El Museo Nacional de Antropología cumplió este 17 de septiembre 55 años de haber sido inaugurado, tiempo en el que se ha convertido en uno de los recintos culturales más importantes de México y toda América, donde conviven obras artísticas contemporáneas y prehispánicas.
Su construcción estuvo a cargo del arquitecto
El recinto comenzó a construirse durante el sexenio del presidente Adolfo López Mateos, quien le encargó el proyecto al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Bastaron 19 meses para que el también creador del Estadio Azteca, la Nueva Basílica de Guadalupe y el Palacio Legislativo de San Lázaro, erigiera un recinto que hoy en día es el espacio cultural más importante de México.
Desde su inauguración, en él se pueden presentar exhibiciones con piezas tanto contemporáneas y de diferentes disciplinas artísticas, como de las antiguas culturas mesoamericanas, que dan una idea de la narrativa completa que presenta el museo.
Un espacio que fusiona el arte mesoamericano con el moderno
Unas de las primeras fusiones entre las culturas mesoamericanas y expresiones modernas en el Museo Nacional de Antropología se dio en 1964. Ricardo de Rovina, responsable de museografía, pidió al arquitecto mexicano de origen alemán, Mathias Goeritz, que colaborara en la decoración de la sala inspirada en arte huichol.
Goeritz presentó cuadros hechos con cuerdas de diferentes espesores y trayectorias contrapuestas.
También, en 1964 el artista Arturo Estrada creó la pintura “Pedimento o Manda”, para decorar la sala “Oaxaca” del Museo. La imagen representa la procesión de un novenario en Juquila, donde los peregrinos ruegan por buenas cosechas, encontrar trabajo y otros favores.
Ese mismo año se creó otro ejemplo de arte que convive con piezas históricas. El mural “La Fauna del Pleistoceno”, del artista plástico Iker Larrauri Prado.
Estas muestra de arte comparten espacio con piezas tan antiguas como “El adolescente huasteco”, una escultura hecha cerca del año mil, considerada la más bella e importante de la cultura huasteca.
La obra se halló en Tamuín, San Luis Potosí, y aunque es propiedad privada, está expuesta de forma permanente en el museo.
“No hay un espacio más democrático para la educación que el museo, por encima del aula, y por encima de la biblioteca, que muchas veces te piden grado. El museo no te pide ni grado ni tu identidad, y tú al museo vienes en tus 45 minutos a servirte de lo que tú quieras y a aprender lo que tú quieras”.
Con Información de El Punto