¿Cómo no preocuparse cuando 54 de cada 100 jóvenes en edad escolar no asisten a la escuela? Y cuando si van a la escuela, enfrentan a narcomenudistas merodeando…
Son muchos los problemas y carencias en un estado como San Luis Potosí, pero sin duda cuando se tocan temas de salud y educación, los ciudadanos parecieras estar más receptivos y atentos.
Fue preocupante esta semana escuchar al Secretario de Educación, Juan Carlos Torres Cedillo informar que hay al menos 15 escuelas registradas con venta de droga en su interior o en zonas aledañas, luego de que reconociera que una de las preparatorias del SEER (Sistema Educativo Estatal Regular) se intoxicaron varios jóvenes con brawnis con marihuana.
Podría haberse tratado de una mala broma adolescente, pero se le dio la importancia que realmente tiene. Si bien se debe reconocer que al menos tienen el diagnóstico, lo cual ya da cierta esperanza de que van en la ruta correcta, pero hay muchas razones para estar más que preocupados.
Es alarmante el nivel de inseguridad de los planteles, que están rodeados de narcomenudistas al acecho de jóvenes que se puedan enganchar en el consumo de drogas.
Preocupante también los problemas estructurales que históricamente ha enfrentado el sector educativo: rezago, deserción, eficiencia terminal, equipamientos, infraestructura, etc.
De acuerdo al Censo INEGI 2020, San Luis Potosí en educación, revela que 6 de cada 100 niños de entre 6 a 14 años no va a la escuela; grave también resulta el dato de jóvenes de entre 15 a 24 años, porque en este grupo de edad, de cada 100 jóvenes, 54 no asisten a la escuela, y son apenas cifras cuando iniciaba la pandemia, que seguramente agravó varios indicadores más.
La corcholata consentida
En la reciente visita de Adán Augusto López, secretario de Gobernación intercambió apapachos con el gobernador Ricardo Gallardo y reiteró que sigue siendo la corcholata favorita.
Tan a gusto de sintió el funcionario federal, que utilizó la tribuna potosina para lanzar un disparo mas contra el expresidente Felipe Calderón, aunque pronto reviró el ex mandatario.
Por Lidia Juache