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Opinión

Ver para Pensar: Batalla de Ingenios

Federico Anaya Gallardo

La película que quiero recomendarte hoy, lectora, proviene también del Oriente. Y del mismo modo que la elaboración de mitos antiguos y leyendas urbanas contemporáneas que te relaté sobre la serie de TV coreana El Cuento del Zorro de las Nueve Colas (2020-2023), proviene de lo que Oriente entiende de sí mismo en nuestros días. Su título en ideogramas chinos es Mo Gong (墨攻). El primero (Mo, 墨) significa tinta. El segundo (Gong, 攻) significa ataque. Se leería como Ataque de Tinta. (Te comparto el cartel para Hong Kong.)

En Occidente se tradujo como Battle of Wits (Inglés) ó Batalla de Ingenios (Castellano). Fue dirigida en 2006 por Chi Leung Jacob Cheung –un actor y director hongkonés nacido en 1959. Cheung se basó en dos obras. La primera es una novela japonesa publicada en 1991 por Kenichi Sakemi (1963-2023) y titulada Bokko (Japonés para Ataque de Tinta) y que adaptó Hideki Mori (n.1961) como manga para la revista Shogakukan entre 1992 y 1996. (Te comparto la portada del primer tomo del manga.)

En Japón, el énfasis en el signo Mo (墨) del título se puede traducir como Moísmo ó Mohismo y significaría Ataque Mohista. ¿A qué se refiere?

En la Historia antigua de China existe un periodo llamado Los Reinos Combatientes que va del año 770aC al año 221aC. Esos 549 años de guerra civil permanente –como siempre ocurre– produjeron pensadores brillantes. Todomundo ha oído hablar del más famoso: Kong-Fuzi (孔夫子, el maestro Kong, Confucio, 551aC-479aC). Se trata del creador de la filosofía civil que organiza hasta nuestros días la vida social china.

En el último siglo de la Era Común, Occidente ha aprendido a admirar a otro sabio chino de esa era: Sun-zi (孙子, el maestro Sun, Sun-tzu, 544aC-470aC). Se trata de un general que enseña a ganar batallas a través del análisis duro de las fuerzas disponibles y que advierte que el vencedor deberá siempre hacerse cargo del futuro –sosteniendo tanto a las viudas de sus soldados y como a las de los soldados enemigos.

La película que hoy te recomiendo habla de otro maestro (子, Zi) que las y los Occidentales deberíamos investigar con más cuidado: Mo-zí (墨子, el maestro Mo, Mo-tzu, 468aC-391aC). De su doctrina nos habla la novela de Sakemi de 1991 y el manga de Mori de 1996. El héroe de la película de Cheung de 2006 es un seguidor del maestro Mo.

Antes de contarte de la peli, te pido que notes que Mo-Tzu no es contemporáneo exacto de Confucio y Sun-Tzu. Cuando Mo-Tzu ve la primera luz, los otros dos maestros llevan muertos varios años. Cuando Mo-Tzu se convirtió en maestro, las doctrinas de ambos, pero especialmente la de Confucio, se han vuelto hegemónicas en las sociedades gobernadas por los reinos combatientes. Sin embargo, cuando Mo-Tzu murió hacia 391aC, aún faltaban 170 años para el establecimiento en 221aC de la primera dinastía imperial china (秦朝, Chin-Chao, fundada por el legendario Chi-Huang-di, 秦始皇帝 –el emperador amarillo… en mi primaria pronunciábamos Chí-huáng-tí).

Chíhuang-Tí era originalmente el Señor ó Rey de Qin –uno de los reinos combatientes. Se llamaba Zheng (政) y empezó a gobernar su Estado en 247aC, con apenas 12 años. Un cuarto de siglo más tarde el reino de Qin había derrotado a todos los demás y su Señor se proclamó algo más que un rey. El vencedor de seis siglos de guerras no podía seguir siendo “Señor de Qin”. Eso era convocar a los descendientes de los reyes derrotados a buscar, otra vez, la revancha y recomenzar la guerra de todos contra todos.

