Alejandro Rojas Díaz-Durán está pagando las consecuencias de su anticipada campaña por la dirigencia nacional de Morena.
De origen priista, adscrito a la corriente camachista, y que brincó al PRD con la ola cardenista hasta llegar a Morena bajo la protección del senador Ricardo Monreal, del que es suplente, además cobraba como asesor de la bancada que coordina Martí Batrés, ha sido suspendido tres años en sus derechos como militante e inhabilitado para ser candidato a la dirigencia por la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ).
Su falta fue descalificar en los medios de comunicación a la mujer de nombre inventado vaya usted a saber por qué razones, Yeidckol Polevnsky, quien dejará la dirigencia de Morena hasta octubre o noviembre; todo indica que la elegida para sucederla será Bertha Luján, actual presidenta del Comité Ejecutivo Nacional.
La conducta de Rojas violó el artículo 3º de los documentos básicos de Morena, es una prohibición que hace evocar a los viejos partidos comunistas cerrados a cualquier disidencia, cualquier crítica puede ser considerada una infamia:
“El rechazo a la práctica de la denostación o calumnia pública entre miembros o dirigentes de nuestro partido, práctica que suele ser inducida o auspiciada por nuestros adversarios con el propósito de debilitarnos o desprestigiarnos. Si existe presunción o prueba de faltas graves cometidas por un/a militante o dirigente, quienes pretendan que se investiguen, y en su caso, se sancione, deberán acudir a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia, la que resolverá de acuerdo con los principios y normas de nuestro partido”.
Ni en el viejo PRI eran tan intolerantes con sus disidentes como ahora lo es Morena.
Llama la atención que la señora Polevnsky no fungió como parte actora de este juicio, sino que fue la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia la que asumió el doble papel de juez y demandante, lo que parece una aberración y podría dar pauta a una impugnación exitosa en los tribunales electorales.
Aunque Rojas, en su respuesta pública a la resolución en su contra ya parece más un militante “fifí” de la derecha y se asume como un paladín de la democracia que no lo ha sido:
“Hoy inició la purga del pensamiento democrático en MORENA. Es una mala noticia para México. (…) Es el huevo de la serpiente de un régimen político totalitario, en donde tratarán de incorporar estos mismos criterios que me están aplicando, al Código Penal y a las leyes respectivas en el mediano plazo, para que sea el primer escalón para después se convierta en un delito grave exponer una crítica al partido, al Gobierno y a sus integrantes.
“(…) Esa Nomenclatura de tufo estalinista está enviando un claro mensaje que presagia tiempos de censura, represión y de leyes mordaza. No lo debemos permitir. Más allá de mi posición personal, está en juego la construcción de un nuevo régimen político democrático, tolerante, incluyente, plural, dialogante y respetuoso de las libertades públicas y de los derechos políticos”.
LOS SERRANO Y LOS DINEROS DE MORENA
A nivel local hubo un caso que se presentó ante la CNHJ por el dirigente de Morena, Sergio Serrano Soriano y Enrique Serrano Contreras, secretario de finanzas, en contra del consejero estatal Elí César Eduardo Cervantes Rojas porque declaró a los medios de comunicación sobre la opacidad en el manejo de los recursos y exigirles rendición de cuentas.
Lo que motivó la declaración de Cervantes fue la negativa a una solicitud de información presentada por Ciudadanos Observando sobre el ejercicio de los recursos públicos entregados a Morena.
La resolución con fecha del 27 de abril del 2018 favoreció a Cervantes, fue absuelto porque no hubo ningún agravio a los quejosos pese a que se haya ventilado un asunto interno del partido. Y lo cierto es que Morena en San Luis Potosí hasta la fecha no es ningún modelo de transparencia y rendición de cuentas.
La justicia interna de Morena es veleidosa, está supeditada al ánimo e intereses de Héctor Díaz Polanco que acata las directrices que le marca el Presidente AMLO. Eso explica el tratamiento terso que le han brindado al superdelegado Gabino Morales, cliente frecuente de la CNHJ. (Javier Padrón)