La pandemia y el cubrebocas quedaron literalmente en el discurso y el Presidente regresó a su campaña de tierra y sol. Selfies, besos, abrazos y autógrafos para los suyos; ataques para los adversarios, y una nueva promesa que muestra el tono rumbo a la recta final de la administración: dejar todo concluido a más tardar en diciembre de 2023 y “cerrar un ciclo” en 2024; todo esto, bajo los 35 grados del calor sonorense.
Sonora recibió a Andrés Manuel López Obrador para su visita número 19, y el Presidente quería ensuciarse los zapatos, tomarse fotos, recibir abrazos, besar niños, y atravesó el desierto y la sierra para eso, en una gira que comenzó el viernes en Cajeme y concluyó el domingo en la localidad de Desemboque, en Pitiquito, comunidad Seri que sólo había visitado antes José López Portillo en 1979.
Las franjas de cactáceas y arena fueron blindadas por la Marina Armada y el Ejército Mexicano, inclusive desde días atrás; el crimen organizado y los laboratorios de fentanilo bajaron sus cortinas, pues de eso nunca se habló, y sobre la carretera solo quedaron los ‘puntos’ de vigilancia con motocicletas todo terreno, radios, cachucha, gafas, y pasamontañas, que se quedaron viendo pasar el convoy presidencial.
El pretexto era visitar a los pueblos originarios Guarijío, Mayo, Yaqui y Seri; revisar y avalar los planes de Justicia para saldar la deuda histórica del Estado Mexicano con estas comunidades, y analizar con cartera en mano los proyectos trazables, para lo que fue convocado el subsecretario de Hacienda, Juan Pablo de Bottom.
En esencia, durante la gira fueron dibujadas las propuestas de desarrollo y validadas las autoridades indígenas que han sido impulsadas por el gobierno estatal, a pesar de las divisiones que se han generado en los mismos pueblos por la exclusión de las autoridades ejidales; se repartieron encargos para los funcionarios, entre ellos, el gobernador Alfonso Durazo; Adelfo Regino, del Instituto de Pueblos Indígenas; Zoé Robledo, del IMSS; y Ariadna Montiel, de Bienestar.
Recicló comentarios utilizados desde que era candidato de oposición: “al pueblo sólo le entregaban migajas, el frijol con gorgojo y seguían robando…”. Fue la retórica.
El Presidente se mostró contento, se dejó tomar fotografías, firmó autógrafos, y en su discurso ante las comunidad Seri incorporó elementos como el apoyo a las clases medias, las bondades del libre comercio, el final de la pandemia y la llegada de una crisis inflacionaria producto del exterior.
“Ya está pasando la pandemia que nos dejó mucho dolor, ya que está pasando, pero se presenta otro fenómeno externo (…) También no tiene que ver con nosotros, si no se origina en el extranjero, que es la guerra de Rusia y Ucrania, y además el dolor que produce las guerras, esta guerra vino a afectar la economía mundial hay una inflación”, declaró, y pugnó por la autosuficiencia alimentaria para no depender de las compras del extranjero.
El recorrido comenzó en Mesa Colorada, en Álamos, con el pueblo Guarijío el viernes, donde la principal preocupación fue la reorganización del territorio para Los Jacales, Colonia San José, Los Estrados, Guajaray, Los Bajíos y Colonia Makorawi, así como concesión colectiva del espejo de agua de la presa Los Pilares para actividades productivas. A todo dijo que sí, pero no expresó cuándo.
En Etchojoa, López Obrador aprovechó la exigencia del pueblo Mayo para tener clínicas dignas, medicamentos y equipo, lo que revivió el reclamo para los gobiernos del pasado y mandar “al carajo” a quienes están en contra de traer a México médicos cubanos:
“Que se vayan al carajo porque primero es la salud del pueblo”, dijo el Presidente, y así convenció a la comunidad. En Loma de Guamuchil, Cajeme, la histórica pugna Yaqui se escondió bajo tierra para mostrarle la buena cara al Ejecutivo; desde donde se comprometió a comprar 30 mil hectáreas para restituir las tierras y mil 700 millones para ampliar el distrito de riego; Aunque reconoció que el tema le preocupa, pues aseguró que todas las obras deben concluirse antes del cambio de gobierno. “Voy a estar, si el creador lo permite, hasta finales de septiembre del (20)24. Pero debemos terminar en diciembre del año próximo a más tardar”, enfatizó.
Ante autoridades de la Sierra de Sonora y Chihuahua, volvió a ofrecer dinero y comprometió 650 mil millones de pesos para la construcción de caminos de terracería para los municipios de Sahuaripa, Bacanora, Yecora, Rosario, Ónavas, San Javier, Soyopa, Arivechi, Quiriego, en Sonora; así como Moris, Madera, Ocampo y Temósachic, en Chihuahua.
Desde Sahuaripa, evocó a Madero, para declarar el final del ciclo, y nadie -dijo- “debe sentirse insustituible, porque luego se convierte en un vicio”.
“Yo soy también maderista, y Francisco I. Madero decía ‘sufragio efectivo no reelección’, y además ya quiero cerrar un ciclo, y no sentirnos insustituibles porque luego se convierte en un vicio, no hay que tenerle mucho apego ni al dinero ni al poder” y agregó que en el tiempo que queda se puede avanzar.
El Presidente los escuchó a todos, confirmó que las comunidades originarias de Sonora no cuentan con carreteras, agua o luz, vio de cerca localidades que ni los mismos funcionarios estatales conocían; vio desfilar trajes típicos y dejó que le colgaran amuletos de tiburón al cuello.
Prometió una nueva gira dentro de tres meses para ratificar los compromisos y trazar la ruta para que la llamada cuarta transformación pueda llegar a estas comunidades de pisos de tierra antes de que acabe el sexenio.
Con información de: Milenio