El presidente Joe Biden conmutó el lunes las penas de casi todos los presos del corredor de la muerte a nivel federal, perdonando así la vida a 37 hombres justo un mes antes de que Donald Trump regrese al Despacho Oval con la promesa de reiniciar las ejecuciones federales.
Los beneficiados por la medida de Biden, todos ellos condenados por asesinato, cumplirán cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en lugar de enfrentarse a la ejecución. Solo tres hombres, cada uno de los cuales llevó a cabo notorios asesinatos en masa, permanecerán en el corredor de la muerte federal.
El presidente hizo campaña en 2020 para poner fin a la pena de muerte federal. Aunque la legislación propuesta a tal efecto no avanzó en el Congreso durante su gobierno, Biden ordenó al Departamento de Justicia que decretara una moratoria de las ejecuciones federales. Trece presos del corredor de la muerte federal fueron ejecutados durante el primer mandato de Trump.
“Estoy más convencido que nunca de que debemos poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal”, dijo Biden en un comunicado el lunes. “Sinceramente, no puedo quedarme al margen y dejar que un nuevo gobierno reanude las ejecuciones que yo detuve”.
Biden dijo que las conmutaciones eran coherentes con la norma que ha impuesto de detener las ejecuciones “en casos distintos del terrorismo y los asesinatos en masa motivados por el odio”.
“No se equivoquen: condeno a estos asesinos, me duelen las víctimas de sus actos despreciables y me duelen todas las familias que han sufrido pérdidas inimaginables e irreparables”, dijo Biden.
La Casa Blanca difundió declaraciones de apoyo de líderes religiosos, grupos de derechos civiles y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, así como de amigos y familiares de los asesinados por hombres condenados a muerte.
“Condenar a muerte a la persona que mató a mi compañero de policía y mejor amigo no me habría traído ninguna paz”, dijo Donnie Oliverio, agente de policía retirado, quien aludió a que Biden es católico. “El presidente ha hecho aquí lo que es correcto, y lo que es coherente con la fe que él y yo compartimos”. Su compañero, Bryan Hurst, estaba de servicio cuando fue asesinado a tiros por Daryl Lawrence durante un intento de robo a un banco en Columbus, Ohio. Lawrence fue condenado a muerte en 2006.
De los 37 hombres cuyas condenas fueron conmutadas, 15 son blancos, 15 personas negras, seis latinos y una persona asiática. Fueron condenados en 16 estados, incluidos tres que han abolido la pena de muerte. Nueve están en el corredor de la muerte porque fueron condenados por matar a compañeros presos federales.
Los tres hombres que aún pueden enfrentarse a una ejecución federal son Robert Bowers, de 52 años, quien en 2018 mató a tiros a 11 fieles en la Sinagoga Árbol de la Vida de Pittsburgh; Dylann Roof, de 30 años, supremacista blanco que en 2015 abrió fuego contra feligreses negros en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur, matando a nueve personas; y Dzhokhar Tsarnaev, de 31 años, uno de los dos hermanos que perpetraron el atentado contra la Maratón de Boston en 2013, en el que murieron tres personas y más de una decena resultaron mutiladas.
Varios grupos habían pedido al presidente que conmutara las penas de los condenados a muerte, entre ellos miembros de su partido y varias organizaciones de derechos civiles. Biden también sostuvo una llamada telefónica con el papa Francisco la semana pasada, quien este mes rezó para que se conmutaran las penas de los presos federales que se enfrentan a la ejecución. En un artículo sobre la llamada, la agencia de noticias del Vaticano informó de que el papa tenía“preocupación por los condenados a muerte”.
Los obispos católicos de Estados Unidos también habían pedido que se conmutaran las penas de muerte.
Con información de: The New York Times