River Plate cerró un 2018 firmando el tercer puesto del Mundial de Clubes con un cómodo triunfo ante un Kashima (4-0) que chutó en tres ocasiones a los postes.
River se quedó sin la final del Mundial deseada, medir fuerzas ante el todopoderoso Real Madrid y poner en valor su crecimiento, pero regresa a Buenos Aires recuperando la alegría para festejar al fin la Libertadores. Marcelo Gallardo tiró de fondo de armario y los suplentes le respondieron ante un Kashima tan voluntarioso como falto de pegada.
Con siete novedades en su once, el conjunto argentino buscó el triunfo desde el inicio. A los 28 segundos Julián Álvarez ya avisaba con un derechazo que sacaba Kwon como podía. Inspirado y veloz el delantero, superó rivales para poner a Borré un balón para marcar que sacaba el portero del Kashima.
Su inspirado inicio se frenaba en seco por una patada de Borré en un balón dividido que le dañaba su pie derecho. Aguantó como pudo en minutos de reacción japonesa. Siempre liderado Kashima por el descaro de la juventud de Hiroaki Abe, la gran sensación con 19 años.
Partiendo desde la izquierda desequilibró. Pero River se mantuvo en pie gracias a Germán Lux. Sacaba una mano milagrosa, sobre la línea, repleta de reflejos al remate a placer de Inukai de cabeza en acción de estrategia a balón parado.
Las fuerzas se habían igualado y Lux respondía, con mano abajo firme, a un disparo ajustado de Serginho. Cuando aparecían las dudas argentinas las resolvió de un testarazo inapelable Zuculini a los 24 minutos. Acababa de entrar el portero suplente Sogahata y solo pudo ver como el balón golpeaba el poste antes de colarse en su portería.
Fue un golpe que le costó encajar a Kashima. Julián acarició el segundo y De la Cruz probó la fiabilidad del nuevo portero. En la reanudación River tiró de experiencia. Dominó el duelo, lo enfrió cuando tuvo que hacerlo para poner freno al físico japonés e intentó golpear cuando tuvo ocasión.
A Borré le anularon un golazo por fuera de juego por milímetros, y Lux extendió su papel de protagonista principal del duelo, salvando un mano a mano ante Shoma Doi superada la hora de partido. Ahí murió el duelo. Un voluntarioso, pero sin puntería De la Cruz dejó su sitio para la despedida como hacen los grandes del talentoso Pity Martínez.
Una gran acción de equipo de River, la culminó con un gesto repleto de calidad Julián Álvarez que recibió de espaldas, se giró y dejó un balón perfecto a la llegada de Pity que sentenciaba de zurda. La goleada llegaba con un tanto de penalti de Santos Borré y la despedida con golazo del Pity con balón picado que llovió del cielo a la red sobre la hora.
Con información de Excélsior.