La crisis del agua parece estarse complicando más por razones de logística y operación que por la falta de agua.
De acuerdo a expertos del Cotas (Comité Técnico de Aguas Subterráneas del Acuífero del Valle de San Luis Potosí), la advertencia del alcalde Enrique Galindo del ya famoso “Día cero” a finales de mayo, no tendría sustento.
La explicación de los especialistas es que El Realito estaría surtiendo solamente a cerca del 20 por ciento de la población, el resto se surte mediante pozos, sobre explotados, si, pero no significa que esos pozos se vayan a secar a finales de mayo.
Más bien lo que preocupa es si la capacidad de gestión y liderazgo de las autoridades correspondientes estaría a la altura de la situación porque se deberían estar tomando decisiones económicas y hasta políticas para garantizar agua para todos, sin importar el concesionario, total, hacer valer la ley, porque el agua es un bien público, un bien económico y un bien común.
Los riesgos que se avecinan son muchos, porque en los últimos días se vivieron genuinas protestas de ciudadanos enfadados por la falta de agua y hartos del trato inequitativo en la repartición de la misma.
El perfil de los ciudadanos inconformes fue jubilados, amas de casa, gente con dificultades para llegar al fin de la quincena como para estar comprando pipas privadas, pero la línea para que algunos vivales le den un sesgo político a esas inconformidades es muy delgada. El alcalde tiene que ir tomando medidas más contundentes como una mejor planeación y operación más estratégica en la gestión del agua en los municipios que atiende el ahora llamado “nuevo Interapas”. Una cosa es el escenario que pintan los boletines y fotos del “nuevo Interapas” y otra la cruda realidad.
Recién se anunciaron las fallas estructurales de El Realito, se anunciaron medidas que parecían oportunas, atinadas, inteligentes, de parte de la autoridad municipal, ojalá no se tornen sesgadas, partidistas, inoportunas e ineficaces. Difícil el escenario si además se le suma, la permanente disputa con el gobierno estatal, que aunque de manera subrepticia y bien disimulada, se sabe que la rivalidad política persiste.
Por: Lidia Juache