Los automovilistas venezolanos volvieron este viernes a sentir la punzada de las sanciones estadounidenses a través de la escasez de gasolina que empieza a golpear la ciudad de Caracas, por segundo día consecutivo.
Filas de cientos de autos se pueden ver por algunas de las principales avenidas de la capital venezolana, esperando para tanquear en las estaciones de bombeo que se están secando rápidamente.
Los que tienen la suerte de recibir gasolina están pagando con bocadillos o cigarrillos, paralizados por una crisis económica que hace que el efectivo sea escaso y erosione su valor hasta el punto de que cuesta menos de un centavo llenar un tanque de gasolina.
La escasez de combustible es ahora común en el interior del país, ya que las sanciones de Estados Unidos han interrumpido las importaciones venezolanas de gasolina estadounidense. La diferencia es que solo recientemente han afectado a la capital.
La estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) no ha podido compensar el déficit, está paralizada por el hundimiento de la producción de crudo que ha cerrado cuatro de sus cinco refinerías en el país. Sus plantas restantes están operando al 14 por ciento de su capacidad, la tasa más baja en al menos dos años.
Enrique, gerente de una estación de servicio en el sureste de Caracas, quien se negó a dar su apellido, dijo que su suministro de combustible se ha reducido a la mitad desde el 9 de mayo. Él solía recibir una entrega de combustible de 37 mil litros de PDVSA todos los días, aseguró. Ahora, los envíos llegan cada dos días.
Venezuela generalmente ha confiado en los envíos estadounidenses de gasolina para mantener a sus conductores en movimiento. También dependía de los suministros estadounidenses de nafta, un compuesto del petróleo necesario para sacar el crudo de Venezuela, y así mantener la producción.
Ambos productos se han agotado desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, intensificó las sanciones contra el país latinoamericano.
Desde entonces, PDVSA ha recurrido a la importación de combustible de Europa, Asia y Medio Oriente. En los últimos meses, ha recibido cargamentos de combustible de India, Emiratos Árabes Unidos y tanques de almacenamiento en Ventspils, Letonia.
Pero el flujo se ha ralentizado a medida que Estados Unidos continúa presionando a las empresas que proveen combustible al régimen del presidente en funciones, Nicolás Maduro.
Con información de El Financiero.