Los anhelos, las esperanzas y los miedos de una Edad Media que se aproximaba a su fin construyeron la naturaleza del desarrollo artístico de un pintor que fue capaz de edificar un jardín en el que cabía toda la luz prohibida del mundo. Jerónimo van Aken, internacionalmente identificado y venerado como “El Bosco”, siempre tuvo un curioso poder de atracción sobre los ojos del espectador. Su transformadora capacidad de plasmar todos esos impulsos irracionales de promiscuidad onírica que estaban castrados por el oscurantismo de la Iglesia medieval, ha servido como empuje para el establecimiento de teorías tan audaces como la que vincula su figura con “La hermandad del espíritu libre”, una asociación de herejías religiosas que floreció a principios del siglo trece y que se extendió por Europa durante varios cientos de años. Según Wilhelm Fraenger, controvertido historiador del arte alemán y propulsor principal de esta teoría, muchas de las escenas de las obras más magnéticas y tentadoras del pintor, estarían directamente inspiradas en las prácticas sexuales que llevaban a cabo los miembros de esta secta, a través de las cuales, se intentaba lograr el estado de inocencia del que gozaba Adán antes de la Caída -motivo que les valió el sobrenombre de “Adamitas”- y manifestar, a través de la práctica, el concepto del amor libre como un valor positivo. Al margen de la solidez ciertamente endeble de este tipo de teorías que intentan conceptualizar de manera diferente el significado de la obra de El Bosco, lo cierto es que su inconmensurable talento a la hora de representar el carácter moralizante del arte, plasmar los rincones maniqueos del hombre y recrear universos extraños, perturbadores y alterados capaces de cambiar permanentemente ante la debilidad de nuestra mirada, le confiere una categoría de artista universal que tanto Telefónica como el Museo del Prado no parecen dispuestos a mantener en el olvido.
Con motivo de la colaboración que la multinacional española de telecomunicaciones lleva a cabo como socio integral de la transformación digital del museo y tras haberse cumplido recientemente el 500 aniversario de su muerte, ambas entidades lanzan un curso online completamente gratuito y exclusivo a través de la principal plataforma digital iberoamericana Miríadax, cuyo objetivo principal es impulsar y compartir una formación exhaustiva sobre este icono de la pintura holandesa. El MOOC, o, dicho de otra manera, el curso online masivo y gratuito de “El Bosco en el Museo del Prado” cuyo inicio está previsto para el 11 de marzo, ha sido desarrollado por “Telefónica Educación Digital” y tiene una dimensión holgada en lo que a público se refiere, puesto que está pensado tanto para esos neófitos de El Bosco que deseen adentrarse por primera vez en la complejidad de su pincel, como para aquellos estudiosos o especialistas que busquen ampliar la sed de conocimiento iconográfico y minucioso de su obra. Entrevistas con expertos de prácticamente todas las áreas de la pinacoteca, más de 35 vídeos en 4K cuya calidad permite ver detalles aislados de escenarios muy concretos que resultan tremendamente curiosos y un total de 15 horas de formación distribuidas a lo largo de seis semanas construyen la base educativa de un proyecto que ya ha conseguido más de 25.500 inscripciones desde que se lanzara a finales de febrero.
La globalización de la cultura
Este éxito de participación en materia de cultura indica un claro repunte del interés que el arte y la curiosidad siempre infinita por el aprendizaje suscitan en gran parte de la población, como ya ocurriera con el curso online predecesor sobre Velázquez, en el que gente de más de sesenta países diferentes de los cinco continentes decidió que necesitaba tener una visión completa de la obra del sevillano, que quería conocer a través de la pantalla las figuras de los maestros que le influyeron e inspiraron y que deseaba poder analizar y recorrer las esquinas de las salas y las colecciones del Museo del Prado. Se trata de un aprovechamiento positivo de la globalización contemporánea que demuestra en palabras del director de Marca, Patrocinios y Medios de Telefónica, Rafael Fernández de Alarcón que “los MOOC han revolucionado el sector educativo” porque “todos somos conscientes de que la tecnología ha cambiado el aprendizaje en todos los sentidos, y, el arte, no es una excepción”. Un arte, el de El Bosco, cómplice misterioso de las debilidades humanas, expiatorio, culpable, indicador perverso de espectáculos de pecado y locura y honestamente luminoso, cuya propuesta pictórica puede descubrirse con detenimiento en este curso, en el que se detallan con precisión todas las obras del artista que duermen en un Museo del Prado que lleva desde finales de 2017 y gracias a la colaboración y labor innovadora de Telefónica, apostando por la inmersión imparable del universo digital en el circuito museístico.
Tanto es así, que esta institución artística capaz de encapsular todo el silencio y la belleza del Paseo del Prado, se ha convertido en el primer museo español y en uno de los pocos del mundo que hace público todo su archivo histórico a través de la digitalización de casi 12.000 documentos que abarcan prácticamente la totalidad de su patrimonio, funcionamiento y gestión durante el siglo XIX, además de desarrollar una web completamente renovada que aboga por el fomento de una atractiva experiencia interactiva para poder disfrutar de los tesoros que albergan sus paredes. Como vemos, los marcos del conocimiento nunca resultan ser lo suficientemente rígidos como para evitar que se expanda y es por ello, que mediante el análisis de los impresionantes trípticos de “La adoración de los Magos”, “El Carro de Heno”, el desbordante “Jardín de las Delicias” -que ha merecido un tratamiento más pormenorizado al tratarse de una de las obras más visitadas del museo-, “La piedra de la Locura” o “La Tabla de los Pecados Capitales”, Miríadax, la iniciativa de Telefónica Educación Digital, pretende seguir consolidándose con este curso sobre El Bosco como una de las plataformas digitales más solicitadas de Iberoamérica y una de las herramientas educativas tecnológicas más interesantes del panorama actual. Porque seguimos necesitando inventores de monstruos y quimeras, artífices de pinturas incómodas, creadores de pensamientos paganos, hermosos héroes y escapistas perfectos, pero también los medios de difusión necesarios para poder conocerlos.
Con información de La Razón.