Felipe Morales
“Gracias Maestro por tocar nuestros corazones con tu arte” rezaba una manta qué mostraron aficionados sol en la Plaza El Paseo.
Arte fue la referencia y arte fue lo que el valenciano entregó, dos faenas plenas de plástica de magia, donde se cumplio aquello de que “bajaron los duendes” o “se destapó el frasco de las escencias”.
De un elegante negro y oro se presentó Ponce en San Luis Potosí para escuchar las “Golondrinas”.
Después del paseillo el empresario Joaquin Guerra develo una placa en su honor y le entregó un reconocimiento.
Una pena que haya fallado con la espada en sus dos toros; pero en el segundo el público exigió para el diestro un trofeo que paseó emocionado en dos vueltas al ruedo.
Sus alternantes fueron Diego Silveti quien dio la vuelta en su primero después de una excelente faena y buena estocada que merecía la oreja, y que el público pidió, el juez Gustavo Robledo “hizo de la vista gorda”.
En su segundo se portó valiente y variado pero falló en la suerte suprema para salir al tercio sin poder ocultar su desencanto.
Héctor Gutiérrez cayó de pie ante el público por su valor sobre todo en el segundo toro ante el que mostró sus facultades y su entrega, mató mal pero aun así dio la vuelta al ruedo con fuerza. En su primero fue aplaudido por su empeñó ante un toro complicado.
