El duelo por los cientos de personas que podrían haber muerto por el colapso de una represa el viernes en Brasil se convirtió rápidamente en furia, con las familias de las víctimas y políticos reclamando que la minera Vale y los reguladores no aprendieron nada de los últimos desastres.
Los bomberos del estado de Minas Gerais confirmaron el lunes la muerte de al menos 60 personas por la ruptura de una presa de relaves, que lanzó un torrente de lodo sobre las oficinas de la minera y el pueblo de Brumadinho.
Cerca de 300 siguen desaparecidas, y funcionarios dijeron es poco probable que se encuentren sobrevivientes.
Las acciones de Vale se desplomaban un 17 por ciento en la Bolsa de Sao Paulo, que estuvo cerrada el viernes por una festividad local.
La fiscal general de Brasil, Raquel Dodge, dijo que la compañía debe responder por la tragedia y ser sometida a un proceso criminal.
Los ejecutivos de la firma también podrían tener que asumir su responsabilidad de forma personal, señaló.
El presidente ejecutivo de Vale, Fabio Schvartsman, dijo el domingo que las instalaciones fueron construidas de acuerdo a las normas y que los equipos demostraron que la represa era estable dos semanas antes.
El desastre en la mina Corrego do Feijao se produce menos de cuatro años después del derrumbe de una presa en un yacimiento cercano manejado por Samarco Mineracao SA, empresa conjunta de Vale y BHP Billiton, donde murieron 19 personas y se vertió lodo tóxico a un río importante.
Si bien el desastre de Samarco en 2015 arrojó aproximadamente cinco veces más desechos mineros, la ruptura de la presa del viernes fue mucho más mortal, ya que el barro golpeó las oficinas locales de Vale, incluida una cafetería llena de gente, y atravesó un área poblada cuesta abajo.
La cafetería estaba en un área de riesgo”, señaló Renato Simao de Oliveiras, de 32 años, mientras buscaba a su hermano gemelo, empleado de Vale, en una estación de emergencia.
“Solo para ahorrar dinero (…) Esos empresarios sólo piensan en ellos mismos”, reclamó.
Las tareas de rescate continuaban el lunes.
Los bomberos colocaron tablas de madera para cruzar por encima de un mar de lodo, con una anchura de cientos de metros en algunas partes, y poder llegar hasta un autobús que podría estar lleno de víctimas.
Los residentes descubrieron el vehículo cuando intentaban rescatar a una vaca atrapada en el barro.
Ademir Rogerio, un veterano residente del lugar, lloraba mientras miraba el barro que había donde una vez estuvieron las instalaciones de Vale, en los límites del pueblo.
“El mundo se acabó para nosotros”, dijo.
“Vale es la principal compañía minera en el mundo. Si esto pudo ocurrir aquí, imagine qué ocurriría si fuera una mina menor”, comentó.
Néstor José de Mury aseguró que perdió a su sobrino y a sus compañeros de trabajo bajo el lodo.
“Nunca había visto algo así, mató a todo el mundo”, afirmó.
Con información de Excélsior.