La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, relanzaron hoy el eje franco-alemán con la firma del Tratado de Aquisgrán, complementario al del Elíseo, suscrito en 1963.
“Con el Tratado de Aquisgrán renovamos el fundamento de la cooperación entre nuestros dos países”, declaró Merkel durante la ceremonia en esa ciudad del oeste de Alemania.
La canciller alemana resaltó después que, en vista de un pasado de guerras entre Francia y Alemania, la relación actual es algo que no puede darse por sobreentendido y que ha sido el fruto de un trabajo que comenzó tras la II Guerra Mundial.
El nuevo tratado, según la canciller, responde a la necesidad de hacer frente a los tiempos actuales, marcados por la amenaza de los populismos y los nacionalismos y por lo que representa el Brexit para la Unión Europea.
“Por primera vez un Estado miembro va a dejar la UE”, dijo Merkel.
Macron, por su parte, calificó el tratado de “indispensable” y afirmó que con él Alemania y Francia “abren un nuevo capítulo”.
“Damos un nuevo paso a partir del fundamento de la reconciliación”, agregó.
Además, el presidente francés se refirió a la salida del Reino Unido de la UE como el “Brexit doloroso” y recordó los “grandes cambios” que afrontan los europeos en el ámbito internacional.
Entre ellos citó el cambio climático, el terrorismo o el desafío de la inmigración.
“En este mundo, Alemania y Francia deben asumir su responsabilidad y mostrar el camino”, dijo Macron, quien agregó que ambos Estados deben mostrar “cómo las naciones adultas viven en paz”.
“La amenaza hoy no viene de los vecinos, sino del exterior de Europa y del interior de nuestra sociedad”, continuó el presidente francés.
Y alertó del reto que supone “responder al enfado” de los ciudadanos europeos, para lo cual llamó a “una nueva solidaridad” para poder asumir “esa responsabilidad ante Europa”.
“Nuestros ciudadanos piden una respuesta cada vez más fuerte”, señaló Macron.
Tanto Merkel como Macron resaltaron también el “carácter simbólico” de Aquisgrán, la vieja capital del imperio carolingio que refleja tanto las similitudes de la historia de los dos países como los distintos caminos que han seguido.
Tras la ceremonia de la firma del tratado, Merkel y Macron participaron en un diálogo con ciudadanos alemanes y franceses que formularon preguntas sobre temas que fueron desde la política de defensa común hasta la mejora de las conexiones ferroviarias entre los dos países.
Finalmente, se llegó al tema de la búsqueda de la convergencia económica y las diferencias entre los dos países en el tema de la austeridad.
“A Francia se le ha reprochado un exceso de gasto y un escaso esfuerzo por estabilizar los presupuestos. A Alemania un exceso de celo en la estabilización de los presupuestos y no haber hecho suficientes inversiones”, dijo Macron.
“Tenemos que buscar un camino que sea satisfactorio para los dos”, añadió.
Merkel, por su parte, recordó que Alemania está marcada por su propio idioma, en el que la palabra “Schuld” significa tanto “deuda” como “culpa”, mientras que en francés hay dos palabras distintas para los dos conceptos.
A la ceremonia asistieron el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; el del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de Rumanía, Klaus Johannis, país que ejerce la presidencia de turno comunitaria.
MOTOR EUROPEO
El acto se considera de gran relevancia para el motor franco-alemán y para el conjunto del bloque europeo, por coincidir con el momento de incertidumbre respecto al “brexit” y ante las elecciones europeas del próximo mayo, cruciales para la UE.
El nuevo tratado se centra en apartados tales como la seguridad, la cooperación económica, la investigación o tecnología e incluirá asimismo cuestiones de política exterior, educación, cultura, cambio climático y medio ambiente y sociedad civil.
Ambos países apoyan en el Tratado una “política exterior y de seguridad común eficaz y fuerte”, la profundización de la unión económica y monetaria de la UE y promover la “convergencia económica, fiscal y social”.
Además, están de acuerdo en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y París apoya que Alemania pase a formar parte de ese organismo como miembro permanente.
Por último, en el Tratado se propone eliminar los obstáculos y fomentar la cooperación en las regiones fronterizas de los dos países y aplicar en ellas proyectos que “faciliten la vida cotidiana” de sus habitantes.
Con información de Excélsior.