batallas a lo largo y a lo ancho de este nuestro globo.

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