Los osos polares, emblemáticos habitantes del hielo marino del Ártico, se enfrentan a un creciente desafío debido a la prolongación de los veranos árticos, según un estudio publicado en Nature Communications.
El cambio climático está forzando a estos majestuosos animales a pasar más tiempo en tierra firme, lo que pone en riesgo su supervivencia al limitar su acceso a la principal fuente de alimento: las focas polares.
El estudio, liderado por Anthony Pagano del Centro de Ciencias de Alaska del Instituto Geológico de Estados Unidos, siguió a 20 osos polares equipados con collares, cámaras y GPS en la región occidental de la bahía de Hudson, en Canadá.
Los resultados revelaron que estos osos pasaron hasta tres semanas en tierra firme durante el verano, un período en el que el hielo marino desaparece y las focas polares quedan fuera de su alcance.
Pagano advierte que los osos polares no tienen estrategias para evitar la pérdida de peso durante el verano en tierra y que esta situación se agrava a medida que pasan más tiempo fuera del hielo marino.
Los cambios observados en la bahía de Hudson son especialmente preocupantes, ya que los osos parecen estar enfrentando un ritmo más acelerado de afectación por el calentamiento global en comparación con otras regiones árticas.
El estudio también señala que los osos polares muestran una notable plasticidad en su comportamiento, pero aun así corren el riesgo de morir de hambre debido a la disminución del hielo marino ártico. La reducción del período en el que adquieren la energía necesaria para sobrevivir en tierra firme podría conducir a un aumento de la inanición, especialmente entre los adolescentes y las hembras con cachorros.
Los investigadores encontraron que los osos polares adoptan diversas estrategias para mantener sus reservas de energía, pero la mayoría perdió cantidades similares de masa corporal, alrededor de un kilogramo por día. Aunque algunos machos adultos optaron por descansar para conservar energía, el 70 por ciento se mantuvo activo buscando alimentos terrestres como bayas, hierbas y cadáveres de animales.
Sin embargo, las fuentes de alimento terrestres no proporcionan suficiente energía para compensar la pérdida de acceso a las focas polares. Algunas hembras adultas dedicaron hasta el 40 por ciento del tiempo a buscar comida, pero encontraron que el beneficio energético no era suficiente para contrarrestar el gasto de energía necesario para obtenerla.
El estudio concluye que la pérdida prevista de hielo marino tendrá graves repercusiones en la reproducción y supervivencia de las poblaciones de osos polares en todo su rango de distribución. El próximo paso será utilizar estos datos para predecir los efectos futuros del cambio climático en estas emblemáticas criaturas del Ártico.
Con información de Excélsior