Las Wikipedias castellana y china nos informan que los caracteres ideográficos que escogió el vencedor para su título son interesantes: 秦始皇帝. El primero es Qin (秦) y recuerda qué Estado venció a los demás. El segundo es Shi (始) y significa principio, comienzo, primer. El tercero es Huang (皇) y era la palabra para tres deidades (los augustos) que representaban el cielo, la tierra y lo humano –y quienes habrían creado la primera sociedad. Este carácter se usa para definir al Tenno japonés y Occidente lo tradujo como Emperador. El cuarto y último es (帝) y es otra forma de describir el señorío, principado ó dominio. En los mitos de origen chinos, aparte e los tres Huang, existieron cinco Tí, que crearon cosas como el fuego, el regadío y la escritura. Reunir dos palabras (皇帝, Huang-Tí) que se referían a deidades-gobernantes servía al Señor de Qin para subrayar que él había reunido todos los Estados en la Tierra.

Chíhuang-Tí es el héroe político que construye el primer Estado chino unificado. Encierra a las familias nobles de los reinos vencidos en su capital (el Roi Soleil no es original), construye caminos y canales para facilitar el comercio (Adam Smith tampoco es original), unifica pesos, medidas y la moneda (la Revolución Francesa no es original) y reorganiza la lengua escrita (Nebrija y los Reyes Católicos no son originales). Y todo lo hizo en grande. Ó más bien, en inmenso. Para que toda la población conociera los ideogramas autorizados para escribir, este primer emperador ordenó grabar decretos y mensajes en todas las montañas sagradas. (Aparte, eran mensajes para avisar al Cielo que ya existía un único Señor en la Tierra.) Este es el jefe de Estado que construyó la primera muralla china y cuya tumba contiene los hoy famosos guerreros de terracota.

Con este contexto, regresemos al periodo de Los Reinos Combatientes. El director de la película Batalla de Ingenios ubica allí su historia. Una ciudad-Estado, llamada Liang, está a punto de ser asediada por el gran ejército del Estado Zhao. Su rey –quien sólo cuenta con 4mil hombres en armas– pide ayuda a los seguidores de Mo-tzu ó Mo-zi para organizar la defensa de su capital. Pero sólo llega uno, llamado Ye-Li (interpretado por el hongkonés Andy Lau, n.1961). El Señor de Zhao tiene 10mil soldados, ingenieros excavadores, caballerías, máquinas de guerra especiales.

Rendirse implicaría perder el poder (para el Rey de Liang), la preeminencia social (para los nobles y ricos de Liang) y ser esclavizados (para los campesinos y artesanos de Liang). Pero todos salvarían sus vidas. Esto se los explica claramente Ye-Li. Las enseñanzas de Mo-zí predicaban salvar las vidas de la mayor cantidad de personas. También les explica que si desean resistir a Zhao, sólo podrán hacerlo si reúnen todas las fuerzas de toda la población. Los seguidores de Mo-zí eran expertos en el arte de la guerra defensiva. El Rey de Liang acepta la oferta.

Pero casi de inmediato empiezan los escándalos. Ye-Li organiza a la población para construir una segunda sección de la muralla frente a la entrada principal de la ciudad. El pueblo llano puede realizar el trabajo, pero se necesitan las piedras que separan el palacio real de los barrios populares. Las enseñanzas de Mo-zí señalaban que la economía de la sociedad debe organizarse para proteger a la mayoría y no para satisfacer el orgullo de la minoría.

Los nobles y los ricos se niegan al principio, pero la necesidad de la defensa se impone. La muralla, las tácticas de Ye-Li y el uso de toda la población para hostigar a los atacantes tienen éxito. Cinco mil soldados de Zhao son enterrados frente a la ciudad de Liang. El desconcierto impera en los corazones de los asaltantes. La victoria de Liang está al alcance.

El Señor de Zhao ordena la retirada de la mayor parte de sus tropas. Pero se esconde en los bosques para atacar cuando los de Liang estén distraídos. Dentro de la ciudad asediada la lucha de clases ha reiniciado. El rey y los nobles están contentos con la aparente victoria pero ahora se preocupan que las ideas de Mo-zí provoquen una rebelión popular y cambios permanentes en su Estado. Los ricos aprehenden a los pobres que se distinguieron en la batalla y tratan de ejecutar a Ye-Li. En la confusión, los nobles matan al hijo del Rey de Liang –quien había apoyado siempre a Ye-Li y se había convertido en seguidor de Mo-zí.

