Las manos de Saúl Rivera Carrillo comunican sus deseos: a través de la defensa dentro del ring, o bien en la creación de líneas y curvas que dan forma a sus diseños y planos. En el cuadrilátero se ha forjado su mayor anhelo: ser campeón mundial de boxeo; mientras que la universidad le permite perfeccionar técnicas y conocimientos que le darán un segundo título, el de arquitecto.
Cuando era niño, Saúl Rivera, estudiante del sexto semestre de la Licenciatura en Arquitectura de la BUAP, solía visitar los gimnasios porque su padre lo llevaba a ejercitarse, pero él más bien gustaba de jugar y divertirse. Ahora, con 23 años de edad, su disciplina y constancia lo colocan como una promesa en el box profesional mexicano; su aspiración es llegar a ser un campeón mundial.
“Cuando iba al gimnasio para mí era prácticamente un juego, después vi las peleas en la televisión y empecé a hacer referencias con los aparatos y guantes. También contribuyó que mi papá fue boxeador profesional y tenía sus fotos; todo eso encendió una chispa en mí por este deporte y cuando me subí al ring por primera vez para hacer sparring box, me gustó tanto la sensación y esa adrenalina, que poco a poco me fue ganando y cuando menos lo pensé ya estaba muy comprometido”.
En ese camino las cosas no han sido fáciles, reconoce, pues requiere de tiempo, disciplina y algunos sacrificios, pero no lo hacen desistir de su pasión: el boxeo. Para hacer frente a los retos, tanto en el cuadrilátero, como en la universidad, Saúl se vale del apoyo de su familia, sus entrenadores, pero también de sus profesores, directivos y compañeros universitarios; con ellos trata de compartir las clases, pero también sus triunfos como deportista.
Saúl, “El Matador”, Rivera, quien como amateur tuvo 22 peleas, de las cuales ganó 21 por knockout, se enfrentará como profesional al pugilista Andrés Galindo, en la Arena BUAP, este 30 de abril, donde también pelearán el campeón de Asia-Pacífico Hironobu Matsunaga y el experimentado Jhony, “Vaquero”, Navarrete.