El papa Francisco aseguró que pronto podría llegar el momento en que deba considerar renunciar, y lo haría si sintiera que, debido a su salud, no podría servir de la manera en que debería.
El pontífice de 85 años hizo estos comentarios desde el avión papal, al final de una estadía en Canadá, en los que tuvo largas jornadas de trabajo y se disculpó con los indígenas de la nación norteamericana.
Enfatizó que por el momento tiene la intención de continuar con sus deberes, y “Dios lo guiará” en cuanto a cuándo debe dejar el cargo, si es que lo hace.
“No es una catástrofe cambiar de Papa, no es un tabú”, le dijo a los periodistas desde una silla de ruedas en el avión que lo trasladó desde el territorio ártico de Canadá a Roma.
“La puerta (a la jubilación) está abierta, es una opción normal. Pero hasta hoy no he llamado a esa puerta. No he sentido la necesidad de pensar en esta posibilidad, pero eso no quiere decir que dentro de dos días no empiece a pensar en ello”.
En los últimos meses, el papa Francisco ha sufrido problemas continuos en la rodilla que han afectado su movilidad. Pasó gran parte de su visita a Canadá en silla de ruedas.
Pero anteriormente descartó las especulaciones sobre enfermedades más graves y potencialmente mortales.
“Este viaje ha sido intenso”, indicó. “No creo que pueda seguir viajando a mi edad con el mismo ritmo que solía hacerlo y con la limitación de esta rodilla”.
“Necesito cuidarme un poco para seguir sirviendo a la iglesia, o necesito considerar la posibilidad de hacerme a un lado”.
El Papa, cuyo predecesor Benedicto XVI se retiró debido a problemas de salud en 2013, dijo que estaba ansioso por visitar Ucrania pronto, pero que primero tendría que buscar el consejo de sus médicos.
Su visita a Canadá estuvo enfocada en disculparse con los indígenas de la región por los errores cometidos contra ellos por parte de la iglesia Católica.
El Papa parecía más comprometido en sus interacciones con la población local, en particular los sobrevivientes de abusos en las escuelas católicas.
Pero hubo momentos durante algunos de los procedimientos formales con políticos en los que su cansancio en un viaje ajetreado parecía obvio.
Habló con los periodistas en el avión de regreso sobre una variedad de temas y criticó a los llamados “tradicionalistas” en la iglesia, los que probablemente recibirían con entusiasmo el cambio de pontífice.
“Una iglesia que no evoluciona es una iglesia que retrocede”, indicó el Papa Francisco.
“Muchas personas que se llaman a sí mismas tradicionalistas, no lo son, simplemente retroceden. Eso es un pecado”.
“La tradición es la fe viva de los muertos, en cambio su actitud es la fe muerta de los vivos. Es importante entender el papel de la tradición – un músico solía decir que la tradición es la garantía del futuro, no es una obra que pertenezca a un museo”.
Con información de BBC