Pese a todo, la represión continúa. Justo cuando estaban ejecutando a los líderes (y lideresas) populares, el Señor de Zhao ataca de nuevo. Sus hombres queman parte de la ciudad disparando flechas incendiaras desde globos de Cantoya (aquí, un elemento manga, sin duda) y un comando logra entrar a la ciudad a través de un túnel (aquí, un elemento verdadero de guerra antigua).

En medio de ese desastre, regresa a la ciudad Ye-Li y un comando de arqueros populares. Activan una de las trampas defensivas: Ye-Li había conectado la presa que abastecía agua a la ciudad a túneles cercanos a la posible excavación Zhao. El pueblo retoma las armas y arrincona a los invasores. Los militares nobles de Liang son masacrados, pero el rey sigue al frente de la burocracia.

El Señor de Zhao ordena la retirada final, pero él se queda. La derrota lo ha deshonrado. Parlamenta con Ye-Lí. Ha terminado la batalla de ingenios. Ha ganado el líder militar que supo ganarse el corazón del Pueblo. Generoso en la victoria, es Ye-Li quien demanda al Señor de Zhao que ordene la retirada de sus hombres: hay que detener la masacre.

Pero el final no es feliz. El Rey de Liang quema vivo al Señor de Zhao y reinicia la represión de su pueblo. Ye-Li y parte de la población huyen de la ciudad. El narrador nos cuenta que el nuevo Señor de Zhao atacaría una vez más y conquistaría Liang. Pero luego el Estado de Zhao fue derrotado por el Estado de Qin, cuando el primer emperador apareció en la historia.

Si te he hecho spoiler de la narración es porque, me parece, querida lectora, que disfrutarás mejor de la película conociendo la trama que se va desarrollando en pantalla. La puedes disfrutar gratuitamente en YouTube gracias a “Ciné Nanar – Films C”. (Liga 1.) Se trata de un canal que ofrece una versión doblada al Francés. Si activas los subtítulos de YouTube y pides traducción automática al Castellano, los subtítulos están bastante bien.

Es fácil comprender por qué el japonés Sakemi –quien acaba de morir el año pasado– recupera las doctrinas de Mo-zí. La sociedad japonesa ha hecho una profunda reflexión respecto de su responsabilidad en la Guerra del Pacífico (1937-1945). Los líderes de Japón, en cambio, han pichicateado el reconocimiento de los abusos en China y Corea. Es natural que una sociedad con un movimiento pacifista fuerte, como la japonesa, cruce el mar y reencuentre las tradiciones chinas que justifican desde hace tres milenios un gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo… más allá de los legalismos y tradiciones conservadoras del confucianismo.

También es razonable que un director hongkonés como Jacob Cheung haya llevado la novela de Sakemi y el manga de Mori a la pantalla. Es un modo elegante de recordarle a la República Popular el vigor de la ciudad de Hong Kong. La República Popular es un nuevo y potentísimo Estado que juega hoy en día el rol del Rey de Zhao en la novela, ó el papel del Primer Emperador en la Historia antigua. La ciudad de Hong Kong es la ciudad de Liang, que merece ser respetada siempre y cuando sea fiel al Pueblo que la forma.

Finalmente, también es razonable que la película haya sido coproducida por Los Hermanos Huayi (华谊兄弟) una corporación mediática de la República Popular. El discurso de la adaptación cinematográfica subraya la importancia de la colaboración entre todas las clases (un elemento importante durante la apertura al mercado en China) siempre y cuando todas las clases tomen parte en el proceso. El discurso oficial del comunismo chino (aún maoísta) respecto de la función correcta de un Ejército Popular también tiene cabida en esta película.

Bueno. Eso digo yo, desde la ciudad de México. Si alguien entre las lectoras me corrige, por supuesto que lo agradeceré.

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