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Vemos signos de restauración: Javier Corral

Javier Corral (1966) admite: “Es el ambiente quizás más difícil para generar un análisis crítico, pero quienes estamos participando en esta iniciativa tenemos una convicción que hay que hacerlo desde ahora porque el rumbo del País puede encontrar un escenario más delicado; empezar a señalar desde ahora lo que nos parece debe corregirse, reencauzarse o rectificarse”.

Vocero de un grupo diverso que ha sostenido algunas reuniones de intercambio de ideas sobre el arranque del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Corral habla con calma, muy diferente al político crispado y de encendido debate.

“Vemos signos de fortalecimiento de restauración autoritaria como la que realizó Enrique Peña Nieto en el País, contrario a la enorme esperanza que se generó en las elecciones de 2018, donde la mayor preocupación era la continuidad de esa restauración autoritaria y por lo tanto el inicio de un cambio político en el País que eliminara todos esos signos”, expresa.

En el arranque de esta iniciativa, a Corral le acompaña su colega el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, uno de los que más duramente se ha confrontado con el Presidente, aunque recientemente hicieron las paces.

También los empresarios Fernando Turner, José Luis Barraza y Gustavo de Hoyos; los escritores Juan Villoro, Héctor Aguilar Camín o Roger Bartra; las políticas Martha Tagle, Cecilia Soto y Minerva Hernández; Salomón Chertorivski, Fernando Elizondo, el senador Emilio Álvarez Icaza, y el ex presidente del PRD, Agustín Basave. Una treintena de personajes de distinta actividad, signo e incluso militancia.

¿Cuáles signos observan de restauración autoritaria?

Fundamentalmente, el pacto de impunidad con el Gobierno anterior. Tiene que ver con este ir y venir en el tema de la corrupción en donde se puede regresar hasta Salinas pero siempre se brinca a Peña Nieto a quien no se toca ni con el pétalo de una rosa.

Ahí encontramos una enorme contradicción donde todas las denuncias, todas las declaraciones sobre la corrupción en el País se brincan al sexenio más corrupto y corruptor de los últimos 50 años en la vida del País.

Nos preocupa que toda esta acción que se pretenda construir pase por un punto final o un acuerdo de impunidad de esa magnitud. Se pierde no sólo la fuerza moral y política para combatir la corrupción de cualquier época; también se pierde el sustento jurídico y político para poder castigar efectivamente la corrupción y llevar no sólo a los tribunales y a quienes asaltaron al País, sino para recuperar el dinero de lo robado.

Preocupa la militarización de México. No sólo por el tema de Guardia Nacional, sino por el papel tan relevante que el nuevo Gobierno le ha concedido a las Fuerzas Armadas.

Y la mayor preocupación que tenemos es la falta de contrapesos y equilibrios a un Presidente que concentra tal cantidad de poder formal y constitucional y también popular en el País, que no tiene frente a sí un sistema de equilibrios y contrapesos fuerte.

Pero, fueron los votos los que dieron una mayoría en Congreso y al Presidente. Ese poder se lo dio la democracia

Así es. El cambio lo dictó una clara mayoría a favor del Presidente, pero no para conducirse en contra del avance democrático del País o de la institucionalidad democrática de México.

Me preguntaría seriamente si hoy muchas de las decisiones que se han tomado en torno del presupuesto público o de las organizaciones de la sociedad o de los órganos autónomos o del manejo del presupuesto, si hubieran sido anunciadas en la campaña hubiera habido ese respaldo. El 1 de julio fue el gran plebiscito popular en contra de la corrupción y la impunidad y así como contra el desprecio o indolencia de la política mexicana sobre la desigualdad y la exclusión. No necesariamente están siendo atendidas las dos primeras.

Es muy delicado el embate sobre órganos autónomos como si éstos fueran la creación de los Presidentes corruptos o del abuso del poder presidencial. La mayoría de esos órganos autónomos son fruto de una lucha de la sociedad civil por contrapesar el poder, por limitar el poder presidencial.

El Presidente creció en su popularidad. Las medidas aplicadas parece que han convencido a la población

El hecho de que el Presidente tenga una alta popularidad y de que su narrativa diaria encuentre eco en la sociedad no creo que descalifique lo que expertos, especialistas, actores relevantes en la vida económico, política y social del País están señalando.

Recuerdo que Vicente Fox mantuvo todavía en su primer año porcentajes de aprobación del 80 por ciento porque siempre se mantiene una esperanza.

Hay mucho temor y también creo que no han terminado por asumir la propia responsabilidad sobre todo los actores políticos por el desenlace electoral. Esto ha impedido generar una acción más articulada, más inteligente, más constructiva, de acompañamiento, con posiciones propias. Más que reaccionaria o de resistencia e incluso en la que a veces se piensa se defiende el status quo anterior. Debemos empezar a generar esa voz de alerta porque no podemos perder tiempo.

¿Están reviviendo un cadáver? Se parece al Frente que fracasó en las elecciones

Eso estuvo muy concentrado en alianza de partidos. Lo que le faltó al Frente fue experimentar una convergencia más amplia mucho más plural y más de alianza ciudadana que de actores políticos. Precisamente que nosotros querremos formular es un espacio democrático que incida en la agenda democrática del País y que sepa valorar todas esas iniciativas ciudadanas, ese conjunto de voces que no están dentro de los partidos pero que son tan o más importantes que muchos de los proyectos de los partidos. El Frente se limitó a una estrategia electoral de tratar de sumar estructuras y eso fue lo que no funcionó.

¿Quieren descarrilar al Presidente?

Por ningún motivo. Sería absurdo buscar el fracaso del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador o plantearnos descarrilar el proyecto. Más bien, queremos encarrilarlo y encausarlo en este momento de gran oportunidad de transformación para México.

Porque el País es muchos más que 30 millones de votantes por Morena. Es motivo de preocupación este desprecio por la pluralidad del País; hay una descalificación. Prácticamente, se está dividiendo al País entre los que están con AMLO y los que no están con él y la realidad de México, sus necesidades, sus problemas, requiere de muchos mayores matices, de equilibrios; porque son muchos claroscuros; porque hay muchos bajorrelieves; porque la vida no es blanco y negro; porque no es cierto que el País puede dividirse entre fifís y chairos; entre conservadores y liberales, entre buenos y corruptos.

Recuperaría una expresión de Juan Villoro de que el análisis no puede ser traducido como traición. Si algún Gobierno debiera generar oportunidades de crítica por la propia naturaleza ideológica es un Gobierno de izquierda.

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