En su participación en tribuna para conmemorar el 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la abogada y hablante tének, Elda Mizraim Fernández Acosta denunció que su comunidad enfrenta grandes dificultades, como el despojo de su territorio, por terratenientes y el Estado.
Se vive el cáncer capitalista, los empresarios, en complicidad con los gobiernos llegan a las comunidades con un discurso de progreso, desarrollo, mercado y, con toda libertad, se posesionan de los territorios y recursos naturales. “Acechando a nuestra lengua y la forma de nombrar el universo”.
En la región, explicó, existen minas, termoeléctricas, fábricas, ingenios, jugueras y distribución de semillas transgénicas que enferman y dañan a la madre tierra, contaminan el agua, el aire, matan animales y toda la vegetación, sin que autoridades intervengan para contrarrestar la contaminación y los problemas que ocasionan.
En la actualidad, se han abierto brechas para la instalación de un gasoducto, la construcción de la supercarretera Valles Tamazunchale y la amenaza del método de extracción de hidrocarburos fracking en la huasteca potosina, sin una consulta libre a la población indígena, previa e informada sobre este tipo de proyectos.
Fernández Acosta mencionó que el pueblo tének de la huasteca potosina está organizado y lucha por conservar la tierra y los recursos naturales, impedir proyectos o grandes planes de práctica destructiva y criminal que sólo sirven para potenciar el desarrollo económico del imperialismo, incrementar la mano de obra barata y aumentar la miseria de todos los pueblos. “Tenemos más de 500 años resistiendo y el pueblo tének sigue vivo”.
Solicitó la protección del territorio, respeto a la autonomía y libre determinación, y se legisle a favor de la vida. Además, exigió la abrogación de la ley energética y demás ordenamientos que sólo buscan el despojo y privatización de los recursos naturales.
“Porque un proyecto que contamina, que seca los ríos, que acaba con la vida de plantas, bosques, animales e incluso nosotros, no es un proyecto de desarrollo y esto nos da el motivo suficiente para defender con nuestra propia vida, toda práctica criminal que ocasione la destrucción de las tierras, aguas y vida”.
Los pueblos indígenas no están contra el desarrollo, pero se quiere uno que sea visto desde distintas visiones y garantice un planeta sano para el futuro.
Indicó que el tének, es un idioma que tiene una antigüedad de más de tres mil 500 años, su territorio abarca lo que se conoce como la Huasteca que ocupa seis estados y es considerado como una de las culturas madre.
El pueblo tének es vasto en conocimientos tradicionales y se mantiene un vínculo fuerte con la madre tierra y la naturaleza. “Nuestras abuelas y abuelos nos han enseñado el respeto y agradecimiento que se le debe dar a nuestro mám (el protector de la vegetación, de los animales, de los cultivos, de la lluvia) a Mím Tsabál, (nuestra madre tierra), a Dhipák (el alma del maíz). Nos han enseñado a observar todo lo que nos rodea porque la naturaleza nos habla y a pesar del genocidio en la invasión y la colonización actual, se sigue hablando tének”.