Si todo marcha como está previsto, este 2019 podría ser el año en que, por primera vez, la Humanidad consiga ver con sus propios ojos un agujero negro. La hazaña será posible gracias a un gigantesco «telescopio virtual» llamado Event Horizon Telescope (EHT), que ya ha realizado con éxito observaciones preliminares de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo que duerme en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Nueve radiotelescopios repartidos por todo el mundo y funcionando al unísono se combinan para formar el EHT, un telescopio virtual de tamaño planetario que, ya en Abril de 2017, dió sus primeros pasos al observar tanto Sagitario A* como el aún mucho mayor agujero negro supermasivo que hay en el centro de M87, una enorme galaxia cercana.
Sin embargo, los que esperen que la histórica fotografía muestre una especie de esfera oscura se llevarán un buen chasco. Porque lo que realmente aparecerá en la imagen será una especie de «plátano luminoso». Y esto será así porque, a medida que el agujero negro gira, va arrastrando la luz de su alrededor, lo que hará que en la foto aparezca una suerte de media luna muy brillante en el lado del agujero que gira hacia nosotros, superpuesta a la oscura sombra que marca el horizonte de sucesos, el «borde» del agujero negro en sí.
Según ha asegurado Heino Falcke, miembro de la colaboración EHT, a la revista New Scientist, las imágenes serán las primeras nunca conseguidas de un horizonte de sucesos, y la primera prueba directa de que ese horizonte, la línea a partir de la cual nada puede volver a escapar del agujero, existe realmente. «Tenemos pistas de datos de ondas gravitacionales -explica Falcke- pero se trata de evidencias indirectas. Ver es creer».
Las observaciones del EHT también podrían ayudar a resolver uno de los mayores misterios de la física moderna: el hecho de que la gravedad, que actúa principalmente en escalas muy grandes, no parece encajar bien con la mecánica cuántica, que actúa en las escalas pequeñas.
«Al ver este horizonte de eventos -asegura Falcke- ese problema abstracto se convertirá en un problema físico y real en el universo real».