La chicanada con la que querían ganar las elecciones en la Canaco SLP pareció regresar el tiempo a las disputas gansteriles de los peores años del PRI.
Juan Branca y su grupo habría querido imponer a su candidato, Fernando Díaz de León pero… con las peores formas: con prácticas antidemocráticas -propias de los años 70s- con candidato único y pretendiendo anular a la planilla contendiente, encabezada por una mujer, Julieta Abud.
Con esos elementos, en pleno siglo XXI, pareciera que los jóvenes liderazgos de la Canaco, se quedaron instalados en las viejas prácticas de los dinosaurios políticos, porriles y hasta gansteriles.
La tarde de ayer arribó Juan Branca a las instalaciones de la Canaco con la intención de realizar la asamblea en la que sería ungido su candidato, sin embargo, la planilla opositora ya había preparado una estrategia para reventar la reunión y evitar que se salieran con la suya.
Desde la noche del miércoles, ya se advertía de la ruptura al interior de la Cámara. Sin embargo, las fracturas no son nuevas, desde hace varios años, la disputa por el poder al interior de ese organismo empresarial, era evidente.
Hace algunos años, el añejo grupo que por décadas mantuvo el control de la Canaco cuyos apellidos se identifican con el puñado de familias de comerciantes potosinos, abandonó su afiliación. El nuevo grupo encabezado por Juan Branca, se encargó de intentar reconstruir a esa organización a pesar de la desbandada que propiciaron los salientes liderazgos.
Hasta hace algunos meses, todo parecía ir bien con la gestión de Juan Branca, sin embargo, varias voces cuestionaron su desempeño (incluso de socios que le habían apoyado al principio de su gestión).
Aspectos específicos de su particular estilo de conducirse con ciertos grupos de poder político, habría propiciado inconformidades -a tal grado- que pretendieron poner punto final a su intención de imponer a un presidente que le fuera fiel a las mismas prácticas que ya tenían enfadados a una buena parte de los afiliados, que no se sentían representados de manera adecuada.
Ayer, el arribo de Branca a la sede de Canaco con un séquito de “guaruras” pareció reflejar el grado de ruptura y enojo entre los agremiados a la Cámara. Finalmente, pareció imperar la cordura y el diálogo, habrá que ver si está dispuesto el grupo en el poder, a permitir la competencia leal y equitativa y no recurrir nuevamente a aspectos legaloides que pongan en riesgo la transparencia y democracia en el proceso electoral de ese organismo.
Cabe reconocer la rápida y valiente movilización que encabezaron los simpatizantes de Julieta Abud, de la planilla opositora, que lograron impedir que se consolidara la estocada final del grupo en el poder.
Por Lidia Juache