La fiesta novohispana y mexicana, que tuvo lugar entre las últimas décadas del siglo XVI y la primera del XX, se caracterizó por un uso abundante e imprescindible de fuegos de artificio. Con éstos se buscaba que cada celebración fuera la muestra más notable de regocijo, de alabanza, de lealtad y de legitimación.
A través de sus luces y fuegos, es posible hacer una peculiar lectura de cada microcosmos festivo. La historiadora María del Carmen Vázquez Mantecón nos da una interpretación de la fiesta mexicana a través de su libro más reciente: Cohetes de regocijo: una interpretación de la fiesta mexicana.