Lectora, luego de nuestros viajes por la India te propongo regresar a Las Hespérides (es decir, a estas nuestras Islas de Occidente). Al final de la última kino-reseña te comenté sobre la centralidad de la niñez en las películas de los directores indios Khan y Bose. Sus héroes son jóvenes a la búsqueda de sus madres y padres, de su fe, de su identidad. Las narrativas de Khan y Bose se volvieron urgentes en el contexto de la Independencia (1947) y la construcción del nuevo Estado-nación (1947-1990). Pero el tema es universal. Por eso tuvieron éxito Maya en el valle de los tigres de Berry y la serie Maya, la elefanta de los hermanos King en los 1960s.
En los años ochentas las audiencias mexicanas recibimos del Japón muchas novelas en caricaturas (anime). Entre ellas destacó Remi, el hijo de nadie (家なき子, Ienakiko, “Niño sin hogar”), producida por Nippon Television (NTV) entre 1977 y 1978. La historia original está en una novela del francés Héctor Malot (1830-1907) publicada en 1878 y titulada Sans Famille. Hoy quiero recomendarte una versión cinemática de Remi de los 1930s.
La estelarizó Robert Lynen, cuya foto de adulto te anexo. El joven actor, nacido en 1920, se había hecho famoso en la Francia de 1935 gracias a papeles relacionados con la niñez marginal. En Poil de Carrote (Pelo Rojo, 1932, dirigida por Julien Duvivier) el chico de doce años protagonizó a un niño victimizado por su madre y quien, en algún momento, buscará suicidarse. La película de Duvivier estaba basada en una novela de 1894 escrita por Jules Renard (1864-1910), quien era un librepensador, socialista y pacifista. Aparte, Renard era un escritor formado fuera del engranaje oficial (no estudió en la École Normale Supérieure). Igual que en la India, las Izquierdas denunciaban el abandono que sufren los menores de edad.
Dos años más tarde, en 1934, un Lynen de catorce interpretará a Rémi en Sans Famille, dirigida por Marc Allegret. (Puedes verla en Francés con subtítulos en Inglés que YouTube te convierte a Castellano automáticamente, en la Liga 1.) Mientras en Poil de Carrote el ambiente es urbanita, Remi nos muestra la orfandad rural. El chico fue separado de su madre natural recién nacido –y estaba siendo criado por una pareja en provincias. El padrastro lo vende al músico vagabundo Vitalis (interpretado por Vanni Marcoux), quien lo educa artísticamente en una larga jornada a París y Londres, adonde buscará a su verdadera madre. En compañía del viejo, Remi forja amistad y forma una familia alterna.
Igual que en las películas indias que reseñé en las últimas semanas, este film francés recurre a números musicales. En YouTube se puede ver/oír la canción central de esta película (Liga 2).
Pero regresemos al protagonista. Lynen fue aprovechado por la industria cinematográfica francesa al máximo. Durante la segunda mitad de la década de los treintas interpretará un modelo distinto de joven. La transformación ocurrió en dos películas, la primera dirigida también por Duvivier y titulada Le petit roi (El pequeño rey, 1933) y la segunda Éducation de Prince (1938) dirigida por Alexander Esway. Ambas son adaptaciones de obras previas. El pequeño rey de una novela de 1910 escrita por André Lichtenberger (1870-1940). La Educación de un príncipe de una obra de teatro (1893-1900) de Maurice Donnay (1859-1945).
En ambas narraciones se nos muestra lo que la Francia de la Tercera República pensaba de las monarquías europeas (este-europeas, para ser exactos): Lugares de relativo exotismo; dominados por élites ambiciosas y tradicionales; cuyos jefes de Estado pasan al exilio en Francia víctimas de revoluciones causadas por su propia torpeza. (Esta es, en resumen, la imagen que Hergé nos dá en la aventura de Tintín titulada El Cetro de Ottokar, publicada, por cierto, entre 1938-1939.)
En El pequeño rey (1933) se nos cuenta la historia de un rey de trece años llamado Miguel VIII quien no tiene control de lo que pasa en su país. Inocente, hace amistad con un sirviente que resulta ser parte de una conspiración anarquista. Aunque el monarca trata de perdonarle, el anarquista es ejecutado. La Revolución termina estallando y el joven rey se va al exilio en el sur de Francia.
El 2 de Diciembre de 1933, L’Action Française publicó una reseña de esta película, escrita por François Vinneuil (Lucien Rebatet, 1903-1972). Vinneuil era un escritor y crítico cinematográfico fascista que una década más tarde colaboraría con la ocupación nazi. Su crítica al Pequeño Rey de Duvivier era que presentaba la modernidad democrática e igualitaria como una cosa buena… Por lo mismo, ¡recomendaba no verla a los buenos franceses católicos! (Esta reseña se puede escuchar completa, ilustrada por escenas de la película en YouTube, en la Liga 3.)
En el guión de La Educación de un príncipe (1938) vemos a Alexandre (Sacha) como el heredero al trono de Silistrie, hijo de Bojidar XXI. Vive en París con su madrastra (la ex-reina exilada) y está estudiando en la universidad. Un financiero francés, interesado en las riquezas de Silistrie (en la película de 1938 es el petróleo) busca restaurar la monarquía y manipular al joven una vez que éste regrese a su patria. Cosa interesante, Sacha está más interesado en la vida universitaria y en cortejar a su novia parisina. La comedia original de Donnay se burlaba del aventurerismo de los monárquicos y humaniza, es decir, ciudadaniza, al príncipe.
Cosa interesante, Lynen evolucionó junto con sus caracteres. Ya era adulto (20 años) cuando la debacle francesa de Junio de 1940. Siendo una de las estrellas de la industria fílmica, siguió actuando bajo el régimen de Vichy… pero se reclutó en una unidad de la Resistencia, reuniendo inteligencia y llevando mensajes. Eventualmente fue capturado. Moriría fusilado en un campo de concentración en Alemania. Cuando se unió a las redes clandestinas, Robert Lynen señaló que ése era el papel más importante que tendría en la vida. El muchacho pelo de zanahoria y el niño sin familia se negó a ser príncipe en la Francia fascista.
Una buena vida. Una muerte mejor.