Niño o joven alado, muchas veces de figura regordeta, de mejillas redondeadas, cabello rizado y una expresión juguetona, traviesa, pícara, son algunos de las características de Cupido, personaje de la mitología romana que representa al amor en diversos sentidos.
En la mitología griega el dios del amor era conocido como Eros, sus primeras representaciones artísticas se hallan en cerámicas y relieves de la época arcaica (siglos VII–VI a.n.e.). En ellas aparece generalmente como un joven alado, aunque no necesariamente con la imagen de un “querubín” o infante.
Con la asimilación de la mitología griega, la cultura romana adoptó a Eros, renombrándolo como Cupido. Durante el período helenístico tardío y en la Antigua Roma —a partir aproximadamente del siglo II a.n.e.—, su imagen comenzó a transformarse y fue en este contexto cuando se consolidó la figura que hoy conocemos: un infante o joven alado armado con arco y flechas, símbolo de la irrupción repentina e incontrolable del amor.
En el marco del día de San Valentín, día del Amor y de la Amistad, la profesora de Historia del Arte en el Colegio de Arte y Cultura de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ), Ana Ortiz Islas, recordó que hay varias versiones del nacimiento de Cupido, pero la más común es la que indica que nació en Chipre y es el hijo de Venus, diosa del Amor y la belleza, y de Marte, dios de la Guerra.
Con respecto a su representación en la historia del arte, destacó una de las más antiguas de las que se tiene registro es la que se encuentra en un fresco en la ciudad de Pompeya (sur de Italia) que es conocido como La Venus de la concha, que data del siglo I antes de nuestra Era, del periodo Republicano, donde aparece con alas atrás de la cocha que trasporta a Venus.
![](https://potosinoticias.com/wp-content/uploads/2025/02/image-5.png)
En el Renacimiento, la imagen de Cupido aparece constantemente en obras de arte ya que es un periodo que retomó los mitos de la antigua Grecia y Roma. Una de las pinturas icónicas de este periodo es la del florentino Sandro Botticelli titulada La Primavera, de 1482, encargada por un miembro de la familia Medici para decorar su villa.
“En ella lo vemos con sus ojitos vendados en la parte superior y al centro de la composición, está en plena acción flechando a una de las gracias que supuestamente es la distinguida Simonetta Vespucci, una mujer bellísima que dirige su mirada a su enamorado Juliano de Medici, quien está disfrazado de Mercurio”, explicó.
La doctora Ortiz Islas expuso que otro periodo del arte donde es frecuente su representación es el Rococó, en el siglo XVIII y será el pintor Francois Boucher quien legó pinturas estupendas donde aflora el amor como la de Venus Consolando al amor, de 1751, donde Cupido sostiene su carcaj y se aleja de los cariños de su madre, o la de El triunfo de Venus (1740), en la aparece él y sus amigos revoleteando en el cielo en una atmósfera vaporosa y plagada de colores pastel, induciendo una verdadera escena amorosa.
Simbolismo
Cupido es un personaje rico en significados relacionados con el amor y el deseo, entre sus principales simbolismos está el poder del amor y el deseo, que representa la idea de que el amor puede surgir de manera repentina e inesperada, afectando a quienes menos lo esperan.
A menudo se le representa como un niño o un joven alado, lo que sugiere la inocencia y pureza del amor en su estado inicial. Sin embargo, la fuerza de sus flechas también simboliza que el amor puede ser abrumador, irracional e incluso doloroso; en algunas tradiciones, se diferencia entre flechas de oro (que representan el amor puro y edificante) y de plomo (que simbolizan un amor apasionado o trágico).
Su imagen destaca también la idea de que el amor no siempre es lógico o predecible; puede llegar sin previo aviso y transformar la vida de las personas de manera inesperada, sugiriendo que, a pesar de la aparente inocencia, el amor es una fuerza poderosa y a menudo incontrolable.
Finalmente, Cupido encarna la complejidad del amor: su capacidad para unir a las personas de manera extraordinaria y repentina, su potencial tanto para la alegría como para el dolor, y la idea de que el amor es una fuerza tan natural como inevitable.
Con información de: Aristegui Noticias