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Cultura

INAH celebra sus 80 años con obra conmemorativa

México es un país inimaginable sin la labor que el INAH ha desarrollado durante ocho décadas, de esos afanes, los cuales han permitido significar nuestro pasado y proyectar una nación pluricultural, consta el libro conmemorativo Instituto Nacional de Antropología e Historia. 80 años, presentado por su director general, el antropólogo Diego Prieto Hernández, para quien “resulta imposible formular un reconocimiento medianamente justo para las generaciones que han dedicado sus vidas a la institución”.

En el Museo Nacional de Antropología y con la presencia de muchos profesionales que hoy en día dan lo mejor de sí al INAH, pero que no dejan de representar un porcentaje menor de quienes trabajan por y para el Instituto en cada estado del país, el titular del INAH recorrió una historia cuyas raíces se remontan al siglo XIX, con el despertar de la conciencia criolla y la instauración del Museo Nacional Mexicano, en 1825; al nacionalismo del siglo XX, en cuyo marco se creó la institución, para arribar a un nuevo milenio en el que la nación aún lucha por asumirse diversa en sus identidades.

En 1939, en pleno gobierno cardenista, “en el INAH se materializó el compromiso del Estado mexicano para la preservación de ciertos bienes que, desde el siglo XVIII, fueron considerados plataforma tangible para rescatar la memoria prehispánica como elemento esencial de la identidad nacional, construir una idea de nación y convertirla en bastión de soberanía frente a la metrópoli colonial”, indicó.

“Sin embargo, esta loa al pasado indígena, fue eclipsando el reconocimiento a sus herederos del presente y, por tanto, condenándolos a la marginación. En aras de proyectos integracionistas, se intentó homologar a los mexicanos bajo el epíteto de la ‘raza de bronce’, concepción que fue duramente criticada y puesta a juicio en las últimas décadas del siglo XX en el embate del neoliberalismo, con alzamientos sociales y armados como el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

“A partir de entonces —continuó el antropólogo—, más que coadyuvar a la construcción de ‘la’ identidad de la nación, el INAH se ha enfocado a documentar, esclarecer y ponderar sus múltiples identidades, acreditando la diversidad de las culturas, las lenguas, las historias y los universos simbólicos de ese mosaico heterogéneo que es México. Ello vino a cambiar el papel y la relación de la institución con el Estado, la sociedad y los muchos ‘Méxicos’ que somos”.

Con la presencia de exdirectores del INAH, entre ellos, María Teresa Franco, Luciano Cedillo y Alfonso de María y Campos, Prieto Hernández hizo hincapié en que el INAH nació como dependencia de la Secretaría de Educación Pública y así continuó hasta 1988, cuando fue integrado al entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, entidad desconcentrada de la SEP que encabezó las instituciones y las políticas culturales hasta que, a finales de 2015, una vez creada la Secretaría de Cultura, quedó dentro de este sector, lo que implica nuevos retos.

En su texto, El futuro de nuestra memoria, incluido en la publicación conmemorativa, el antropólogo reitera que esta celebración para los estudiosos de la antropología y la historia representa algo más que una efeméride, pues implica el reconocimiento del enorme legado intelectual producido en este tiempo. “Ocho décadas de trabajo sistemático, de pensamiento crítico, de discusión fraternal, de trabajo colectivo y de esfuerzo institucional que mucho ha aportado y habrá de aportar a México en las siguientes décadas”.

Esta presentación editorial, en la cual también se recordó la figura entrañable del tlamatini Miguel León-Portilla, cerró con broche de oro la XXX Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), la cual convocó a 45 mil personas. Al respecto, la dos veces directora general del INAH, la historiadora María Teresa Franco, expresó que esta recepción hacia los temas que son razón de ser del Instituto, demuestran el interés colectivo “para releer lo que hemos sido como país.

“El INAH tiene presencia en todo el territorio nacional, el cual abreva no solo de esos saberes que vienen del pasado, sino de la sociedad viva que genera todos los días una renovación de la mirada académica. La institución está expuesta sistemáticamente al diálogo, pero también a la confrontación, con el conjunto de procesos de desarrollo del país. Eso es un hecho”, apuntó.

Instituto Nacional de Antropología e Historia. 80 años abre con una introducción de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, para dar paso a un recorrido —a través de 15 artículos de la pluma de igual número de reconocidos investigadores— sobre los procesos de desarrollo de las especialidades que abarca la institución.

Como una gran familia, en esta obra se integran los aportes de cuatro generaciones de expertos, entre restauradores, historiadores, arquitectos, museógrafos, arqueólogos, profesores, antropólogos, custodios, bibliotecarios, abogados, fotógrafos, editores y técnicos de diversas áreas, “que han entretejido vidas y entrelazado historias con pares de otras instituciones nacionales y extranjeras”, dijo en su intervención la secretaria técnica del INAH, Aída Castilleja.

César Moheno, quien también se desempeñó como secretario técnico del INAH, estimó que —no obstante, a sus 448 páginas—, este volumen es en realidad una apretadísima narración del genio y la grandeza la institución. Un libro que valdría la pena, sugirió, entregar a los diputados que constituyen las comisiones de Presupuesto y de Cultura del órgano legislativo, “para que tengan claridad y conciencia sobre la acción profesional del INAH, en el tiempo y en el espacio de México”.

Acto seguido, el historiador enlistó una serie de 80 palabras que califican al organismo federal, entre ellas: tenacidad, persistencia, reto, comprometido, crítico, eficiente, símbolo, referente, legal, memoria, razón, plural, creación, diversidad… todos ellos, valores que encarnan el amor por México de todos quienes trabajan en él, desde los científicos hasta sus custodios.

El maestro Manuel Gándara, y el arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava, destacaron que el INAH administra 162 museos que integran la red más importante de México, así como 194 zonas arqueológicas abiertas al público, además cuatro escuelas: Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de Antropología e Historia de Norte de México (EAHNM), de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), y de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), esta última en convenio con el Gobierno de Jalisco, de las cuales han egresado profesionales que, a su vez, formaron otras instituciones educativas de estas ramas.

La antropóloga Alicia Barabas señaló que con proyectos de largo aliento como el de Etnografía de las Regiones Indígenas en el Nuevo Milenio, único en América Latina, el INAH ha dado a conocer los rostros actuales de la pluriculturalidad indígena de México que, “pese al reconocimiento de sus derechos, es aún una pluralidad desigual, lo que constituye un reto para la transformación de ideologías y prácticas en el futuro”.

Finalmente, el director del Museo Nacional de Antropología, Antonio Saborit, detalló que la creación del INAH, hace 80 años, supuso un acto de gobierno osado que causó polémica, incluso con las autoridades del propio Museo Nacional, ese mismo riesgo y aventura debe ser la apuesta de su porvenir que, sin duda, todos los mexicanos desean infinito.

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