Esta noticia no sorprenderá a nadie. Pero eso no quita para que aún faltara un último paso: la designación oficial de Donald Trump como candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca. Llegó por fin este lunes, después de meses de que se diera por hecho. Y los suyos lo aclamaron en Milwaukee en una votación que se presumía unánime.
Sucedió en la convención nacional de la formación conservadora. No llegó con todos los delegados (en las primarias, Haley obtuvo 97; Ron DeSantis, nueve; y Vivek Ramaswamy, tres), pero al final todos y cada uno de ellos fueron apoyándolo.
En las primeras horas de una singular celebración de cuatro días, los delegados de los 50 Estados, junto a los llegados de los territorios asociados y de ultramar, fueron buscando su lugar en la cancha en la que habitualmente juega a baloncesto el equipo de la ciudad, los Milwaukee Bucks. El terreno de juego estaba lleno de sillas plegables y organizado por unos pilotes con los nombres con los lugares de origen de cada grupo.
En un acto con aire de otra época, la secretaria del partido fue dando la voz a cada uno de los representantes de las delegaciones. Estos dieron breves discursos en los que alabaron las cualidades del “cuadragésimo quinto y cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump”, cantaron las bondades de cada uno de los Estados, vitorearon al senador J.D. Vance, que acababa de saberse escogido para completar la papeleta electoral como vicepresidente, y se conjuraron para devolver a Estados Unidos la grandeza otra vez. Porque sí, para la cita de Milwaukee el lema del trumpismo ha pasado de ser Make America Great Again a Make America Great Once Again (pese a que el acrónimo MAGOA suena francamente peor que el de MAGA).
Entre los oradores hubo rostros conocidos, como el de la congresista de Nueva York Elise Stefanik, miembro del ala más dura del partido en el Capitolio, o el senador por Alabama Tommy Tuberbille, que adquirió relieve nacional porque el año pasado se opuso a votar por la renovación de la cúpula del Pentágono porque. Eric Trump, hijo del nuevo candidato, fue quien dio a su padre los 125 votos correspondientes a Florida, con los que este alcanzaba el umbral necesario para ser matemáticamente el elegido. Después de eso, una banda en directo tocó una versión de Celebration, de Kool & the Gang.
El momento más embarazoso llegó cuando el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, tomó el micrófono en nombre del Estado de Kentucky. No se oyeron sus palabras, por un fallo de amplificación, pero también por los sonoros abucheos que recibió. McConnell es un enemigo íntimo de Trump desde que, tras el 6 de enero de 2021, lo hiciera responsable del asalto al Capitolio.
Con información de: El País