El Real Madrid estará en el sorteo de los cuartos de final de la Copa del Rey. Tras la debacle de la Supercopa de España, los blancos tenían que ganar sí o sí al Celta para que las luces rojas de la crisis no se encendieran del todo. Aunque cerca estuvieron de encenderse porque el equipo blanco eliminó en la prórroga al Celta, que remontó un 2-0 con goles en el 83’ y en el 91’. Endrick y Valverde, evitaron en la segunda parte de la prórroga que la fría noche madrileña acabara en tragedia. El Madrid ganó, pero lo cierto es que lo hizo con polémica arbitral y de las grandes. Con 0-0, Lunin cometió penalti sobre Swedberg. El árbitro no señaló nada, el VAR, tampoco. La acción siguió y Mbappé marcó el 1-0 con el que el Real Madrid encarriló el triunfo.
El partido ante el Celta era todo un examen para Ancelotti y el equipo en un Bernabéu de uñas que no dudó en abroncar a Tchouaméni y que también pitó a Ancelotti. De hecho, el único que se salvó de esa ‘quema’ fue Asencio, que fue titular. Y es que Ancelotti revolucionó el once quitando a Camavinga, Valverde. Rodrygo y Bellingham. No hubo un cambio de dibujo, pero sí que juntó a Modric y Ceballos para tener más el balón en esta final para el Real Madrid. El Celta, por su parte, tenía muy claro lo que tenía que hacer, aguantar y salir a la contra. Aunque lo que seguro que no se esperaba el equipo gallego fue el pobre inicio del Real Madrid. De hecho, fue el Celta el primero que tuvo una ocasión, con Starfelt estrellando un balón en el larguero.
Eso enfadó aún más a la afición del Bernabéu que estaba viendo como los suyos parecía que seguían en Arabia. El Real Madrid fue poco a poco imponiéndose y monopolizó el balón ante un Celta cada vez más cerca de su portero y fiándolo todo a la contra. Ese control local no significó que llegaran ocasiones claras. Sí, el Real Madrid llegaba al área gallega, pero ahí se diluía. Sólo los desmarques de Mbappé y su velocidad y la habilidad de Brahim lograban generar peligro. Y fue el francés el que abrió el marcador en el minuto 37 en una jugada personal. Una jugada, la del gol, que comenzó con un penalti de Lunin que el árbitro no señaló y el VAR no le corrigió. Todo eso, ante las quejas de un Celta que no entendía que no se hubiese señalado el penalti de Lunin a Williot Swedberg.
Unas reclamaciones que no sirvieron de nada porque el 1-0 acabó subiendo al marcador. Con el Real Madrid, liderado por Mbappé, buscando más goles y con el Celta aún pensando en el penalti no señalado, se llegó al descanso del partido en el Santiago Bernabéu.
El segundo tiempo comenzó con el 2-0 para el Real Madrid. Un gol de Vinicius en el minuto 48 que nació de un pase largo de Brahim, que le acabó dando el balón al brasileño para que marcara. El Celta adelantó líneas buscando la remontada, lo que supuso que el Real Madrid tuviese espacios y eso es lo que más le gusta al equipo blanco. Así, el Celta vio de cerca a Lunin, pero las ocasiones más claras eran las merengues. Incluida una de Vinicius con la que el Bernabéu se relamió viendo el 3-0, pero Starfelt lo evitó sobre la línea de gol.
Los minutos iban pasando con el 3-0 más cerca que el 2-1, a pesar de los intentos de un Celta que puso en apuros a Lunin en varias ocasiones. El Real Madrid marcó el 3-0. Su autor fue Arda Güler en el minuto 77, pero se lo anularon por fuera de juego de Vinicius, que le había regalado el tanto al turco. Cuando todo parecía decidido, el Celta le puso emoción a la recta final con el 2-1 de Bamba en el minuto 83 tras un tremendo fallo de Camavinga. El miedo apareció en el Real Madrid y se convirtió en pánico con el 2-.2 de Marcos Alonso en el minuto 91 al transformar un penalti de Asencio a Bamba.
Lo que parecía imposible se hizo realidad, la remontada gallega en menos de 10 minutos. No hubieron más goles y entró en escena la prórroga. El Real Madrid comenzó con más ganas ese tiempo extra, pero sin generar ocasiones de gol ante un Celta tranquilo, buscando su oportunidad para volver a marcar. En estas, el equipo gallego reclamó un penalti de Rüdiger que el VAR revisó, pero que acabó en nada. Con el 2-2 se llegó al descanso de la prórroga y los dos equipos tenían 15 minutos por delante para evitar llegar a los penaltis.
Endrick volvió a devolverle la alegría al Bernabéu con el 3-2 en el minuto 107, con un zurdazo desde la frontal. El Celta ni mucho menos dio su brazo a torcer, pero Valverde acabó con el sinvivir blanco con el 4-2 en el minuto 112. Ese tanto sí que le hizo daño al Celta que ya no fue con tanto ánimo a buscar una nueva remontada. El Real Madrid vivió más tranquilo ese final del encuentro y Endrick puso el 5-2 en el minuto 119 con un gol de tacón. Ahí sí que se acabó el partido y los miedos blancos.
Con información de: Mundo Deportivo