La cabeza de mármol desenterrada hoy en Roma, en las obras de una céntrica plaza, pertenecía “probablemente” a una diosa, puede que a la del amor, Afrodita, y hace siglos fue empleada como material de construcción de un muro, donde ha sido hallada.
El superintendente romano de Cultura, Claudio Parisi Presicce, señaló en un comunicado que la cabeza de piedra encontrada en la plaza Augusto Imperatore de la capital fue esculpida en mármol griego y pertenece “probablemente a una divinidad femenina, quizá Afrodita”.
“Gracias al trabajo atento de los arqueólogos hemos sido capaces de profundizar en el conocimiento de un rincón de la ciudad que asombra por la riqueza de su historia milenaria”, escribió en un comunicado.
La cabeza, íntegra y en buen estado, por su dimensión debió de pertenecer a una escultura de tamaño natural y muestra “un refinado peinado con el pelo recogido en la nuca” gracias a un lazo.
Los expertos se están ya encargando de su limpieza y de su datación e identificación, aunque una primera propuesta apunta a que es de la época del primer emperador, Augusto (27 a.C-14 d.C).
El resto ha sido encontrado en los cimientos de un muro posterior en el tiempo, de la Antigüedad Tardía, a caballo con el medievo, ya que había sido “reutilizado como material de construcción”.
Desde entonces, la cabeza yacía con la cara hacia abajo protegida por una capa de arcilla sobre la que se levantaba el muro.
Se trata de una técnica bastante frecuente en una ciudad como Roma, ya que durante siglos reutilizó el mármol, bronce y otros materiales de su época pasada e imperial para levantar edificios durante el medievo.
Esto, suelen apuntar los expertos, paradójicamente permitió que muchas piezas de arte antiguo llegaran a nuestros días, como este caso.
El hallazgo se ha producido en las obras de la Plaza Augusto Imperatore, que el ayuntamiento de la capital está rehabilitando después de décadas de abandono.
La plaza es un interesante espacio arqueológico: a orillas del río Tíber y en el área del Campo de Marte, está delimitada por el Museo del Ara Pacis, que alberga el altar que Augusto, primer emperador de Roma, hizo construir en el año 9 a.C para celebrar la pacificación.
En su centro se levanta el mausoleo de Augusto, la grandiosa tumba de planta circular que el emperador mandó erigir para su dinastía hace dos milenios.
El edificio había caído durante años en el abandono y estaba hasta hace poco prácticamente escondido entre la maleza en la plaza y rodeado de vallas, pero desde 2020 se permiten las visitas a su interior y el ayuntamiento trabaja ahora para arreglar toda la plaza.
Con información de Aristegui Noticias